Uriel Dupouy relató cómo el bullying transformó la vida de su hijo de diez años, estudiante en una escuela de Bahía Blanca. A mediados del año pasado, Nahuel sufrió una grave agresión que culminó en una fractura expuesta, requiriendo intervenciones quirúrgicas urgentes. “Ahora está mejor, pero con algunos traumas. Tiene miedo de volver a lastimarse”, confesó su padre. La situación escaló hasta el punto de que Uriel tuvo que denunciar al establecimiento y a la provincia de Buenos Aires por la falta de acción frente a estas agresiones.

El caso de Nahuel comenzó con pequeñas señales: el niño expresó su interés en aprender artes marciales, lo que inicialmente no pareció preocupante para sus padres. Pero poco después, Nahuel narró un incidente en el que un compañero lo defendió de un grupo de agresores. “Me salvó la vida”, le dijo a su padre. Lamentablemente, la respuesta institucional no estuvo a la altura: “La escuela nunca activó el seguro, minimizaron la situación y hasta recibí maltrato por parte de los directivos”, denunció Dupouy, quien también enfrentó dificultades personales ese año debido a una pérdida temporal de visión.

La indignación de Dupouy aumentó tras las declaraciones de Lilia Lemoine, quien sugirió que Victoria Villarruel “merece bullying”. Uriel calificó estas palabras como “tremendamente peligrosas” y una “legitimación del maltrato”. “Cuando un representante político hace este tipo de comentarios, no solo le está haciendo bullying a una persona en particular, sino también a los niños y adultos que ya lo están sufriendo. Además, está alentando a quienes lo ejercen”, afirmó.

En cuanto al manejo institucional del caso de su hijo, Dupouy destacó la falta de acción y transparencia. Nunca logró reunirse con la maestra de Nahuel, pese a sus constantes pedidos, y se le negó una reunión con otros padres para visibilizar el problema. También rechazó la propuesta de cambiar a Nahuel de escuela, argumentando que “la inclusión debe ser un valor central en la educación”.

Dupouy hace un llamado a otros padres para estar atentos a las señales: “Los niños no siempre cuentan directamente lo que está pasando. Hay que observar cambios en su comportamiento y actuar rápidamente”. También subrayó la importancia de realizar denuncias y no naturalizar situaciones de violencia: “El bullying no es un tema menor. Debemos enfrentarlo como sociedad y exigir que las instituciones cumplan con su rol”.

Finalmente, reafirmó su compromiso de transformar esta experiencia personal en una lucha colectiva para erradicar el bullying. “No nos posicionamos como víctimas, sino como agentes de cambio. Es fundamental generar conciencia y acción para que ninguna familia tenga que atravesar lo que nosotros vivimos”, concluyó.

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