POLITICA
De Ganancias a la Boleta Única: los frentes que dejó abiertos el fracaso de las sesiones extraordinarias
El Congreso de la Nación Argentina. (Foto: AFP/ Luis Robayo).Javier Milei dio su discurso de asunción presidencial, de espaldas al Congreso de la Nación. (Foto: Luis Robayo / AFP).Diputados aprobó la Ley Ómnibus en general, pero el proyecto cayó en la votación artículo por artículo (Foto: Télam)Victoria Villarruel, presidenta del Senado. Foto: Télam
El periodo de sesiones extraordinarias que terminó el jueves, sin leyes sancionadas, fue la primera prueba parlamentaria para una gestión con menos del 15% de los diputados y el 10% de los senadores. El fracaso legislativo -aunque el Ejecutivo celebra el éxito haber “expuesto a la casta”- dejó un reguero de proyectos clave que la oposición se prepara para debatir en un Congreso cargado de tensiones desde el 1° de marzo, mientras el Gobierno define con qué avanzará por decreto y con qué por la vía legislativa.
Javier Milei convocó a extraordinarias desde el 26 de diciembre hasta el 31 de enero. Diez días antes de que finalizara el plazo, sin siquiera haber pasado por el recinto de ninguna de las dos cámaras para tratar un proyecto, el Gobierno oficializó una prórroga hasta el 15 de febrero.
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Entre ambas fechas, la Ley Ómnibus, que ya había perdido cientos de artículos y todo su “capítulo fiscal”, naufragó en el recinto de Diputados. Pero no fue lo único que quedó en el camino. También volvió a quedar paralizada la sanción de la Boleta Única Papel, que el oficialismo planeaba convertir en la primera ley de la era Milei. Dato curioso: el Presidente podría haber tenido al menos otra ley sancionada en el Senado, si hubiera extendido el periodo de extraordinarias una semana más.
Ley Ómnibus, Jubilaciones y Ganancias
El paquete de reformas de Milei logró ser aprobado “en general” a principios de febrero, cuando todavía no tenía respaldo asegurado para la votación artículo por artículo. El oficialismo terminó levantando la sesión días más tarde en la votación en particular, con lo cual la iniciativa quedó como si nunca hubiera pasado siquiera por comisión.
Pese a los recortes que sufrió tras semanas de negociación, el megaproyecto aún contemplaba una amplia delegación de facultades -incluidas libertades para reordenar del sector público y la posibilidad de eliminar fideicomisos o fondos fiduciarios-, la habilitación para privatizar una treintena de empresas públicas, una reforma del código penal y del código civil, una reforma ambiental, cultural y educativa, y hasta la posibilidad de tomar deuda externa sin pasar por el control parlamentario.
Este viernes, la Casa Rosada dejó trascender que el Presidente apuesta a reactivar el Congreso tras la apertura las sesiones ordinarias el 1 de marzo y que planea enviar, no ya grandes paquetes de reformas, sino leyes puntuales, tema por tema. Eso, después de definir qué parte de las reformas buscará concretarlas ya sea por decreto o por resoluciones administrativas.
Pero hay materias sobre las que el Ejecutivo, de entrada, no puede avanzar vía decreto: penal, tributaria, electoral. En el Congreso ya esperan que el Gobierno vuelva a discutir por la vía parlamentaria la mayor parte de la Ley Ómnibus, pero también puntos clave el Gobierno retiró antes de llegar al recinto, o parte del mega DNU que Milei firmó en diciembre, todavía no fue discutido en el Congreso y tiene capítulos frenados en la Justicia, como la reforma laboral.
Así, por ejemplo, al retirar todo el “capítulo fiscal” de la Ley Ómnibus, que incluía una suba de retenciones al campo y a la industria, el Gobierno también retiró la eliminación de fórmula de movilidad jubilatoria, que la oposición -especialmente la Coalición Cívica- reclama volver a discutir en marzo y reemplazarla por una fórmula que tenga en cuenta la variación mensual de la inflación, previa compensación a los jubilados por los meses pasados de fuertísima suba de precios.
A fines de enero, cuando se debatía en comisión la Ley Ómnibus y el oficialismo encontraba serias dificultades para negociar con los bloques ligados a gobernadores, el Ejecutivo envió a Diputados el proyecto de “Ley de Impuestos a Ingresos Personales”, una reversión del impuesto a las Ganancias que dejaron de pagar casi todos los asalariados el año pasado, algo que afectó seriamente los recursos que llegan a las provincias vía coparticipación.
El Gobierno intentó utilizar Ganancias como moneda de negociación con los gobernadores para el paquete de reformas. Caída la Ley Ómnibus, el proyecto de Ganancias quedó en la nada.
Mientras el Ejecutivo da algunas señales para empezar a recomponer la relación, los mandatarios provinciales insisten en la necesidad de negociar un nuevo y amplio “pacto fiscal”, incluya o no a Ganancias, pero que contemple alguna recomposición de los recursos coparticipables.
Boleta Única Papel
Apenas comenzado enero, el Senado se movió rápido, con Victoria Villarruel a la cabeza: La Libertad Avanza, el PRO, la UCR, y bloques federales ligados a gobernadores y al peronismo no kirchnerista lograron un dictamen de mayoría para tratar en el recinto el proyecto de Boleta Única Papel que fue aprobado hace ya un año y medio en Diputados.
Pero la senadora Mónica Esther Silva, que responde al gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, elaboró un dictamen con modificaciones, que fue acompañado por el Frente Renovador de Misiones (que gobierna esa provincia) y por Unión por la Patria, que vio una chance para frenar la sanción de la ley.
Si el proyecto de Boleta Única fuera aprobado sin cambios como llegó de Diputados, se convertiría en ley. Si tuviera cambios, debería regresar a Diputados. Hoy, ninguno de los dos grupos de senadores tiene mayoría para imponer su dictamen en el recinto y la situación es, hasta ahora, de virtual empate.
Desde marzo, con el clima caldeado el Gobierno y la oposición dialoguista deberán analizar si existe la posibilidad de juntar una mayoría o, sí, en cambio, aceptarían introducir modificaciones para intentar, pese al riesgo de que vuelva a paralizarse, convertir en ley el proyecto en su regreso a Diputados.
La ley que pudo ser: lavado de activos
Lo cierto es que el Gobierno podría haber tenido primera ley sancionada en el periodo de extraordinarias. Con apoyo de toda la oposición con excepción del kirchnerismo, la semana pasada, las comisiones de Justicia y Asuntos Penales y de Presupuesto y Hacienda del Senado le dieron dictamen al proyecto que modifica el Código Penal respecto de la prevención y represión del Lavado de Activos, que ya tenía media sanción de Diputados.
El Ejecutivo tenía cierto apuro para convertir la norma en ley antes del 3 de marzo, cuando el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) comenzará a realizar su evaluación a la Argentina, y en un intento de mostrar buena voluntad ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El plan del oficialismo -que pidió a la oposición celeridad para acompañar la iniciativa pese a las disidencias parciales, con la promesa de que sería modificada en su reglamentación- era tratarlo en el recinto del Senado el 23 de febrero, en la sesión preparatoria. Pero el Ejecutivo no prorrogó el periodo de extraordinarias, con lo cual no podría tratarse hasta marzo.
La noticia generó, indicaron fuentes parlamentarias, irritación entre senadores de los bloques dialoguistas -e incluso dentro del oficialismo– que, pese a entender que el Gobierno intentó evitar una nueva señal de debilidad al extender las extraordinarias, interpretaron la actitud como un “ninguneo”, y descontaban que el Ejecutivo terminaría avanzando, al menos parcialmente, vía decreto para llegar con los tiempos.
POLITICA
Un groupie en la Corte del rey Donald Trump
“Puede contar con Argentina para llevar a cabo su tarea”, afirmó el presidente argentino, quien además destacó la «formidable victoria electoral» del candidato republicano. ¿Tienen muchas cosas en común Trump y Milei? Posiblemente su puesta en escena disruptiva, su confrontación con la prensa o su desprecio por las instituciones. En términos económicos las distancias son considerables: mientras que el norteamericano apuesta a proteger la economía norteamericana, aún al costo de promover cierta inflación interna, para tratar de recomponer un aparato productivo que viene decayendo considerablemente desde hace décadas, el libertario argento insiste en privilegiar la baja de la inflación, aún al costo de destruir lo que queda de nuestra industria y de nuestro mercado interno.
Mientras que Trump apunta a mejorar los niveles de ingresos de los trabajadores blancos, Milei liquida sin piedad el salario de todos los argentinos, sin importarle su condición étnica. El magnate norteamericano quiere reconstruir la economía norteamericana con los trabajadores de su lado; Milei, en cambio, apunta a convertir a nuestro país en un páramo exportador de materias primas y de energía, generando oportunidades excepcionales para su saqueo por parte de empresarios top, tanto locales como extranjeros.
Sin embargo, y pese a las diferencias, puede afirmarse que ambos resultan complementarios. Uno entregando los insumos que permitan reflotar la industria del otro. De este modo, la recuperación económica norteamericana podría sostenerse, en gran medida, con la enajenación de nuestras riquezas.
Apenas unos años atrás, Milei publicaba en su cuenta de X que “Creer que Trump es liberal es de zurdo burro”. No se equivocaba, ya que el nuevo presidente norteamericano es partidario del estatismo para generar las condiciones para que las empresas norteamericanas se beneficien. El problema consiste en creer que Milei es liberal: sus constantes intervenciones en la economía, la cotización del dólar o su matriz impositiva, que hace caer todo el esfuerzo recaudatorio sobre trabajadores pauperizados, eliminando impuestos sobre los más ricos, define un nivel de estatismo pocas veces igualado en nuestro país. Tanto él como Trump son dos populistas conservadores de derecha, desesperados por el poder, que gobiernan en base al privilegio de los sectores más concentrados.
Para Milei, la victoria de Trump no implica una reafirmación de los valores que dice defender, sino un espaldarazo decisivo para la batalla cultural que ha emprendido. Su triunfo es el de la derecha más conservadora y autoritaria, y así lo dejó en claro al prometer que sería «un dictador desde el día uno» sobre el cierre de la campaña electoral. Que la sociedad norteamericana haya avalado esta promesa nos habla del deterioro que la democracia viene experimentando en todo el mundo.
La oleada reaccionaria que rodea el regreso de Trump a la presidencia de los EE.UU., y que implica un violento avance sobre los derechos de las minorías, de la diversidad y del aborto, encuentra un punto de encuentro con esos mismos objetivos que son el sueño húmedo el Milei. Si tiene éxito en su estrategia de seducción de Trump, Milei podrá salir del aislamiento internacional de su gobierno, y hasta convertirse en su principal aliado en América Latina. No queda tan en claro que, entre las prioridades del nuevo presidente norteamericano ocupe un papel de consideración la pretensión del gobierno argentino de ser beneficiado con una intermediación de Trump para obtener fondos frescos para afrontar sus obligaciones financieras e iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento.
A diferencia de Milei, Trump contará con mayoría en ambas cámaras. También modificará la posición de los EE.UU. en el conflicto ucraniano, lo que dejaría a Milei tecleando en el aire con relación al posicionamiento adoptado hasta ahora.
El saludo de Javier Milei a Donald Trump en X
Pese a todo, Milei y su gobierno eligen creer que la victoria de Trump es “su” victoria. Tal vez la sea en lo referido a sus métodos y a su virulencia discursiva. Resta saber si un “groupie” es una garantía suficiente para el nuevo gobierno norteamericano, o si habrá algún lugar destacado para la Argentina en su sistema de alianzas internacional. Por ahora todo es incertidumbre, aunque Milei se desgañite afirmando que se abre una gran etapa para nuestro país.
.@realDonaldTrump congratulations on your formidable electoral victory.
Now, Make America Great Again. You know that You can count on Argentina to carry out your task.
Success and blessings.
Best regards,
Javier Milei ( @JMilei ) pic.twitter.com/gpOPYlxj7u— Javier Milei (@JMilei) November 6, 2024
A diferencia de Mauricio Macri, Trump no precisó ser desplazado para retomar su agenda mejor y más rápido. Simplemente supo mantener viva la llama de transformaciones que impulsó en el pasado, y que apenas fue derrotada en 2020 por efecto de la pandemia. Ahora está más fuerte y consolidado que nunca, mientras que Mauricio vive mendigando cargos a través de los medios de comunicación. Para el mundo de falacias que rodea a Milei y a su discurso, el triunfo de Trump resulta esperanzador. Pero la realidad marcha por otros carriles. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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