Jesse Marsch, entrenador del seleccionado de Canadá, el rival de la Argentina en las semifinales de la Copa América el martes que viene en Nueva Jersey, ya comenzó a analizar lo que será ese duelo luego de que el equipo logró la clasificación en la noche del viernes, por penales ante Venezuela.

Tras el empate 1-1 y la posterior definición con mejor puntería que los sudamericanos, el estadounidense de 50 años que dirigió en Austria, Alemania e Inglaterra, donde salvó del descenso al Leeds, fija sus ideas nuevamente en el conjunto dirigido por Lionel Scaloni, al que ya enfrentó en el partido inaugural del torneo, el 20 de junio en Atlanta. Necesita que sus dirigidos tomen nota de aquel 0-2 (goles de Julián Álvarez y Lautaro Martínez) para revertir la historia y dar el golpe ante el campeón vigente. Jesse es quien en la conferencia de prensa reclamó una multa para el equipo argentino por regresar más tarde al campo de juego aquella noche.

“Vamos a enfrentar en semifinales a la mejor selección del mundo y estamos emocionados por eso. Tendremos que jugar ante Argentina el mejor partido que podamos jugar y, aún así, puede que no sea suficiente, pero vamos a ir a buscar el resultado, queremos hacer el partido de nuestras vidas”, anticipó Marsch, todavía con la emoción de la clasificación lograda en el AT&T Stadium de Arlington, Texas.

“Seremos positivos, seremos agresivos. No vamos a echarnos atrás e intentar solamente defender. Vamos a tratar de jugar como queremos jugar y ver si lo podemos mantener”, advirtió. “El partido contra Argentina tendrá que ser el mejor que hayamos jugado y aún así puede que no sea suficiente. Vamos a intentarlo”, insistió. Y reveló cuál será la clave del encuentro: “Tendremos que mantener un mejor control de Lionel Messi. Lo dejamos correr demasiado libre en el primer encuentro”.

“La gente dirá que debemos anotar más goles o lo que sea. Sí, debemos anotar más goles, pero hemos encadenado dos muy buenas actuaciones ante rivales muy buenos”, subrayó Marsch en alusión al 0-0 contra Chile que aseguró el pasaje a cuartos de final y el nuevo empate con éxito en los penales ante Venezuela que le permitió seguir avanzando. “Se puede notar que este equipo va creciendo”, afirmó.

El resumen de Canadá – Venezuela

Estos últimos fueron años paradójicos para el fútbol de Canadá. Un proceso deportivo exitoso lo llevó a disputar el primer Mundial después de 36 años. Qatar 2022 constituyó una experiencia agridulce, pues el equipo tuvo buenas actuaciones, pero la realidad lo pasó por arriba: no superó la etapa de grupos. Sin embargo, marcó a fuego a una nueva generación de jugadores que llevan la bandera rojiblanca con la hoja de arce por las ligas de elite. Pero a la par de este despertar futbolístico, los problemas institucionales y financieros de su federación explotaron y simultáneamente se consumó la salida del inglés John Herdman como director técnico.

Hubo un breve interinato de Mauro Biello, uno de los colaboradores de Herdman, pero la búsqueda de un nuevo conductor se chocaba con una realidad inocultable: no había dinero para pagar el contrato de un técnico de elite. Con la Copa América por delante, en marzo asumió como director general de la Federación un hombre ajeno al universo del fútbol: Kevin Blue llegó desde el golf. Y ese hombre que dedicó su vida a la filantropía deportiva pergeñó un plan para financiar un buen contrato. Primero, apuntó a Marsch; luego, hizo posible lo imposible: que las tres franquicias principales de Canadá, con participación en la MLS, se hicieran cargo. Todos, Blue y los propietarios de Vancouver Whitecaps, Montreal Impact y Toronto FC, coincidieron en que potenciar a la selección dará ganancias para todos.

Jesse Marsch asumió como entrenador de la selección de Canadá el 13 de mayo, con poco más de un mes para preparar una cita tan importante como la Copa América. Y se lo tomó en serio. A tal punto que hizo la gran Bilardo: como todos los futbolistas estaban dispersos por el mundo, viajó a ver a cada uno para conocerlos. “Han sido unos días de locura –le graficaba al diario inglés The Guardian-. “Estoy intentando ver a los jugadores, intentando ir aquí, allá y a todas partes y un montón de cosas logísticas que resolver”.

Verborrágico y muy firme, nunca se guarda lo que piensa. Como cuando quedó resentido por la imposibilidad de dirigir a la selección de su país. Mientras estaba en negociaciones con la UNMNT (la asociación que maneja el fútbol masculino estadounidense), sorpresivamente se bajó de la posibilidad. “No me trataron muy bien en el proceso”, explicó en mayo en un podcast de la CBS. En el pequeño mundo futbolero estadounidense, muchos lo consideraron un traidor no solo por el desplante, sino por cerrar vínculo con una selección rival.

Después de una discreta carrera como futbolista, Marsch fue asistente de Bob Bradley en la selección de Estados Unidos. Y luego pululó por los clubes de Red Bull. Primero, en New York; luego, en el de Salzburgo, donde se formó una reputación (ganó dos ligas y dos copas de Austria), a tal punto que fue convocado para formar parte del cuerpo técnico del Leipzig, a cargo de Ralf Rangnick. Volvió a Salzburgo; volvió a Leipzig como técnico principal… Jesse Marsch ya era un entrenador codiciado.

En febrero de 2022, el director deportivo Víctor Orta lo contrató para una misión difícil: rescatar a Leeds del descenso en la Premier League, tras el despido de Marcelo Bielsa. Y lo logró, aunque la temporada siguiente no fue buena y se terminó yendo en no muy buenos términos.

Marsch es, sobre todo, un hombre de mundo. Visitó 80 países, trabajó en Canadá, Estados Unidos, Austria, Alemania e Inglaterra. Pero vive en la Toscana con su mujer, Kim. Sus tres hijos estudian en el extranjero. Es un hombre al que no lo asustan los grandes desafíos. Y tiene otro por delante, el partido más importante de la historia del seleccionado canadiense. Justo ante Argentina.