POLITICA
Mal día en los mercados: el Merval cae un 4% y el riesgo país se acerca a los 700 puntos
El Merval transita un día a la baja con una caída del 4% mientras que el riesgo país sube cerca de los 700 puntos básicos. Esta dinámica tiene lugar en medio de una caída de Wall Street previo al discurso que dará Jerome Powell, secretario del Tesoro de Estados Unidos en el Gobierno de Donald Trump.
Fuertes caídas en las bolsas tras la imposición de aranceles de Donald Trump
En el ámbito local, los factores que inciden en la caída del Merval y la subida del riesgo país se ligan a la expectativa alrededor de las señales que de el Gobierno de Milei en torno al acuerdo con el FMI, sobre el cual pesaba una discrepancia sobre las opciones que tiene la actual gestión para acumular reservas, algo exigido por el Fondo.
Javier Milei había declarado que el acuerdo con el organismo multilateral de crédito era casi un hecho (“solo le falta el moño”). Sin embargo, existirían diferencias solapadas entre el presidente, el ministro de Economía Luis Caputo y el FMI en torno a la decisión de devaluar o no el peso como condición previa a la liberación del cepo cambiario.
El riesgo país vuelve a superar los 600 puntos y las acciones argentinas caen hasta 4%
Mientras la incertidumbre se estira, los títulos en moneda dura caen hasta 2% de la mano del Bonar 2041, principalmente. El riesgo país, en este marco, se ubica en los 677 puntos básicos.
POLITICA
Guerra de sesiones en el Senado: la oposición busca voltear a Lijo y Mansilla y el oficialismo reflota Ficha Limpia
En medio del embate de la oposición -que buscará el jueves que viene voltear los pliegos de los jueces de la Corte Suprema designados por Javier Milei vía decreto- La Libertad Avanza suma tensión: pidió también una sesión especial para reflotar Ficha Limpia, un tema que el peronismo se niega a aprobar. Ahora la vicepresidenta Victoria Villarruel es la que tiene que convocar y si decide dilatar o unificar los pedidos habrá conflicto.
Los pedidos fueron casi en simultáneo. Lo cierto es que el kirchnerismo ya había avisado que si conseguía dictamen del pliego de Manuel García Mansilla pediría una sesión especial para rechazarlo junto a Ariel Lijo el jueves que viene. Y así lo hicieron.
A su vez, minutos después de que terminó la comisión de Acuerdos en la que se despachó el pliego de Mansilla, cinco libertarios presentaron un pedido de especial para tratar Ficha Limpia y el proyecto de Juliana Di Tullio, de UP, que declara zona de emergencia a Bahía Blanca, un tema que tuvo dictamen de consenso el miércoles. No ponen día y hora. Lo piden para cuando la vicepresidenta lo considere «pertinente».
En Unión por la Patria descuentan que es una movida para complicar la sesión. «Son de manual», aseguran y sostienen que ellos pidieron primero la sesión.
Cerca de Villarruel no confirman qué va a hacer. «Veremos, es demasiado pronto», responden ahora. La semana que viene tendría que definir si convoca primero a Ficha Limpia o la de jueces o si unifica los pedidos.
Lo cierto es que los libertarios buscan la forma de evitarle un nuevo revés al Gobierno y quieren entrampar al peronismo que no quiere, de ninguna manera, dar quórum para debatir Ficha Limpia, el proyecto que denuncian que tiene nombre y apellido y que es para «proscribir» a su líder: Cristina Kirchner.
La solicitud por Ficha Limpia lleva las firmas del jefe de bancada, Ezequiel Atauche, y los senadores Juan Carlos Pagotto, Bruno Olivera Lucero, Ivanna Arrascaeta y Vilma Vedia.
El tema ya tiene media sanción de Diputados y si se aprueba se convertiría en ley. Como es un tema electoral requiere una mayoría especial de 37 votos afirmativos para convertirse en ley, algo que hasta ahora no está garantizado y dependerá de los santacruceños que vienen de mostrarle los dientes a Villarruel cuando hicieron caer la sesión preparatoria por falta de quórum.
El proyecto impide que personas que tengan una condena, confirmada en segunda instancia, por delitos de corrupción puedan ser candidatas.
La fecha de corte para decidir quiénes pueden o no competir finalmente quedó fijada por el calendario electoral: no podrá participar de la elección aquel que reciba la condena confirmatoria antes del plazo establecido en el artículo 25 del Código Electoral Nacional; es decir 180 días antes de la elección general.
El texto aprobado amplió además el rango de afectados: no va a regir solo para quienes quieran ser candidatos, sino también para funcionarios.
POLITICA
Eartha Kitt, la Gatúbela negra que fue perseguida por la CIA y catalogada por el FBI de “ninfómana sádica”
Eartha Kitt se convirtió en la segunda Gatúbela de la revolucionaria serie que, a mediados de los años sesenta, llevó a Batman y Robin a la televisión. Y solo tres capítulos le bastaron para adueñarse para siempre del personaje y para quedar en la memoria de más de una generación.
Cuando se incorporó al programa, en 1968, los protagonistas, Adam West y Burt Ward habían pasado de ser desconocidos a convertirse en las estrellas del momento. El programa, que impuso una estética estrafalaria y colorida, cercana al pop y que retrataba las aventuras del héroe enmascarado con un humor a veces absurdo, era uno de los más vistos. De hecho, era la única ficción que se emitía dos veces a la semana, en horario central.
Sin embargo, antes de comenzar a grabar la tercera temporada, los productores se vieron envueltos en una encrucijada. La sensual y bella Julie Newmar, que había reemplazado a Lee Meriwether en el rol de Gabtúbela en la segunda temporada, se había bajado del proyecto. La actriz estaba filmando la película McKenna’s Gold junto a Gregory Peck, Omar Sharif y Telly Savalas. Desesperados, comenzaron a buscar una actriz que pudiera reemplazarla, pero que, a la vez, pudiera aportarle al personaje un toque único y reconocible.
A esa altura, Eartha Kit era una estrella de la música y del teatro, tanto de texto como de variedades. Su voz sensual y su magnetismo hicieron que los responsables del programa la tuvieran en cuenta y que, finalmente, fuera la elegida. De esta manera, no solo se quedó con uno de los personajes favoritos de los televidentes, sino que se convirtió, junto a Nichelle Nichols, de Viaje a las estrellas, en una de las primeras actrices negras en conseguir un rol importante en una serie de horario central.
Por supuesto que su interpretación fue magistral: le imprimió a Gatúbela un garbo y una gracia que no había tenido hasta entonces y la dotó de una original manera de hablar, arrastrando las erres, como si ronroneara, algo que se convirtió de inmediato en un rasgo festejado y amado por los fans. Pero corrían los años sesenta y la segregación racial estaba lejos de desaparecer.
Entonces comenzaron a alzarse las voces que indicaban que Kitt no podía interpretar el personaje que anteriormente había recaído en una actriz blanca y al que, en los comics, también se mostraba como una mujer caucásica. Muchos otros hicieron notar su desagrado y su indignación al ver el potencial romance interracial entre la villana y el héroe. Y entonces, el primer paso hacia el vacío que dieron los productores fue atenuar la tensión sexual entre Gatúbela y Batman, uno de los tópicos más fuertes y adultos del programa. Pronto se dieron cuenta de que, sin esa tensión, la presencia del personaje perdía importancia y Kitt se despidió del personaje.
“Me encantó interpretar el personaje, pero no creo que haya participado de más de tres episodios. Para mí, realmente se trataba de burlarnos de nosotros mismos. Yo me reía de mí misma porque no creo que nadie en el mundo sea mucho más afortunada que yo. Entonces, disfruté cada momento, porque pude jugar con mi mente y las de otras personas que también disfrutaron del juego. Gatúbela fue para mí una de las mejores cosas que he hecho, porque fue orgánico, no tuve que pensar mientras la interpretaba. No tuve que racionalizar cómo se interpreta a un gato. Simplemente, lo sentí y lo hice. Fue por eso que acepté la propuesta de inmediato”, expresó la artista tiempo después.
Hambre de gloria
Eartha Mae Kitt llegó a este mundo el 17 de enero de 1927. O al menos eso es lo que indica la partida de nacimiento a la que tuvo acceso cuando ya era una adulta. Su madre, Anna Mae Kitt, tenía tan solo 14 años cuando dio a luz y poco y nada supo hasta el día de su muerte de su padre blanco.
“Nací en una plantación de algodón en el sur. Era pobre. Recuerdo cuando no teníamos nada para comer durante lo que parecía una cantidad de tiempo insuperable. En esos momentos dependíamos del bosque y lo que podíamos sacar del suelo, como hierbas malas. Recuerdo una hierba que tenía una especie de cebolla creciendo en su base. Cuando encontrábamos cosas así para comer, estábamos bien”, rememoró la actriz y cantante en una entrevista.
Cuando tenía apenas 5 años, su madre decidió entregarla a una familia, y allí comenzó un derrotero interminable de hogares y maltratos. “Si me entregó es porque no me quería. Entonces, si la persona más importante del mundo no sentía amor por mí, ¿por qué otra persona iba a quererme? Siempre he vivido con ese sentimiento. Seguramente ella habrá tenido sus razones, y creo que hay muchas explicaciones de por qué lo hizo, pero aunque he tratado de explicármelo a mí misma durante todo este tiempo, aún es muy difícil para mí aceptarlo”, explicaba.
A los ocho años, Kitt fue mandada a vivir a Harlem junto a una tía y su vida cambió drásticamente. “Me criaron de manera bastante estricta y, como resultado, hacía lo que me decían que hiciera, no lo que quería hacer. Tenía miedo de expresar mis sentimientos sobre cualquier cosa, porque pensaba que me darían una bofetada o una pequeña palmada en el trasero por no haber sido lo debidamente obediente. Pero cuando mi tía, que era una mujer hermosa, pero no sabía nada sobre cómo cuidar a un niño, me trajo a Nueva York, sentí que había encontrado mi camino”, explicaba.
En plena adolescencia, un profesor la ayudó a entrar en la Escuela de Artes Escénicas de Nueva York, pero tuvo que irse cuando la relación con su tía se volvió más tensa. Pero su destino ya estaba signado: a los 16 años consiguió un lugar en la compañía de danza de Katherine Dunham, con la que viajó por todo el mundo y en la que aprendió a cantar en al menos 10 idiomas.
La primera “Chica material”
En París, llamó la atención de Orson Welles, quien quedó totalmente atónito tanto por su fuerza y su talento como por su carácter indómito. Tanto, que no dudó en convocarla para protagonizar muchas de sus puestas y la apodó “la mujer más emocionante de la Tierra”.
“Fue muy aterrador trabajar con él al comienzo de mi carrera como actriz. Era físicamente enorme y yo era muy, muy pequeña. Era apenas una adolescente. La experiencia no siempre fue lo más emocionante del mundo, pero la verdad es que pude aprender muchísimo”, reconocía la actriz, sin idealizar aquella época.
Mientras brillaba en los escenarios y en la pantalla grande, comenzó a triunfar también como cantante. Mucho antes de que Madonna sacudiera un mercado claramente machista con su desparpajo, Eartha se autodenominó “Chica material”, haciéndose cargo de sus romances con hombres ricos y poderosos de mitad del siglo pasado.
Entre sus temas más exitosos de aquella época se destacan “C’est Si Bon”, “Love For Sale”, “Let’s Do It”, “Je Cherche Un homme” y, sobre todo, “Santa Baby”, la canción navideña que la misma Madonna reversionó en 1987. A mediados de los ochenta, volvería a la escena musical con temas dance, como “Where is my Man”. Pero más allá de su carrera, tan exitosa como ecléctica, Eartha también fue noticia por un hecho que nada tiene que ver con lo artístico.
Una «ninfómana sádica»
El 16 de enero de 1968, Eartha recibió una invitación muy especial de parte del entonces presidente Lyndon B. Johnson y su esposa Lady Bird. “Me invitaron a almorzar en la Casa Blanca junto a otras cincuenta mujeres. La invitación incluía el tema que trataríamos: la delincuencia juvenil en las calles de los Estados Unidos”, relató alguna vez.
Aquel tema le resultaba particularmente movilizante. Durante sus giras, la artista se había reunido con grupos de jóvenes exiliados y posteriormente se convirtió en portavoz de Unicef. “Las damas presentes creían que todo iba a solucionarse si obligaban a los chicos a plantar semillas silvestres a lo largo de la Ruta 66 o planteaban cosas como: ‘Cuando veo a un niño pequeño a punto de tirar una piedra, me acerco y le doy un golpecito en el hombro y le digo que eso está mal’. O que debíamos colocar focos más potentes en las calles para que, si nos van a atacar, podamos ver el rostro de nuestro atacante”, relató mucho tiempo después.
“Yo me tomé el tema muy en serio, porque tengo una fundación que brinda ayuda, cursos y otorga becas a adolescentes desfavorecidos de todo el país. Por eso, cuando llegó mi momento de hablar, levanté mi mano y le dije a la señora Johnson lo que los mismos jóvenes me habían transmitido: el mayor problema era nuestra participación en la guerra de Vietnam”, rememoró. Y agregó: “Esos chicos me decían que si eras un buen tipo, te enviaban a pelear y si eras un mal tipo, o tenías una pequeña mancha en tu prontuario, podías quedarte en casa. Tanto los que vivían en el país como los que habían decidido irse, me decían que amaban a los Estados Unidos, pero no querían involucrarse porque era una guerra deshonrosa e imposible de ganar. También le dije cómo me sentía yo con respecto a esa guerra y que lo que necesitábamos era educación pública y de calidad para todos”.
La reacción, claramente, no fue la que esperaba. “No sé cuánto hablé, pero la habitación de repente se quedó extremadamente silenciosa. La señora que estaba a mi derecha puso su mano en mi muslo y con la cabeza gacha me susurró: ´Gracias por tus palabras. Me gustaría decir lo mismo, pero desafortunadamente la mayoría de nuestros maridos trabajan para el presidente’. Y en dos horas me quedé sin trabajo en los Estados Unidos“.
El mismo primer mandatario estadonunidese pasó por el salón repleto de mujeres y mantuvo una breve y tensa charla con la actriz. Pero las cosas no quedarían allí. Una mujer exitosa, comprometida, empoderada y decidida a alzar su voz siempre fue vista con miedo por los hombres que detentan el poder como si fueran niños.
“Cuando finalmente pude volver, en 1975, tuve acceso a mi expediente. Decía que dos horas después del almuerzo, el presidente Johnson tomó el teléfono y comenzó su raid de llamados para decir que no quería verme en las pantallas ni en los escenarios. También me enteré de que estaba en la lista de investigados por la CIA y el FBI y que me acusaban de ser una ninfómana sádica”, solía contar, y remataba la anécdota con una carcajada.
Ciudadana del mundo
La del gobierno de turno no fue la única persecución de la que fue víctima en aquellos tiempos. A mediados del siglo XX, la lucha por la igualdad racial en los Estados Unidos estaba liderada por dos hombres, Martin Luther King y Malcom X. A pesar de luchar por los mismos derechos, sus formas eran bien distintas: mientras el primero apelaba al diálogo y a métodos de disuasión no violentos para conseguir una convivencia pacífica, el segundo tenía una postura mucho más radical.
La actriz era una ferviente seguidora de King, pero también tenía diálogo con el otro líder. “Con Malcolm X siempre nos peleábamos. Tuvimos tremendas discusiones. De hecho, el domingo antes de que lo mataran, yo estaba junto a mi hija en Londres y traté de convencerlo de que se uniera al movimiento. Creo que él estaba pensando en hacerlo”, contaba.
Pero en aquel tiempo de lucha, tomar partido también podía traer problemas. “Los Panteras Negras me amenazaron muchas veces y llegaron a encerrarme en una casa en Chicago. Me dijeron: ‘Sabemos que estás con King, pero queremos que estés de nuestro lado. Si no lo hacés, cuando vengas a Harlem te atraparemos’. Y lo hicieron: eran cuatro hombres fornidos, me acorralaron contra la pared y, por supuesto, me asusté muchísimo”, recordaba la actriz.
Las continuas giras en su temprana juventud y su exilio la llevaron con el tiempo a ampliar su mundo y aferrarse a causas más universales. “Creo que si te aferrás a tu raza, tu nacionalidad o religión, terminás siendo esclavo de los prejuicios. Soy una hija ilegítima, no tengo ascendencia completamente negra, porque mi padre supuestamente era caucásico, mis abuelos maternos eran indios cherokee y mi madre es mitad negra. Por lo tanto, mi sangre tiene todos esos orígenes. Siempre me he considerado así. Y tener prejuicios contra cualquier otro origen es bastante tonto para mí”, explicaba.
“Incluso, si mis genes fueran totalmente negros, creo que sentiría lo mismo, porque desde que he estado en la posición de viajar mucho y ver las tribulaciones de unas razas contra otras en todo el mundo, no creo que sea algo saludable. Y la religión creo que es bastante culpable de que esto ocurra. Y, claramente los factores económicos. No importa dónde ocurra el acoso de un grupo sobre otro, el dinero siempre está involucrado. Cuando seamos capaces de reconocer que ni el color ni la religión del otro son determinantes y que el otro tiene el mismo derecho a ganar el mismo dinero que vos, creo que la vida de todos va a ser más sana”, reflexionaba.
El mejor regalo
El 26 de noviembre de 1961 a las dos horas y diecinueve minutos de la madrugada, mientras intentaba consolidar su carrera lejos de un Estados Unidos que la había expulsado, su vida cambió para siempre: nació su única hija, Kitt, fruto de su matrimonio con el empresario inmobiliario John William McDonald, con quien estuvo casada desde 1960 hasta 1965.
“Me siento muy unida a mi hija. Realmente, cuando veo a esta niña, y estoy con ella todo el tiempo, siento la importancia de ser un ser humano y de ser mujer. No creo que me haya valorado a mí misma hasta que tuve a esa niña”, contó, emocionada hasta las lágrimas en una entrevista televisiva.
Fiel a su estilo directo, sumó en aquella entrevista: “Desearía que los hombres pudieran conocer la experiencia, la alegría, el dolor, la agonía y luego el momento glorioso en el que te das cuenta de que diste vida y ya no estás sola en este mundo. También creo que un hombre sería menos capaz de crear guerras si realmente tuviera la experiencia de este maravilloso sentimiento de dar vida a otro ser humano. Cuando realmente experimentás el dolor que implica dar a luz, sos capaz de ser más consciente de la importancia de preservar esa vida en lugar de pensar en términos de destruirla. No creo que realmente los hombres puedan comprenderlo. Alguien debería inventar una máquina para que mientras parimos a nuestros niños los hombres puedan experimentar lo que sentimos. Pero, más allá de cuán traumáticos puedan ser los dolores, el placer que sentís después lo compensa todo. No creo exista en el mundo un dolor tan gratificante, porque al final obtenés la mayor recompensa. Es la experiencia más maravillosa. Lo siento por ustedes, los hombres, que no pueden atravesarla. Seguramente, si pudieran hacerlo, apreciarían más a las mujeres”, expresó con su ironía de siempre.
En aquella misma entrevista, la actriz reflexionó sobre su lugar de partida y cómo tomó las falencias y las convirtió en armas para volverse una estrella: “Creo que la confianza en mí misma nació del hambre, de la necesidad de sobrevivir por mi cuenta. Aprendí a usar instintivamente esos instintos animales que tenía cuando era una niña, porque al ser relegada, tenés que confiar en lo que te arrojen para sobrevivir. Así que seguía a los gatos, a los perros, los pájaros y peleaba con ellos para conseguir el trozo de comida que se caía de alguna mesa”.
Esos mismos instintos son los que utilizó para interpretar, por solo tres capítulos, el personaje que quedó en la memoria de varias generaciones. Porque Eartha Kitt quedó en la historia como la primera actriz negra que interpretó a la malvada más amada de los comics; pero fue mucho más que eso: en total, filmó 35 películas, actuó en un número similar de programas televisivos y de puestas en Broadway, París y Londres.
Lejos de arrepentirse de haber alzado su voz, siguió luchando por los derechos de las minorías. En 2006, le diagnosticaro cáncer de colon y dos años después, a los 81, falleció rodeada de su amada hija y su círculo más íntimo en su casa de Connecticut.
POLITICA
San Fernando envía ayuda humanitaria a Bahía Blanca tras las devastadoras inundaciones
La ciudad de Bahía Blanca atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente tras las intensas lluvias que provocaron desbordes de arroyos e inundaciones, dejando al menos 16 víctimas fatales y un número incalculable de damnificados. En este contexto, el Municipio de San Fernando, ubicado en la zona norte del conurbano bonaerense, anunció su decisión de enviar asistencia humanitaria para paliar la difícil situación.
Según informaron fuentes oficiales, el intendente Juan Andreotti ordenó el envío de alimentos no perecederos, agua potable, artículos de limpieza y otros elementos de primera necesidad. La ayuda, valuada en aproximadamente 50 millones de pesos, fue aprobada por unanimidad en el Concejo Deliberante local y será trasladada en los próximos días a través de camiones con destino a la ciudad afectada.
“La catástrofe que sufren los vecinos bahienses nos conmociona y moviliza. En este momento, miles de familias necesitan de toda la ayuda posible”, expresaron desde el Municipio en un comunicado oficial. Además, destacaron el rol de las instituciones locales que han impulsado campañas de donación y alentaron a la comunidad a sumarse a estas iniciativas solidarias.
La situación en Bahía Blanca sigue siendo crítica y requiere del esfuerzo conjunto de organismos gubernamentales, organizaciones sociales y la sociedad civil para enfrentar la emergencia. Mientras tanto, el aporte de municipios como San Fernando marca un gesto de solidaridad en medio del desastre. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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