ECONOMIA
Caputo inyecta pesos a la economía y ahora apunta a «patear» deuda sin generar turbulencia

El equipo de Toto Caputo ha logrado algo inédito: sea cual sea la respuesta del mercado a sus licitaciones de deuda, siempre festeja. Cuando renueva los vencimientos y se queda con un plus de pesos a su favor, lo presenta como una absorción de dinero excedente. Cuando no llega a «rollear» toda la deuda, afirma que es un síntoma positivo, porque como la economía está recuperándose los bancos necesitan liquidez para financiar a las empresas.
Si se emite un bono dólar linked y no hay demanda, se festeja el hecho de que el mercado no teme a una devaluación. Y si aparecen compradores por $1 billón, se presenta el hecho como una estrategia para evitar que los pesos vayan a presionar al tipo de cambio.
Si la tasa cae, lo festeja como un síntoma de disminución en la percepción de riesgo por parte de los inversores, y si la tasa sube lo interpreta como una señal de alta demanda por deuda local, y por lo tanto un síntoma de estabilidad cambiaria.
Sin embargo, desde el otro lado del mostrador, no todos comparten la misma visión, sobre todo cuando ocurre, como en las últimas licitaciones, que el Tesoro no pueda «rollear» el total de la deuda que vence, lo que implica que haya una inyección de pesos al mercado, que eventualmente podrían presionar los precios o buscar refugio en el dólar. Por eso el mercado está atento para ver si en las nuevas licitaciones -la primera es este miércoles, ante vencimientos de $5,5 billones- se revela un cambio de tendencia.
El «punto Anker» y la inyección de pesos
La primera vez que se expuso esa situación como un hecho positivo fue en septiembre del año pasado, cuando los funcionarios explicaron que se estaba llegando al «punto Anker» en el que la economía se remonetizaba después de haber repudiado al peso hasta hacer que la base monetaria se desplomara a menos de un 5% del PBI.
«Estamos logrando que los bancos vuelvan a trabajar de bancos», afirmaba entonces Toto Caputo. Sin embargo, no siempre se mantuvo esa actitud: cuando hace dos meses empezó a quedar en evidencia el nerviosismo del mercado por la situación cambiaria y se produjo un éxodo desde las letras del Tesoro hacia las coberturas del mercado de futuros del dólar, el ministro no dudó en dar un volantazo: concentró el menú de bonos en letras de vencimiento corto y subió las tasas de interés para que el «rolleo» estuviera cerca del 100%.
Pero claro, ahora ya sin cepo, la renovación se torna naturalmente más complicada. Los analistas interpretaron que, al perder una «demanda cautiva» y al endurecerse las condiciones de liquidez -por el cierre de los pases activos del BCRA-, los bancos empezaron a tener una mayor volatilidad.
Lo cierto es que tras el levantamiento del cepo se logró un «rolleo» de sólo 75,71% de los vencimientos por $6,6 billones. Lo que implica, mirando la parte del vaso vacía, que se inyectaron pesos al mercado $1,6 billón.
Fue allí cuando en el mercado empezaron a expresarse dudas sobre la política monetaria: para empezar, la famosa pregunta retórica –«¿con qué pesos?»– que usaban los funcionarios para desmentir un riesgo de compara masiva de dólares, ya perdía fuerza, dado que se expandía la cantidad de dinero ante cada «rolleo» inferior al 100%.
Y, además, el otro argumento del gobierno -que esa inyección no alteraba la base monetaria amplia, porque no se hacían con emisión sino con parte del superávit fiscal- empezaba también a generar dudas, dado que los depósitos del Tesoro en el BCRA empezaban a adelgazar.
La remonetización polémica
Fue entonces cuando llegó la polémica jugada del Central para darle más pesos a Caputo y sus muchachos.
El BCRA comunicó que había tenido una ganancia de $19,4 billones en el ejercicio 2024, lo que le había permitido poner a disposición del Tesoro $11,7 billones. Ese dinero queda depositado en la cuenta que el Tesoro tiene en el BCRA y sólo pueden tener un uso: cancelar deuda.
Se generaron dos polémicos en torno a esta cuestión: la primera es qué tan real podía ser considerada esa «ganancia» para un Banco Central que, según el propio gobierno, tenía patrimonio negativo -de hecho, ese fue el argumento para solicitar la ayuda del Fondo Monetario Internacional-.
Y el segundo debate apuntó a si, al usar esos pesos para cancelar deuda, se estaba quebrando la regla de congelamiento monetario que el propio gobierno se había fijado. En definitiva, cuando se cancela deuda se inyectan pesos al mercado, y en este caso no tendrán como contrapartida un ingreso de dólares al BCRA.
Esa duda se acrecentó con la última licitación de abril para cancelar $7,5 billones, en la que apenas se convalidó un «rolleo» del 70%. En otras palabras, acaba de inyectarse al mercado liquidez por $2,25 billones.
Para los expertos del mercado financiero, lo que está haciendo el gobierno es fomentar una remonetización de la economía. Si bien la cantidad de dinero ha subido, todavía está muy lejos de sus promedios históricos: las últimas cifras marcan una base monetaria equivalente al 4,2% del PBI y un M2 -es decir, sumando los ahorros en plazo fijo- de 10,5%. Pero es una estrategia no exenta de riesgos, en una economía aún no estabilizada del todo.
Con «rolleo» abajo del 80% hay problemas
Algunos ven la estrategia de «rollear» por debajo del total de los vencimientos como una forma de emitir dinero sin que tenga un efecto inflacionario. Claro que, para ello tendría que concretarse el tema sobre el cual más se especula en este momento: la emisión de un bono que se suscribe con dólares pero es pagadero en pesos.
Si se lograra esa combinación, entonces el gobierno habrá encontrado la ingeniería para aumentar la cantidad de pesos y además acumular reservas en el BCRA sin faltar a su promesa de no comprar dólares dentro de la banda.
Pero mientras se discute sobre ese punto, el calendario marca una fría realidad: sólo en los próximos tres meses hay vencimiento de deuda por $40 billones. Lo cual lleva a la cuestión de si la estrategia de no renovar la deuda puede traer el efecto colateral de mayor presión sobre los precios.
Hablando en números: ¿cuál sería el límite para esa estrategia? Algunos analistas argumentan que el Tesoro debería «rollear» no menos de 80% promedio desde aquí hasta las elecciones legislativas de octubre.
«Es exigente, pero cumplible. Dependerá de la dinámica del mercado en el período pre electoral para ver si eso implica una exigencia mayor sobre las tasas de interés o no», advierte un informe de la gestora de fondos Mega QM, que estima en un 27,5% de los vencimientos la cantidad de pesos actualmente en poder del Tesoro.
¿Tasas para arriba o para abajo?
En el texto del acuerdo con el FMI, se anunció que la preferencia será la extensión de vencimientos, algo que todavía parece lejano, dado que en las últimas licitaciones la demanda de títulos públicos se concentró en los vencimientos de corto plazo, una demostración de la incertidumbre todavía reinante.
«La estrategia de financiamiento seguirá enfocándose en reducir los riesgos de refinanciamiento de la deuda en pesos, extendiendo los vencimientos y reemplazando gradualmente los títulos vinculados a la inflación y al tipo de cambio por instrumentos de tasa fija a medida que avance la desinflación», indica el acuerdo.
De manera que la otra señal a la que estará atento el mercado es a la tendencia de las tasas de interés en pesos. ¿Qué prefiere el gobierno? Por un lado, lo lógico en una economía en sendero de desinflación sería una tasa en baja. Sin embargo, hay fuerzas que la llevan a la suba, entre ellas la mayor demanda de crédito.
Pero, además, hay en este momento un condimento especial. Dentro de su plan para que los dólares se vuelquen a la economía -y que indirectamente terminen reforzando las reservas del BCRA- hay una condición ineludible: la tasa para financiarse en dólares debe ser más conveniente que la de pesos.
De esa forma, se espera que continúe el movimiento alcista en los depósitos bancarios, que quebraron la tendencia a la baja y en dos semanas de abril recuperaron más de u$s1.000 millones, para ubicarse actualmente en torno de u$s31.000 millones.
La sospecha generalizada de que el BCRA intervino para aplastar la curva de futuros del dólar hizo que los inversores volvieran a pensar en la «tasa sintética», que permite simultáneamente hacer una alta tasa en pesos y cubrirse de una eventual devaluación.
La operatoria consiste en vender dólares y colocarse en pesos para aprovechar la tasa de títulos públicos -las Lecap, por ejemplo-, y en simultáneo comprar un contrato de dólar futuro para asegurarse un tipo de cambio. En otras palabras, lo que se gana por comprar el título público es mucho más que lo que cuesta ese «seguro» contra la devaluación.
La estrategia no está exenta de controversia. Si bien se está mostrando efectiva para restar presión sobre el tipo de cambio, no faltan las acusaciones de que es un plan enfocado en el corto plazo y con bajas probabilidades de poder sostenerse tras las elecciones.
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ECONOMIA
Expertos advierten sobre los riesgos que pueden jaquear al plan Caputo

El ministro de Economía Luis Caputo aspira con el plan para fomentar el uso de los dólares guardados bajo el colchón a dinamizar la actividad económica, y estimó que en 2025 se podría crecer más del 6% y mantener ese ritmo en los próximos años, pero los analistas advierten que la apreciación cambiaria y la falta de acumulación de reservas en forma genuina implican riesgos.
La consultora Equilibra destacó que «el nivel de actividad económica alcanzó en febrero el pico previo de fines de 2017, trazando una recuperación en forma de V apuntalada por la recomposición del poder adquisitivo, la notable expansión del crédito bancario al sector privado y la reducción del impuesto inflacionario».
Pero esta trayectoria se frenó en seco durante marzo, cuando la actividad económica se contrajo 1,8% en la comparación mensual desestacionalizada, poniendo fin a una racha de diez meses consecutivos de recuperación por la incertidumbre respecto a la continuidad del régimen cambiario, previa al anuncio de la salida parcial del cepo y el esquema de bandas de flotación, una inflación que ese mes trepó a 3,7%, y los efectos de las inundaciones.
Actividad económica: ¿qué muestran los datos preliminares de abril?
Las primeras proyecciones de las consultoras privadas sobre la marcha de la actividad económica en abril son dispares.
De acuerdo a Orlando Ferreres, la actividad económica registró en abril un repunte en la serie desestacionalizada de 1,3% contra marzo, una suba de 5,6% interanual y en el primer cuatrimestre acumuló un repunte de 6,6%.
Según su relevamiento, 7 de 11 sectores crecieron contra abril del año pasado: Intermediación Financiera (29,8% a/a), Construcción (+7,4% a/a), Comercio (6,7% a/a) y Minas & Canteras (5,6% a/a) fueron los sectores más dinámicos que crecieron por encima de la actividad agregada; mientras que Agricultura & Ganadería (-5,2% a/a) presentó la mayor caída.
A su vez, el indicador adelantado de Eco Go refleja en abril una leve recomposición de la actividad económica en abril de 0,8% contra marzo.
En cambio, el anticipo que elabora la consultora Equilibra marca en abril una caída de 0,8% contra marzo, encadenando dos meses seguidos a la baja, y un alza de 3,5 por ciento interanual.
A su vez, un informe del Grupo SBS sostuvo que «los indicadores que monitoreamos presentan señales mixtas, aunque creemos que podría haber habido un rebote tras la caída de marzo».
«Nuestras series desestacionalizadas apuntaron para abril a subas en la recaudación de débitos y créditos, en la producción y ventas de autos, en despachos de cemento y en el Índice Construya. Además, el índice Líder de la Universidad Di Tella también mostró una suba a la vez que las importaciones devengadas también rebotaron. Por el lado negativo, cedieron la demanda de electricidad, ventas minoristas y producción de acero, siempre según nuestras series desestacionalizadas», explicó.
Pespectivas hacia adelante: los riesgos que pueden jaquear el plan de Luis Caputo
Hacia adelante, en un escenario en el que se prevé que la inflación desacelere y pueda perforar el 2% mensual, las perspectivas de los economistas es un sendero de crecimiento, pero un poco más débil y manteniendo disparidad entre los sectores.
En ese marco, las consultoras proyectan una expansión de la actividad económica un poco menos optimista que Caputo, de entre 4,5%y 5%, aunque afirman que la dinámica dependerá de varios factores, y algunos de ellos conllevan riesgos.
Pamela Morales Jourdan, analista de EconViews, señaló a iProfesional que «la actividad va a seguir floja en los próximos meses«.
«El crecimiento del crédito en pesos y las medidas orientadas a movilizar los ahorros bajo el colchón podrían aportar cierto impulso al consumo», pero «el proceso electoral, el tipo de cambio apreciado y el estancamiento de los salarios reales seguirán limitando el dinamismo«, fundamentó.
La analista sostuvo que «la apreciación perjudica a varios sectores, por lo que esperamos que la recuperación sea lenta, no creemos que sea del 6%, más bien esperamos para este año un incremento del PBI en torno del 4,6%, ayudado en gran parte por un arrastre estadístico del 4,1%».
Por su parte, Milagros Gismondi, economista de Cohen Aliados Financieros, planteó que «dentro de este nuevo esquema que muestra un tipo de cambio contenido, es un riesgo la apreciación cambiaria para la actividad económica, aunque probablemente sea más para fin de este año o principios de 2026″.
«Es un riesgo que todavía falta madurar, fundamentalmente porque aún quedan muchos sectores con algo de recorrido de crecimiento», alegó la economista en una charla virtual.
De todos modos, la especialista alertó que la apreciación cambiaria genera una presión mayor en el balance de servicios, fundamentalmente en turismo, que registra déficit, lo que a su vez impacta en las reservas.
Ese es uno de los riesgos que ve al plan económico en el marco del actual esquema: «Tenemos déficit cambiario de turismo que viene fuerte, y va a seguir siendo un dolor de cabeza y una demanda continua de dólares, y lo que vemos es que probablemente no se puedan acumular reservas via el MULC, y más con un Banco Central que no va a comprar divisas dentro de la banda sino que va a esperar a que llegue al piso».
En sintonía, el analista financiero Christian Buteler consideró que la razón principal que impulsó esta semana la suba del dólar oficial que el jueves se acercó a los $1.200 es que «el tipo de cambio está bajo, y un dólar barato genera mayor incentivo a comprar y menor a vender«.
«Hoy Argentina es más cara que París. Empiezan a crecer las importaciones, perdiste el 85% del superávit comercial del primer cuatrimestre contra igual periodo del año pasado. Salió abril, fue otro mes donde el turismo que sale subió un 30% y el que entra al país bajo un 4. La economía está dando muchas señales de que hay algo que no cierra, y eso es el que el tipo de cambio está barato para los costos actuales», recalcó.
En ese marco, el experto concordó que «la apreciación cambiaria es un riesgo porque ves que se reemplaza producción local por importaciones y eso termina afectando el nivel de empleo y, por lo tanto, el consumo y la recuperación de la actividad«.
El economista Federico Glustein también previno que «la apreciación cambiaría puede ser riesgosa porque pone en jaque en el mediano plazo la estabilidad cambiaría, suma importaciones y atenta contra la producción local y eso en paralelo podría hacer bajar el PBI».
De igual diagnóstico, Equilibra aseveró que «la apreciación cambiaria con reducción de aranceles a las importaciones, más ingreso de productos del extranjero a precios bajos desde países afectados por la guerra comercial (China) es un combo nocivo que condiciona la producción local que compiten con productos importados, y las exportaciones».
Por su parte, Christian Naud, analista de ACM afirmó que «uno de los efectos colaterales del proceso de estabilización llevado a cabo por el Gobierno ha sido la apreciación del tipo de cambio real, que, en combinación con la flexibilización de las restricciones a la importación de bienes finales, podría impactar negativamente sobre algunos sectores industriales».
No obstante, dijo que «esta misma dinámica permite un mayor acceso a bienes de capital importados, lo que, junto a las recientes desregulaciones y una menor carga impositiva, podría tener efectos positivos sobre la productividad y potenciar la actividad en adelante».
Otros riesgos para la actividad y el plan de Luis Caputo
Para Buteler, «el otro riesgo importante al plan económico es un BCRA que no compra reservas. Hubo desembolsos por u$s14.000 millones entre el FMI y otros organismos internacionales, y sin embargo el riesgo país sigue estando a los mismos niveles de principio de año».
«Y eso pasa porque el mercado quiere ver un BCRA que compre reservas en forma genuina para decir que esto no es todo producto de la deuda, que compre el BCRA o el Tesoro, y que la recomposición de reservas no siga dependiendo de agentes externos que te dan un crédito o un REPO, o que busques una operación financiera, sino que Argentina tenga reservas porque compra y se fortalece de forma sana», juzgó.
Y a su vez, bajar el riesgo país es clave para que Argentina vuelva a tener acceso al mercado financiero internacional para refinanciar los vencimientos de la deuda en dólares que son más abultados a partir de 2026.
A su vez, Gismondi advirtió que «el otro riesgo de este esquema es el consumo, porque ya el salario real en marzo mostró una caída, probablemente en abril también, y al sueldo le va a costar un poco más recuperar porque el Gobierno priorizando la desinflación no está homologando paritarias de más del 1% mensual entonces, al salario real le va a costar recuperar».
Equilibra también remarcó que «la incertidumbre cambiaria y la aceleración de la inflación (el IPC Nacional trepó a 3,25% mensual en promedio en marzo-abril) que redujo el poder adquisitivo de los salarios fueron los principales drivers del tropezón de la actividad en el segundo bimestre del año».
«En su afán por reducir el pass through de la corrección cambiaria del dólar oficial, el Ejecutivo no homologó paritarias superiores al 2% mensual en los últimos meses (el caso de bancarios y comercio son un claro ejemplo), por lo que no habría mejoras posibles del salario real hasta que la inflación perfore el 2% mensual», esgrimió.
En ese marco, consideró que «no se visualiza una recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores en el corto plazo y habrá que ver si en los meses previos a las elecciones legislativas el Ejecutivo deja de intervenir las paritarias, en post de apuntalar la recuperación del salario real a costa de algunas décimas más de inflación».
Por su parte, Naud consideró que «en cuanto a los riesgos del plan económico. Creemos que el más inmediato es la incertidumbre política, mucho más con elecciones legislativas a la vuelta de la esquina».
«La continuidad del programa económico dependerá, en buena medida, de la capacidad del oficialismo para consolidar su respaldo parlamentario y sostener la agenda de reformas que lo respalda. En este contexto, la evolución de las expectativas será clave para sostener la dinámica de recuperación en marcha», enfatizó.
¿La tercera será la vencida?
El grupo SBS dijo que hay «riesgos tanto domésticos, como deterioro en cuenta corriente cambiaria por apreciación del Tipo de Cambio Real, como exógenos -subas de tasas internacionales, precios de commodities a la baja, presión sobre monedas emergentes en contexto de guerra comercial global, con impacto sobre cuentas externas y dólar, que pudieran incrementar la volatilidad nominal y la incertidumbre, y deberán también seguirse de cerca dado el potencial impacto adverso».
Por su parte, Equilibra destacó: «No es la primera vez que la economía argentina se encuentra ante la oportunidad de iniciar un ciclo de crecimiento sostenido, pero tanto a principios de 2018 como a mediados de 2022, la economía chocó contra la restricción externa, cayendo nuevamente en terreno recesivo, ¿la tercera será la vencida?».
En ese sentido, la consultora afirmó que «la normalización del mercado cambiario es condición necesaria para apuntalar el crecimiento, ya que con cepo la actividad no pudo superar su techo, pero para que ello suceda, la demanda interna y el contexto internacional tienen que acompañar«.
«Las perspectivas de crecimiento también dependen del contexto internacional: la tensión se redujo respecto del Liberation day, pero el mundo se ha vuelto más complejo. Incluso suponiendo que la guerra comercial no se profundiza, el escenario internacional no es favorable para la Argentina. Es probable que la FED posponga la baja de tasas hasta saber cuál es el impacto sobre la inflación de la suba generalizada de aranceles a las importaciones y la volatilidad financiera persistiría elevada durante el año. La postergación de la baja de la tasa de referencia internacional sumado a una mayor incertidumbre, auguran financiamiento caro y escaso para países emergentes», evaluó.
En este contexto, remarcó que «los precios de las principales commodities de exportación de nuestro país se mantienen (agrícolas) o bajan (energía), y preocupa en particular la caída del precio internacional del crudo, que podría ralentizar el dinamismo de Vaca Muerta».
En Equilibra esperan «que este año el nivel de actividad se recupere del tropezón del cambio del esquema cambiario, pero no treparía mucho más allá del pico alcanzado en febrero, el PBI va a crecer en torno al 5% por el elevado arrastre estadístico positivo del 2024».
«La incógnita sobre el crecimiento genuino se develará el año que viene. Esperemos que finalmente se pueda romper la maldición de los años pares y que en 2026 estemos discutiendo cuando se alcanzará el pico del PIB per cápita de 2011», acotaron.
En sintonía, el grupo SBS dijo que hay «riesgos tanto domésticos, como deterioro en cuenta corriente cambiaria por apreciación del Tipo de Cambio Real, como exógenos -subas de tasas internacionales, precios de commodities a la baja, presión sobre monedas emergentes en contexto de guerra comercial global, con impacto sobre cuentas externas y dólar, que pudieran incrementar la volatilidad nominal y la incertidumbre, y deberán también seguirse de cerca dado el potencial impacto adverso».
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ECONOMIA
Junio, mes clave para inversores: con dólar más volátil, estas son las acciones y bonos que recomienda la City

Comienza junio, tras un mayo en el que el mercado bursátil dejó un saldo positivo y en el que el precio del dólar se mantuvo estable. El Merval tuvo en todo el mes pasado un rendimiento superior a la inflación y al movimiento del billete estadounidense, por lo que resultó una alternativa atractiva y ganadora.
Es que las acciones argentinas tuvieron subas que llegaron hasta alrededor del 30% en todo mayo, tras presentar balances positivos, que estuvieron en línea con las expectativas del mercado.
Por otro lado, en renta fija, muchos flujos migraron a posicionarse en bonos soberanos y Bopreales.
En esta línea, Argentina regresó al mercado internacional de deuda, donde colocó de manera exitosa el bono «Bonte 2030», recaudando unos 1.000 millones de dólares.
«El cierre de mayo deja un escenario donde el mercado apuesta por cierta continuidad macroeconómica: dólar estable, inflación en descenso y tasas positivas en pesos. Sin embargo, se mantiene la cautela«, resume Agustina Savoia, asesora financiera de Cocos Gold, a iProfesional.
Por lo tanto, sostiene que, en el corto plazo, los inversores miran de cerca tres ejes: el resultado de las licitaciones para captar capital extranjero, como el reciente bono para inversores del exterior. El segundo es la sostenibilidad de la disciplina fiscal en la previa electoral; y, finalmente, la evolución del flujo de dólares financieros, que es «clave para consolidar confianza».
En qué se recomienda invertir en junio
Los distintos analistas consultados por iProfesional, consideran que la renta fija tiene buenas oportunidades de inversión en este momento de estabilidad cambiaria y descenso de inflación.
«Para junio, creemos que sigue habiendo oportunidades en una mayor compresión de TIR de los títulos soberanos hard dólar, en la medida que el Gobierno no solo use el mecanismo de colocación de deuda, sino que se decida a comprar reservas dentro de la banda para fortalecer la posición financiera del Estado, tal como está previsto en el acuerdo con el FMI», sostiene Pablo Repetto, jefe de Research en Aurum, a este medio.
Al respecto, considera que la «inflación va a seguir cediendo y, en ese marco, los bonos y Letras en pesos deberían comprimir sus tasas un poco más, por lo que podría haber oportunidades de mejora en el corto plazo».
Desde la opinión de Nicolás Francisco Della Sala, analista de PPi, por el lado de la curva en pesos, ante una expectativa de compresión de riesgo país, espera tasas más bajas en la economía.
«Esto presenta oportunidades por el lado de los instrumentos a tasa fija y los bonos duales, que hoy en día se ubican en un 2,2% a 2,5% de tasa efectiva mensual (TEM)», afirma este experto.
También destaca Della Sala la «oportunidad» de tasa real positiva que presentan los bonos CER, cuyos «preferidos para el tramo corto son el Bono de la República Argentina al 30 de junio de 2026 (TZX26), y estirando duration debemos monitorear cómo quedará la curva luego de la negociación del nuevo Bonte, que acaba de emitir el Gobierno por u$s1.000 millones».
Así, para quienes priorizan cobertura inflacionaria, Savoia coincide que los bonos que ajustan por CER al 2026, u otros instrumentos ajustables por los precios de la economía, «siguen siendo una opción válida ante expectativas de inflación núcleo aún persistente».
Por el lado de Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est, sigue recomendando, dada la estabilidad del tipo de cambio, a las inversiones en bonos atados a la tasa Badlar, como el bono de la Provincia de Buenos Aires a mayo de 2026 (PBY26), ya que «ofrece una tasa anual en pesos cercana al 40%».
En cuanto a los bonos en dólares, Savoia sigue recomendando a los títulos soberanos, como los globales al 2035 (GD35) y al 2041 (GD41), y al papel emitido al 2038 (AE38), ya que «permiten asegurar tasas elevadas y capturar upside ante una potencial compresión del riesgo país».
Al mismo tiempo, sostiene que se pueden sumar a las carteras algunas Obligaciones Negociables (ON), como las de Pampa Energía a diciembre de 2034 (MGCOD), Pan American Energy (PAE) a septiembre de 2029 (PN35D) e IRSA a octubre de 2029 (IRCOD), debido a que ofrecen cupones semestrales en dólares con riesgo corporativo moderado.
Acciones recomendadas para invertir
Por el lado de la renta variable, representado por las acciones líderes de las empresas, también se encuentran alternativas interesantes, sobre todo en el segmento energético, aunque los analistas advierten que este tipo de activos es para inversores expuestos al riesgo.
«Para perfiles más arriesgados, agrega que puede ser un ´buen momento´ para comprar Vista o YPF, en base a los avances en Vaca Muerta», detalla Castro.
Por su parte, Repetto coincide, debido a que continúa privilegiando el segmento energía, donde se queda con YPF, TGS, TGN, Central Puerto y Pampa Energía, que es «donde más vemos valor, dado el modelo que tiene en mente el Gobierno».
Finalmente, Sevoia sostiene que, para perfiles con mayor tolerancia al riesgo, la renta variable «sigue siendo una vía atractiva, sobre todo en acciones del sector energético, como YPF, Vista o Pampa, que continúan con fundamentos sólidos. Y también CEDEARs, como Google (GOOGL) o Nubank (NU), que permiten diversificar con exposición internacional».
En resumen, considera que junio es un mes para mantener una estrategia mixta, aprovechar el rendimiento en pesos en el corto plazo, dolarizar parte del portafolio con instrumentos de renta fija, y mantener una cuota de equity para capturar potencial de valorización.
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ECONOMIA
Trump aumenta del 25% al 50% los aranceles al acero y al aluminio

El presidente Donald Trump anunció que duplicará hasta el 50% los aranceles a la importación de acero. Luegonañadió que la suba también afectará al alumini
31/05/2025 – 10:23hs
El presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció que duplicará hasta el 50% los aranceles a la importación de acero. Luego, en su red, Truth Social, agregó que la suba también afectará al aluminio y que los nuevos impuestos serán efectivos el próximo miércoles 4 de junio.
El presidente hizo ese anuncio al tiempo que está a punto de autorizar la venta de la centenaria empresa al grupo japonés Nippon Steel. «Hoy estamos aquí para celebrar un acuerdo trascendental que garantizará que esta histórica empresa estadounidense siga siendo estadounidense», indicó Trump a los trabajadores de U. S. Steel. Trump afirmó que esos impuestos del 50% sobre el acero importado «asegurarán aún más la industria siderúrgica en Estados Unidos».
El regalo de bienvenida de Trump a Nippon Steel es la suba de aranceles. «Creo que este grupo de personas que acaba de realizar estas inversiones ahora mismo está muy contento, porque eso significa que nadie podrá robarles su industria», indicó Trump. «Está al 25%, pueden sortear esa barrera, pero al 50% ya no podrán hacerlo», aseguró.
Trump impuso aranceles del 25% a la importación de acero y aluminio que entraron en vigor en marzo, de modo que la nueva medida supone duplicarlos. La Comisión Europa lamentó la decisión. «Esta decisión añade más incertidumbre a la economía mundial y aumenta los costos para los consumidores y las empresas a ambos lados del Atlántico», afirma la Comisión, que cree también que «socava los esfuerzos en curso para alcanzar una solución negociada».
También avisa de que «la UE está preparada a imponer contramedidas, incluso en respuesta a la última subida arancelaria estadounidense». Las que tenía previstas las suspendió para «crear un espacio» para el diálogo, pero la Comisión «está finalizando» las consultas sobre la ampliación de las contramedidas. «Si no se alcanza una solución mutuamente aceptable, tanto las medidas existentes como las adicionales de la UE entrarán automáticamente en vigor el 14 de julio, o antes si las circunstancias lo exigen», advierten.
La venta de U. S. Steel. bajo la mira
El sindicato United Steelworkers rechazó de forma sistemática la venta de la emblemática compañía estadounidense al grupo japonés. «Permitir la venta de U.S. Steel a Nippon, una empresa que ha infringido repetidamente las normas comerciales, será un desastre para los trabajadores siderúrgicos estadounidenses, nuestra seguridad nacional y el futuro de la industria manufacturera estadounidense», indicó en un comunicado tras conocerse los planes de Trump de autorizar la operación.
En otro comunicado de esta semana, el sindicato señalaba que el anuncio de Trump dejaba más preguntas que respuestas y desconfiaba de que el grupo siguiera siendo de propiedad estadounidense. «Nippon ha mantenido constantemente que solo invertiría en las instalaciones de U.S. Steel si fuera propietaria absoluta de la empresa. No hemos visto nada en las noticias de los últimos días que sugiera que Nippon haya cambiado de postura», señaló.
El presidente pretende comprar su apoyo con los aranceles. «Va a llegar mucho dinero», le dijo a los trabajadores. Trump aseguró que los trabajadores siderúrgicos de Estados Unidos recibirían pronto una bonificación de 5.000 dólares.
También le dijo a los empleados del metal que 2.200 millones de los 14.000 millones de dólares que Nippon Steel prometió invertir como parte del acuerdo se destinarían a aumentar la producción de acero en la propia planta en la que intervino. Trump afirmó que se emplearían 7.000 millones de dólares en modernizar las acerías, ampliar la extracción de mineral y construir nuevas instalaciones en Indiana, Minnesota, Alabama y Arkansas. «En Washington, estaré vigilando, y va a ser genial», aseguró Trump.
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