POLITICA
Los enormes riesgos que asoman en Siria tras la alegría por la caída del régimen de Al-Assad
BERLÍN.- Hasta hace apenas unas semanas, los países árabes sunnitas, con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a la cabeza, seguían intentando atraer a su rebaño al presidente sirio, Bashar al-Assad, urgiéndolo a romper con un Irán muy debilitado.
De hecho, ya lo habían invitado a reincorporarse a la Liga Árabe, una asociación de países de habla árabe de la región, de la que fue expulsado hace 12 años por su brutal represión de la oposición en Siria. Y más tarde, en septiembre, casi una década después de romper relaciones diplomáticas con Siria, Arabia Saudita reabrió su embajada en Damasco, señal de confianza de que Al-Assad estaba en el poder para quedarse.
Hasta la Unión Europea había empezado a debatir la posibilidad de negociar con Al-Assad para frenar la inmigración ilegal de sirios a los países que la integran.
Pero Al-Assad dudaba de darle la espalda a Teherán, incluso sabiendo que Irán y el otro puntal de su régimen, Rusia –que hicieron posible su continuidad en el poder– estaban debilitados y sobreexigidos por las guerras en Medio Oriente y Ucrania.
Incluso el sábado pasado los ministros de relaciones exteriores de los Estados Árabes, Turquía, Rusia e Irán se reunieron infructuosamente en Doha, Qatar, para tratar de contener la rebelión contra Al-Assad y evitar el caos que pudiera suscitarse con su salida.
Pocas horas después de esa reunión, sin embargo, el destino de Al-Assad estaba decidido: los rebeldes marcharon sobre Damasco, tumbaron a su gobierno y lo obligaron a huir a Rusia. Y ayer a la mañana los funcionarios sauditas, egipcios, qataríes y de otros países árabes ya estaban reunidos otra vez, pero en este caso para empezar a pensar en las repercusiones de su derrocamiento para Medio Oriente, donde la influencia de Irán se tambalea y crece el poder de Israel y de Turquía.
Ahora, todos compiten por tener injerencia en un país geográficamente crucial y muy fragmentado por los años de guerra civil, pero sin olvidar las lecciones aprendidas en otros intentos fallidos por construir un país a partir del caos, el ejemplo más obvio, Irak. Porque lo que se perdió es muy evidente, no así lo que está por venir.
El enviado especial de la ONU para Siria, Geir O. Pederson, que participó de la reunión en Doha con los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia, Irán y Turquía, dijo en una entrevista que habían acordado tratar de trabajar con los nuevos líderes de Siria para conformar un gobierno provisional que respete a las minorías y logre regenerar un gobierno central de todo el país.
“Nuestra esperanza es que los grupos armados se unan, generen un Estado sirio unificado y no intenten retener el control sobre sus diversos territorios”, dijo Pederson. Eso permitiría que la comunidad internacional se movilice para permitir que los desplazados y los refugiados –casi la mitad de la población de Siria– regresen a su país.
“Pero no quiero ser demasiado optimista”, dijo el funcionario de la ONU. “Es momento de un optimismo cauto, pero también para hacer caso a las advertencias sobre los desafíos que tenemos por delante si no sacamos esto adelante entre todos”.
El riesgo es que los múltiples grupos armados sirios mantengan el control de sus territorios actuales y luchen entre sí por imponerse –como ocurrió en Afganistán–, obturando el surgimiento de una Siria unificada. De ser así, los islamistas más radicalizados podrían sacar ventaja de otro Estado caótico y fallido y amenazar no solo a Israel, sino también a las monarquías sunnitas del Golfo. Tradicionalmente, los Estados sunnitas han tratado de contrarrestar el alcance del Irán chiita (Al-Assad es alauita, una rama del chiismo).
Una de las mayores incertidumbres es la verdadera naturaleza y ambiciones de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una agrupación islamista que en otros tiempos estuvo muy vinculada a Al-Qaeda, y de su líder, Abu Mohammad al-Golani. Al-Golani, de 42 años, rompió públicamente con Estado Islámico y con Al-Qaeda y viene hablando de “inclusión” desde hace tiempo. Pero en las zonas que controla HTS alrededor de la ciudad de Idlib, en el nordeste de Siria, el grupo gobierna con una ideología islamista sunnita conservadora y a veces de línea dura.
Hoy, mientras el grupo de Al-Golani se instalaba en el poder en Damasco, Pedersen dijo: “Siria no puede ser gobernada como Idlib. Ningún grupo armado o comunidad puede tener el monopolio del gobierno”.
Turquía, un actor regional clave que viene apoyando a HTS, tiene sus principales intereses en el norte de Siria, donde creó su propia zona de amortiguación a lo largo de la frontera y lucha contra los kurdos sirios, a quienes considera enemigos del Estado turco. Es dudoso que Turquía esté dispuesta a ceder el control de esa zona, pero de lo que no hay dudas es de que tendrá una influencia relevante sobre cualquier nuevo gobierno sirio.
Los kurdos sirios, por su parte, vienen recibiendo apoyo de Estados Unidos y tienen un pequeño número de tropas propias en el terreno, luchando contra los restos de Estado Islámico. En lo que respecta a los kurdos, entonces, Turquía y Estados Unidos están enfrentados, aunque ambos persiguen el mismo objetivo de estabilidad para la Siria post Al-Assad.
Aprovechando el caos reinante, Turquía anunció hoy que sus fuerzas aliadas habían tomado la ciudad de Manbij de manos de los kurdos sirios respaldados por Estados Unidos.
“La clave es ver cómo maneja Turquía su problema con los kurdos, que son la razón principal por la que en su momento decidió involucrarse en Siria”, apunta Lina Khatib, investigadora de Chatham House. “Si se impone el pragmatismo, Turquía tendrá una influencia importante sobre la política en Siria y podría allanar el camino para que muchos refugiados sirios vuelvan a su casa”.
Turquía hoy alberga a casi cuatro millones de refugiados sirios que huyeron de la brutal represión de Al-Assad, y los costos económicos y sociales de esa hospitalidad se han convertido en cuestiones políticas serias para Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco.
Asli Aydintasbas, experta en Turquía de la Brookings Institution, dice que la caída de Al-Assad representa una victoria para el gobierno turco y una derrota para quienes intentaron normalizar sus relaciones con él.
“Para Turquía, no se trata de la frontera, sino de ganarse a Siria”, dice Aydintasbas. Gracias a sus conexiones con la oposición siria tanto dentro como fuera del país, “Turquía se beneficiará políticamente por sacar a Irán de escena y se beneficiará económicamente con la reconstrucción de Siria”.
En cuanto a Rusia –otro de los apoyos de Al-Assad–, por más que logre mantener sus bases navales y aéreas en Siria, “el Kremlin ha sufrido un enorme revés para su reputación”, dice Hanna Notte, experta en política rusa para la región. Si bien los árabes sunnitas tal vez hayan odiado a Rusia por salvar a Al-Assad en 2015, dice Notte, “Putin se ganó cierto respeto por apoyar a sus aliados y por dejar en evidencia a los norteamericanos. Pero ahora Rusia pierde esa influencia”.
Otro que tiene sus propios interesas es Israel, que comparte frontera con Siria y se anexó los Altos del Golán sirios. Israel ha tratado de interrumpir el flujo de armas y dinero iraníes a través de Siria hacia Hezbollah en el Líbano y Hamas en Gaza y Cisjordania. Pero también toleró a Al-Assad durante mucho tiempo, apunta Natan Sachs, de la Brookings Institution, creyendo que los esfuerzos del régimen sirio por contener el radicalismo islámico eran más importantes que la ayuda que le proporcionaba a Irán dejando pasar armas y dinero por su territorio.
Khatib, de Chatham House, es optimista porque ve la posibilidad de un cambio importante en el orden regional, que ya no esté dominado por Irán y sus aliados.
“Si se mueve con cuidado, Israel puede dejar de ser un país que tiene problemas para establecer alianzas con sus vecinos árabes a ser el país que marque la agenda”, dice Khatib, y eso le abriría la puerta a una normalización de sus relaciones con los países árabes.
“Es un proceso que llevará mucho tiempo, pero la trayectoria de la región es hacia un alejamiento del statu quo anterior, donde los que saboteaban todo eran Irán y las fuerzas no estatales”.
Por Steven Erlanger
(Traducción de Jaime Arrambide)
POLITICA
Baja de último momento para Boca Juniors: ¿qué pasa con Nicolás Figal?
El defensor central de Boca Juniors, Nicolás Figal, enfrenta un panorama complicado en el cierre del año. Una fibrosis en su tobillo derecho podría obligarlo a pasar por el quirófano, lo que implicaría no comenzar la temporada 2025 a la par de sus compañeros. La lesión, que compromete la zona del peroneo, ha sido un problema recurrente para el jugador en los últimos encuentros.
La molestia comenzó a evidenciarse con mayor intensidad durante la semifinal de la Copa Argentina ante Vélez, donde Figal debió infiltrarse para poder disputar el partido. El zaguero repitió la misma estrategia en los siguientes compromisos frente a Gimnasia y Newell’s, ambos vitales para que Boca mejorara su posición en la tabla anual y asegurara su lucha por un lugar en la próxima Copa Libertadores.
Sin embargo, con la Liga Profesional ya definida para el club Xeneize, el central no será parte de los concentrados para el duelo del sábado ante Independiente en la Bombonera. La decisión de darle descanso responde tanto al bajo peso deportivo del encuentro como al regreso de Marcos Rojo, quien volverá al once titular tras cumplir su fecha de suspensión. Lautaro Di Lollo continuará como titular en la defensa central.
🚨🚑Informa @marcosbonocore que está la posibilidad que NICOLÁS FIGAL sea OPERADO.
❌Convive hace tiempo con un FUERTE DOLOR en el tendón de su tobillo derecho.
💭Ante diferentes recomendaciones médicas él definirá si se interviene quirúrgicamente o no. pic.twitter.com/OaymVDTGZH
— Boca Juniors – La12Tuittera (@la12tuittera) December 11, 2024
¿Cuál es la complicación del defensor?
La fibrosis que afecta a Figal parece ser consecuencia de un esguince mal curado, lo que complicó la recuperación del tobillo y generó una afección crónica en los tejidos de la zona. Esta condición limita su rendimiento y podría requerir una intervención quirúrgica para corregirla, aunque el cuerpo médico de Boca aún evalúa los pasos a seguir. El jugador se someterá a estudios en los próximos días para definir su situación.
En caso de necesitar cirugía, el defensor de 29 años se perdería el inicio de la pretemporada y del próximo torneo, lo que representaría una baja sensible para el equipo de Fernando Gago, ya que lo ha utilizado en muchos partidos desde que asumió en el conjunto de la Ribera.
El regreso de Rojo, capitán y referente del equipo, será clave para cubrir la posible ausencia de Figal. No obstante, la recuperación total del ex Independiente será fundamental si Boca aspira a mantener la solidez defensiva que lo caracterizó en los momentos clave del año.
🔜 ¡Independiente en casa! pic.twitter.com/taN28axkpJ
— Boca Juniors (@BocaJrsOficial) December 10, 2024
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