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Donald Trump y Kamala Harris se enfrentan en sus planes económicos: las claves de una pelea crucial en el camino a la Casa Blanca

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Donald Trump apuesta a que los estadounidenses esperan un recorte de impuestos de miles de millones de dólares. Y que el crecimiento será tan fantástico que no vale la pena preocuparse por los déficits presupuestarios.

En pocas palabras, espera que la mayoría de los análisis económicos de sus ideas estén totalmente equivocados.

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La vicepresidenta Kamala Harris cree que las grandes empresas y los más ricos deberían pagar más impuestos, y quiere utilizar esos ingresos para impulsar la construcción de 3 millones de viviendas y ofrecer exenciones fiscales a los padres.

Espera poder aplicar el tipo de políticas que el Presidente Joe Biden fue incapaz de garantizar de forma duradera.

Los dos candidatos presidenciales aprovechan la semana previa a su debate para afinar sus mensajes económicos sobre quién puede hacer más por la clase media. Harris tenía previsto hablar de sus planes políticos este miércoles en Portsmouth (New Hampshire), mientras que Trump se dirigirá al Club Económico de Nueva York el jueves.

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Donald Trump promete bajar los impuestos para impulsar el crecimiento de la economía. Foto: AP

La economía fue históricamente un tema dominante en las elecciones presidenciales. En una encuesta realizada en agosto por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs, Trump obtuvo mejores resultados en el ámbito económico, con un 45% de los encuestados que opinaban que él lo gestionaría mejor y un 38% a favor de Harris.

Hay mucho en juego en este enfrentamiento porque el ganador de las elecciones de noviembre podría reescribir gran parte del código tributario federal el próximo año, cuando expiren partes de los recortes de impuestos de Trump de 2017.

Aquí, un pantallazo a las propuestas de los candidatos:

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El apoyo a la clase media

Trump y Harris tienen diferentes formas de intentar ayudar a la clase media.

El ex presidente republicano considera que los recortes fiscales para las empresas y los ricos son esenciales para promover una mayor inversión, y quienes lo han asesorado anteriormente afirman que el crecimiento medio superaría el 3%.

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Eso sí, el crecimiento económico global nunca alcanzó el 3% anual cuando Trump fue presidente. Pero entre 2018 y 2019, el ingreso medio de los hogares saltó en 5.220 dólares a 78.250 dólares ajustados a la inflación, según la Oficina del Censo.

Kamala Harris promete ayudar a familias de clase media a comprar su primera vivienda. Foto: BLOOMBERGKamala Harris promete ayudar a familias de clase media a comprar su primera vivienda. Foto: BLOOMBERG

«Lo que le digo a la gente todo el tiempo: las políticas de Trump fueron diseñadas para elevar los salarios de la clase media, volver a lo doméstico y reindustrializar», dijo Joseph LaVorgna, un economista que trabajó en la Casa Blanca del ex mandatario republicano. «La intención es que suban los salarios».

Por el contrario, Harris quiere mejorar la promesa de la clase media de ser propietario de una vivienda y aliviar los altos costos de la paternidad. También quiere exenciones fiscales para los emprendedores. Es un mensaje destinado a demostrar que Harris puede abordar el problema de los precios cuando la gente aún se está recuperando de una inflación que alcanzó su máximo de cuatro décadas en 2022.

Los compradores de su primera vivienda podrían obtener 25.000 dólares de ayuda para el pago inicial, que se unirían a políticas más amplias para fomentar la construcción de 3 millones de viviendas adicionales en cuatro años. Los nuevos padres podrían obtener una desgravación fiscal de 6.000 dólares y una desgravación por hijos ampliada.

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«Cuando los estadounidenses de clase media y trabajadora tienen la oportunidad de ganar más, de crear una empresa, de comprar una casa, de ascender en la escala económica, se fortalece nuestra economía y nos ayuda a crecer», señaló Brian Nelson, asesor de Harris.

Propinas y seguridad social

Trump ha propuesto no gravar las propinas pagadas a los trabajadores ni los ingresos de la Seguridad Social. Harris abrazó la idea de no gravar las propinas de los trabajadores.

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Como señaló Ernie Tedeschi, del Yale Budget Lab, es improbable que la exclusión de las propinas de los impuestos suponga un gran impulso económico, aunque algunos individuos se sientan mejor. Señaló que sólo el 2,5% de los trabajadores reciben propinas y que muchos no ganan lo suficiente como para tener que pagar impuestos al gobierno federal.

Trump también excluiría de impuestos los pagos a la Seguridad Social, lo que podría costar 1,2 mil millones de dólares en 10 años. El riesgo es que esos impuestos ayudan justamente a financiar la Seguridad Social. Sin esos ingresos, el programa sería incapaz de pagar las prestaciones completas a partir de 2033, o dos años antes de lo previsto actualmente, según un análisis de Brendan Duke, director ejecutivo de política económica del Center for American Progress, un think tank liberal.

Aranceles a productos importados

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Por mucho que Trump hable de recortes fiscales, también querría emprender una subida masiva de impuestos cobrando aranceles más altos a las importaciones para hacer crecer el empleo.

¿A cuánto ascendería el arancel? Nadie lo sabe realmente. Trump propuso un arancel general del 10%, pero en un acto celebrado en agosto en Carolina del Norte sugirió que podría llegar al 20%. Contra los productos chinos, le gustaría un impuesto de entre el 60% y el 100%.

El republicano insiste en que sus aranceles no dispararían la inflación, pero el objetivo del impuesto es encarecer las importaciones para que se fabrique más en el país. La campaña de Harris afirma que la clase media se enfrentaría a una mayor carga fiscal, ya que el arancel del 20% aplicado en términos generales costaría a un hogar típico 4.000 dólares anuales.

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La campaña de Trump no respondió a preguntas sobre cómo funcionarían los aranceles. Si el objetivo es recuperar puestos de trabajo en el extranjero, los aranceles se introducirían presumiblemente con el tiempo para que los empleos manufactureros pudieran volver a EE.UU. Pero si el objetivo es aumentar los ingresos, entonces se aplicarían de inmediato.

Déficit

No está claro que Trump pueda pagar sus ambiciosos recortes fiscales.

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El magnate quiere ampliar las disposiciones que se vencen de su revisión fiscal de 2017. Dejó flotar la idea de recortar la tasa impositiva corporativa del 21% al 15%, además de no gravar las propinas y los ingresos de la Seguridad Social. El precio estimado se acerca a los 6 mil millones de dólares, pero podría ser mayor. Y la Oficina Presupuestaria del Congreso ya calcula un déficit de 22 mil millones de dólares en la próxima década sin que se prorrogue la revisión fiscal.

No parece que el crecimiento cubra el precio. El Comité para un Presupuesto Federal Responsable estudió los análisis económicos y descubrió que la prórroga de los recortes fiscales de Trump no tendría prácticamente ningún impacto en el crecimiento general en 10 años debido a la deuda adicional.

La economía, tema clave en la campaña para las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Foto: AP La economía, tema clave en la campaña para las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Foto: AP

«La agenda general no parece ser tan favorable al crecimiento», dijo Marc Goldwein, vicepresidente ejecutivo y director de política del Comité para un Presupuesto Federal Responsable.

Harris, cautelosa

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Según la campaña de Harris, todos sus planes de gasto estarían financiados. Funcionarios de su campaña sugirieron que sus fuentes de ingresos reflejarían en gran medida la propuesta presupuestaria de Biden para 2025.

Sin embargo, el Modelo Presupuestario Penn Wharton calcula que sus políticas supondrían un gasto adicional de 2,3 mil millones de dólares. Prevé que su plan de aumentar el tipo del impuesto de sociedades al 28% generaría 1,1 mil millones de dólares en ingresos fiscales.

Pero el grupo no incluyó otras propuestas, como gravar las ganancias no realizadas de las personas con un patrimonio igual o superior a 100 millones de dólares, ya que no hay detalles suficientes para obtener una cifra exacta. Tampoco incluyó otros aumentos de ingresos.

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El Modelo Presupuestario Penn Wharton sugiere que los planes de Harris perjudicarían más al crecimiento que los de Trump hasta 2034, aunque excluyó sus aranceles propuestos del análisis.

La verdadera diferencia del plan es cómo cambiaría la presión fiscal a partir de 2026.

Con los planes de Trump, el 0,1% de los que más ganan obtendría, después de impuestos, una media de 376.910 dólares más de ingresos. El 20% más pobre obtendría sólo 320 dólares más.

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Las políticas de Harris reducirían los ingresos medios del 0,1% más rico en 167.225 dólares. Pero el 20% más pobre obtendría 2.355 dólares más en ingresos y prestaciones.

«Panorama general: tanto Harris como Trump están provocando que la senda de la deuda aumente aún más rápido que el rápido ritmo de la ley actual», sentenció Kent Smetters, director docente del Modelo Presupuestario Penn Wharton.

Fuente: The Associated Press

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Poland calls on US to place nukes within its borders amid Russia threat

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Poland’s President Andrzej Duda has once again called on the U.S. to place nuclear weapons within its borders in a show of deterrence to Russia’s continued aggression just over the border in Ukraine.

A similar request was apparently made to the Biden administration in 2022, which was never agreed to, but Duda has not given up on the idea. This time he addressed his appeal to the Trump administration during an interview with the Financial Times that was published Thursday.

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«Russia did not even hesitate when they were relocating their nuclear weapons into Belarus,» Duda told the Financial Times in reference to actions Russia took beginning in 2023, a year after it invaded Ukraine. «They didn’t ask anyone’s permission.»

The White House did not immediately respond to Fox News Digital’s questions about where President Donald Trump stands when it comes to this form of deterrence.

POLISH GOVERNMENT PLANS MANDATORY MILITARY TRAINING FOR ADULT MEN

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President Andrzej Duda speaks during the Polish parliament meeting in Warsaw on March 7, 2025. (Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)

The Trump administration this week took steps to try and bring about an end to the war in Ukraine, which has been raging for more than three years following Russian President Vladimir Putin’s invasion. 

While Ukraine has agreed to the U.S.’s initial 30-day ceasefire contingent on Russia’s acceptance of the terms, Moscow has not, and it is unlikely that the Trump administration would take steps to jeopardize those negotiations by agreeing to put U.S. nukes in Poland – which shares a border with Russia and could be viewed as a threat by the Kremlin.

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But Duda’s advisor on international affairs, Wojciech Kolarski, echoed the Polish president’s plea and, in a Thursday interview with Poland’s RMF FM radio, argued that as a NATO member who shares a border with Russia’s Kaliningrad region, as well as Ukraine and Belarus, the steps were important for Warsaw’s security.

An aerial view of a missile strike in Poland

Aerial view taken on Nov. 17, 2022 shows the site where a missile strike killed two men in the eastern Poland village of Przewodow, near the border with war-ravaged Ukraine on Nov. 15, 2022. (Wojtek Radwanski, Damien Simonart/AFP via Getty Images)

NATO NATION POLAND SCRAMBLES AIR DEFENSES AS RUSSIA STRIKES WESTERN UKRAINE

But should the U.S. again refuse Poland’s request, there is another nuclear-armed nation in the NATO alliance that may be willing to assist in «nuclear sharing.»

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Amid mounting concern in the European Union that the U.S. could withdraw forces from the bloc or become an unreliable defense partner in countering Russia, French President Emmanuel Macron opened discussions on a strategy that could help extend its nuclear deterrence to other EU nations.

Trump and Macron

French President Emmanuel Macron meets with President Donald Trump. (Tasos Katopodis/Getty Images)

While the specifics of that strategy remain unclear, including whether France has proposed actually dispersing nuclear arms to other nations, Poland has reportedly been in talks with France about the issue.

Russia has already called France’s strategy to re-evaluate its extension of nuclear deterrence «extremely confrontational.»

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Despite Moscow’s objections, France’s defense concept is far from new as the U.S. deterrence umbrella during the Cold War was intended to ensure NATO allies would be protected under America’s nuclear power in case of a direct threat by another nuclear-armed nation, like Russia, China or North Korea.

While France is the EU’s only nuclear power, it has the third-largest nuclear stockpile when it comes to nuclear-armed nations in NATO, which also includes the U.S. and the U.K. 

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The Associated Press contributed to this report.   


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La propuesta de un alto al fuego entre Rusia y Ucrania plantea un dilema para Putin

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Hace poco, el líder ruso rechazaba la idea de una tregua provisional en Ucrania, pero su deseo de mantener su buena relación con el presidente Trump podría hacerlo reconsiderar.

En enero, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aún rechazaba rotundamente la idea de un alto al fuego temporal en Ucrania.

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Sin embargo, luego de un mes en el que el presidente Donald Trump dio un giro radical a la política exterior estadounidense y las fuerzas rusas avanzaron en un enfrentamiento clave, el Kremlin parece ahora al menos dispuesto a considerar la propuesta de un alto al fuego de 30 días presentada el martes por Ucrania y Estados Unidos.

Dmitri Peskov, portavoz de Putin, declaró a la prensa el miércoles que el Kremlin estaba “estudiando detenidamente” el resultado de las conversaciones del martes entre Estados Unidos y Ucrania y su llamado a hacer un alto al fuego de un mes.

Dijo que esperaba que Estados Unidos informara a Rusia en los próximos días sobre “los detalles de las negociaciones y los entendimientos que se alcanzaron”.

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Planteó la posibilidad de que hubiera otra llamada telefónica entre Putin y Trump, dando a entender que el Kremlin consideraba la propuesta de alto al fuego como solo una parte de una estrategia más amplia de diplomacia.

Imagen facilitada por la oficina presidencial ucraniana de la reunión del martes entre funcionarios ucranianos y estadounidenses en Jeddah, Arabia Saudí. Foto Servicio de Prensa Presidencial de Ucrania, vía Agence France-Presse.

El miércoles por la tarde, Putin trató de mostrar que estaba en control de la situación al vestirse de uniforme militar y celebrar una reunión televisada con sus altos mandos militares encargados de expulsar a Ucrania de la región rusa de Kursk, donde Rusia ha hecho progresos en las últimas semanas.

Ordenó a sus tropas que derrotaran a Ucrania en la región “en el menor tiempo posible”, una medida que, de tener éxito, privaría a Ucrania de un punto clave de influencia en cualquier negociación con Rusia.

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En el último mes, Putin ha experimentado un cambio vertiginoso en su destino geopolítico después de que Trump reorientara la política exterior estadounidense a favor de Rusia, antagonizara con aliados de Estados Unidos y arremetiera contra el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en la Casa Blanca.

Complicación

Sin embargo, la aparición de una propuesta conjunta de alto al fuego de Estados Unidos y Ucrania complica el escenario para Putin.

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La propuesta eleva la tensión entre sus deseos de una victoria de gran alcance en Ucrania y acercarse a Trump.

Mientras Trump dice que quiere poner fin a la guerra lo antes posible, Putin ha señalado que no dejará de luchar hasta obtener concesiones importantes de Occidente y de Kiev, incluyendo la promesa de que Ucrania no entrará en la OTAN y de que la alianza reducirá su presencia en Europa Central y del Este.

El 20 de enero, cuando felicitó a Trump por su toma de posesión, Putin dejó claro que el objetivo de cualquier conversación sobre Ucrania no debía ser “un alto al fuego breve ni algún tipo de respiro”.

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Rusia, dijo, buscaba “una paz a largo plazo basada en el respeto de los intereses legítimos de todos los pueblos, de todas las naciones que viven en esta región”.

Los analistas afirman que la oposición de Putin a un alto al fuego temporal se debió al simple cálculo de que, con las fuerzas rusas ganando terreno en el campo de batalla, detener los combates sin obtener concesiones solo haría que Moscú perdiera su ventaja.

No obstante, la llamada telefónica del 12 de febrero entre Putin y Trump, así como el posterior alineamiento de la Casa Blanca con Rusia en las Naciones Unidas y en otros foros, podrían haber afectado al cálculo de Putin, aumentando su deseo de quedar bien con Trump, según los analistas.

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Esto plantea un delicado balance para el Kremlin.

Ilya Grashchenkov, un analista político en Moscú, dijo que el Kremlin podría estar tentado a aceptar una tregua que fuera “tácticamente desfavorable pero estratégicamente favorable” para “demostrar que es un pacificador”.

Aunque los rusos no estuvieron presentes en las conversaciones del martes en Yeda, Arabia Saudita, el gobierno de Trump ha mantenido su relación con el Kremlin.

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John Ratcliffe, director de la CIA, habló el martes con su homólogo ruso, Serguéi Narishkin, informó el miércoles la agencia rusa de inteligencia exterior.

Steve Witkoff, el enviado de Trump que se reunió con Putin durante varias horas el mes pasado, tiene previsto llegar a Rusia en breve, según dos personas familiarizadas con el asunto que solicitaron el anonimato para hablar de planes internos.

El martes, Trump dijo a los periodistas que pensaba hablar con Putin esta semana, y el miércoles dijo a los periodistas en la Casa Blanca que sus negociadores estaban en camino.

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“Ahora mismo, mientras hablamos, hay gente que está yendo a Rusia”, dijo Trump durante una reunión con el primer ministro de Irlanda.

“Y esperemos que podamos conseguir un alto al fuego de Rusia”.

El miércoles, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, en una señal de la campaña de acercamiento de Moscú al bando de Trump, hizo pública una entrevista de 90 minutos que el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, concedió a tres videoblogueros estadounidenses, entre ellos Andrew Napolitano, quien fue una personalidad de Fox News.

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Lavrov, en inglés, elogió al gobierno de Trump por haber invertido el “alejamiento de los valores cristianos” de los demócratas, y dijo que Rusia estaba preparada para las “relaciones normales” que Estados Unidos ofrecía.

“Desde luego, no es imposible que los rusos lo acepten”, dijo Samuel Charap, analista de Rusia en la Corporación RAND, sobre la oferta de 30 días.

“No porque quieran un alto al fuego incondicional y temporal, sino porque ahora tienen un interés en las relaciones con Washington”.

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Frentes

El cálculo de Putin también podría resultar afectado por los avances realizados por Rusia en los últimos días para sacar a los soldados ucranianos de Kursk, la región fronteriza rusa donde Ucrania ocupó varios cientos de kilómetros cuadrados de territorio en una incursión sorpresa el pasado agosto.

Zelenski había dicho que pensaba utilizar ese territorio como moneda de cambio en futuras conversaciones, pero el Kremlin señaló que se negaría a negociar mientras Ucrania mantuviera el territorio.

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Con la mayor parte de la región de Kursk de nuevo en manos rusas, Putin ya no se arriesga a quedar mal si acepta un alto al fuego que dejaría a Ucrania en control de una zona de territorio ruso, dijo Serguéi Markov, analista político pro-Kremlin en Moscú.

Otro incentivo para aceptar, dijo Markov, era asegurarse de que Rusia “no parezca un maniático de la guerra” ante los ojos de los países no occidentales que han evitado imponer sanciones a Moscú.

Sin embargo, dijo, esperaba que Putin insistiera en establecer condiciones previas, como la interrupción del suministro de armas a Ucrania mientras dure el alto al fuego.

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“Es muy probable que Rusia diga: ‘Sí, pero…’”, dijo Markov en una entrevista telefónica.

El miércoles, los populares blogueros proguerra rusos no mostraron mucho entusiasmo por el alto al fuego.

Algunos expresaron su preocupación de que una tregua pudiera llevar a un acuerdo más grande con Estados Unidos que, en su opinión, traicionaría los objetivos originales de la guerra y terminaría conduciendo a una retirada rusa de Ucrania.

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Un bloguero que se hace llamar Alex Parker Returns argumentó en una publicación del miércoles que un acuerdo de paz permitiría a Ucrania “salir fácilmente y prepararse para el siguiente asalto”.

Ivan Nechepurenko colaboró con reportes.

Anton Troianovski es el jefe del buró en Moscú del Times. Escribe sobre Rusia, Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central.

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c.2025 The New York Times Company

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«No hablemos de eso»: 5 años después, la sombra china del COVID persiste

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Poco a poco, las huellas del confinamiento por coronavirus en Shanghái en 2022 han desaparecido del restaurante de salteados de Fu Aiying.

El olor a huevos podridos, de cuando las autoridades la llevaron a cuarentena sin permitirle refrigerar la compra, desapareció hace tiempo.

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Las cabinas de pruebas, atendidas por trabajadores con trajes de protección, han sido desmanteladas.

Incluso sus vecinos se han mudado del barrio centenario que registró una de las tasas de infección más altas de la ciudad.

Pronto, el propio barrio desaparecerá:

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las autoridades han programado su demolición, alegando que sus casas estrechas habían contribuido a la propagación del virus.

El restaurante de Fu es uno de los pocos negocios que siguen abiertos, entre una hilera de vidrieras oscuras y señales de precaución pegadas en las puertas.

Un hombre con mascarilla sanitaria monta en una calesita de Shanghái (China), este viernes, víspera del día de Navidad. EFE/ Alex Plavevski

Pero las ventanas tapiadas no han contribuido a contener el legado emocional de aquella época:

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un confinamiento agotador de meses que afectó a 26 millones de personas.

Algunos residentes, que se enorgullecían de vivir en la ciudad más rica de China, se encontraron sin poder comprar comida ni medicinas.

Se preguntaban cuándo los llevarían a la fuerza a cuarentena, separados a la fuerza de sus hijos.

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Fu pasó 39 días en un centro de cuarentena masiva, sin tener ni idea de cuándo la dejarían salir.

Tras ser finalmente liberada en la ciudad, aún confinada, tuvo que colarse en su restaurante para comprar arroz y aceite, porque no tenía suficiente comida en casa.

Sentía que una parte de ella se había apagado para siempre.

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«Desde mi tiempo en cuarentena, ya no tengo temperamento. Ya no tengo personalidad», dijo Fu, de 58 años, entre lágrimas.

Metamorfosis

Quizás ningún país fue tan profundamente transformado por la pandemia como China, donde el brote comenzó en la ciudad central de Wuhan hace cinco años.

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Durante los tres años posteriores, más tiempo que en ningún otro lugar, el gobierno chino cerró las fronteras del país.

En el último año, 2022, se declaró una política especialmente severa de «tolerancia cero» para las infecciones, imponiendo confinamientos como el de Shanghái en todo el país.

Las autoridades insistieron en las restricciones incluso cuando el resto del mundo decidió reabrir y convivir con el virus.

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Años después, la sombra de aquella experiencia aún persiste.

En otro barrio de Shanghái, que tuvo la dudosa distinción de haber estado confinados durante más tiempo (91 días), una mujer comentó que la escasez durante ese tiempo la obligó a pagar 11 dólares por un repollo.

Ahora acumula provisiones para al menos una semana.

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Otra mujer, Yan Beibei, consejera universitaria de unos 30 años, planeó comprar una casa en las afueras de Shanghái, con precios más asequibles.

Pero durante el confinamiento, sus vecinos la ayudaron a asegurarse de tener comida.

Ahora quiere estar cerca de personas de confianza, incluso si eso significa retrasar la compra de una vivienda.

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«Hay que descubrir qué lugares son más seguros», dijo.

Antes de la pandemia, el control del Partido Comunista en el poder podía parecer lejano para muchos chinos, o una compensación que merecía la pena por las enormes ganancias económicas del país.

Pero los confinamientos dejaron claro que el partido estaba dispuesto a sacrificar esas ganancias, y la seguridad de la población en general, por los caprichos de un solo hombre: Xi Jinping.

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Solo en 2022, los gobiernos locales gastaron decenas de miles de millones de dólares en pruebas, vacunación, pagos a personal sanitario y otros gastos relacionados, según informes presupuestarios incompletos.

Con dificultades para recuperarse financieramente, algunas localidades han retrasado los pagos a los funcionarios públicos o recortado las prestaciones a los jubilados.

Los hospitales han quebrado.

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La gente común también duda en gastar dinero.

Muchos vieron cómo sus ahorros se reducían a medida que los confinamientos obligaban a empresas y fábricas a cerrar.

Es común ver vidrieras vacías incluso en los principales centros urbanos.

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Fu, la dueña del restaurante, comentó que el negocio estaba a la mitad de lo que había estado antes de la pandemia.

Aun así, Fu no quería detenerse en sus recuerdos.

«Incluso pensar en ello es doloroso», dijo.

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“No hablemos de ello”.

Silencio

El silencio puede ser un mecanismo de defensa para algunos residentes.

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Pero también es cuidadosamente aplicado por el gobierno chino.

Las restricciones en ocasiones provocaron una intensa ira pública, incluyendo las mayores protestas en décadas.

El gobierno se ha esforzado por silenciar cualquier debate sobre su respuesta a la pandemia, y mucho menos los intentos de abordarla.

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Se han cancelado exposiciones de arte sobre los confinamientos.

Incluso hoy, muchos usuarios de redes sociales usan palabras clave como «era de mascarillas» para evitar la censura.

El gobierno tampoco ha reducido mucho la vigilancia ampliada que implementó entonces.

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Ha instado a las ciudades a contratar más trabajadores vecinales encargados de rastrear los movimientos de los residentes durante la pandemia, para fortalecer el monitoreo del sentimiento público.

En la calle Urumqi de Shanghái, donde se produjeron algunas de las mayores protestas, en 2022, un camión de la policía sigue estacionado en una concurrida intersección de boutiques y restaurantes de moda.

Algunos trabajadores de los negocios de la zona se negaron a hablar de la pandemia, alegando la sensibilidad política.

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Pero el silencio no es lo mismo que el olvido.

Muchos chinos se vieron conmocionados por la aparente arbitrariedad de las restricciones, así como por la brusquedad de la decisión del gobierno, en diciembre de 2022, de levantarlas.

El gobierno no había almacenado medicamentos ni advertido a los profesionales médicos antes de hacerlo, y los hospitales se vieron desbordados ante el aumento vertiginoso de las infecciones.

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La madre de Carol Ding, una contadora de 57 años, enfermó durante esa ola.

Ding logró conseguirle a su madre una cama de hospital muy solicitada (otros pacientes dormían en los pasillos o eran rechazados, recordó Ding), pero el hospital no tenía suficientes medicamentos.

«Si se tenía tanto poder para confinar a la gente, se debería tener el poder de preparar medicamentos», dijo Ding.

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Añadió que el tiempo no había aliviado su dolor emocional.

«Creo que tardarán al menos 10 años en desaparecer o en diluirse», dijo.

Secuelas

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Para el observador casual, estas secuelas de la pandemia pueden no ser evidentes de inmediato.

Los turistas vuelven a pasear por el reluciente paseo marítimo Bund de Shanghái.

Las cafeterías hipster y los puestos de dumplings de sopa vuelven a atraer largas filas de clientes.

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El aparente bullicio, sin embargo, enmascara una economía en crisis.

Ante la dificultad de encontrar empleos bien remunerados, cada vez más personas recurren al trabajo por encargo.

Sin embargo, sus ingresos han disminuido a medida que crece la población.

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Y cada vez luchan por menos dinero a medida que la gente reduce sus gastos.

Lu Yongjie, quien regenta una estación de reparto de paquetes en un barrio obrero de Shanghái, comentó que las compañías de envíos antes le pagaban 20 centavos por paquete.

Ahora, esa cantidad ha bajado a unos 14 centavos, comentó.

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Aun así, tuvo que aceptar los precios más bajos:

«Si no lo haces tú, alguien lo hará».

Si existe una cura para la resaca pos-COVID en China, podría residir en lo que impulsó el auge del país antes de la pandemia:

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la tenacidad y la ambición de la gente común, como Marco Ma, un restauranteur de 40 años.

Desde la pandemia, Ma había cerrado cuatro de los seis locales de su restaurante de comida callejera coreana.

Su hijo de cuarto grado, que antes era un alumno estrella, ahora tenía dificultades para prestar atención, lo que Ma atribuyó a la prolongada escolarización online.

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Esperaba que el año siguiente fuera mejor, pero en realidad, el negocio solo empeoró.

Aun así, «creo que 2025 será un punto de inflexión», dijo.

«Uno se aferra a cualquier noticia o lo que sea para animarse.

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¿Qué le vamos a hacer? Hay que seguir viviendo».

c.2025 The New York Times Company

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