Luis Montenegro, el dirigente de derecha moderada nombrado este jueves primer ministro de Portugal, es un diputado curtido, pero sin experiencia gubernamental, percibido como honesto y competente pese a su falta de carisma.

El político, de 51 años, se convirtió en nuevo dirigente portugués tras la victoria de su Alianza Democrática en las elecciones legislativas del 10 de marzo, con una corta mayoría que le obligará a gobernar en minoría.

Abogado de formación, se erigió en jefe de la oposición después de que el Partido Socialista (PS) venciera con mayoría absoluta los anteriores comicios legislativos, de enero de 2022.

De estatura imponente, pelo oscuro, ojos azules y hoyuelos en la barbilla, parecía destinado a desempeñar un papel secundario. Pero la dimisión sorpresa de António Costa, salpicado por un caso de tráfico de influencias, colocó a este abogado de formación en primer plano.

Montenegro dedicó toda su vida a la política. A los 29 años, fue elegido diputado y perfeccionó su retórica hasta convertirse en jefe del grupo parlamentario del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha) durante su último periodo en el poder, entre 2011 y 2015.

Durante este periodo, apoyó la puesta en marcha de un riguroso programa de austeridad fiscal negociado por Portugal con la «troika» UE-BCE-FMI a cambio de un paquete de ayuda financiera, que evitó su quiebra durante la crisis de deuda de la eurozona.

«La vida de la gente no mejoró, pero el país está mejor«, afirmó en defensa de esta impopular política económica. Una frase muy criticada y percibida como poco empática.

Pero en sondeos preelectorales, los votantes lo describieron como un hombre «más honesto» y «más competente» que su oponente, el nuevo líder socialista Pedro Nuno Santos, aunque la mayoría de los comentaristas y editorialistas consideraban que le faltaba carisma.

Montenegro nació en Oporto, la gran ciudad del norte del país, pero creció en la localidad de Espinho, unos 20 km más al sur, donde vive actualmente con su mujer y sus dos hijos.

Seguidor del FC Oporto, trabajó en esa misma localidad costera como salvavidas durante su juventud. En ese periodo, se unió también a las juventudes del PSD, donde empezó su carrera política.

Montenegro se volvió concejal con apenas 24 años, pero fracasó cuando trató de ser elegido alcalde de Espinho en las elecciones municipales de 2005.

Tras dejar el Parlamento en 2018, trató de liderar su partido dos años más tarde. Lo logró en mayo de 2022, respaldado por la corriente interna que aún apoyaba el ex primer ministro Pedro Passos Coelho.

Pero desde entonces, ambos hombres se han distanciado por el desafío que supone el ascenso de la extrema derecha. Montenegro ha rechazado cualquier acuerdo con el partido populista Chega.

«No es no», insistió durante la campaña electoral, una promesa que ha reiterado después de confirmarse su victoria en las urnas.

Sus colaboradores cercanos lo describen como alguien a veces obstinado, al que le gusta tomar decisiones por sí mismo. «El poder se ejerce con cierta discreción y a veces en gran soledad», había dicho en alguna ocasión.

Además de los problemas judiciales que hicieron caer al gobierno socialista saliente, Montenegro también es objeto de una investigación sobre los beneficios fiscales que recibió al construir su lujosa casa en Espinho.

Con información de Levi Fernandes, AFP