Artículo publicado originalmente en Clarín

“Este Milei es un monstruito pero está aprendiendo mucho más rápido que lo que creíamos. Hace la gran Moyano, amenaza por comerse toda la torta para después negociar y quedarse con la porción que más le importa. Si no, pregúntenle a Cristina cómo pactó con los libertarios”, asegura uno de los jefes del Conurbano bonaerense, que junto a otros cuatro intendentes están diseñando un esquema de “supervivencia”.

Otro de los intendentes del GBA sostiene que “salvo Fernando (Gray, de Esteban Echeverría), nadie se anima todavía a romper con Máximo, que a pesar de su pelea con Kicillof y el Cuervo Larroque, sigue intentando conducir al Conurbano”. Lamenta, además, la ausencia de Martín Insaurralde tras el affaire del yategate, que era el nexo de los alcaldes bonaerenses con el gobierno de Kicillof.

En ese contexto de falta de orientación política, está la realidad. En el Conurbano nadie sabe bien cómo harán para afrontar los gastos municipales. Están preocupados.

Viejos zorros, tras la victoria de Milei en el balotaje, fueron los primeros que reformularon los gastos e ingresos proyectados para este año. Ante un inflación galopante y el cierre del grifo de las ayudas de Provincia o Nación, los jefes del GBA decidieron aplicar el mayor aumento de la tasa de ABL en casi 30 años, el impuesto más importante en sus comunas.

Este mes de enero, en casi todas las municipalidades llegaron las boletas de ABL con subas de hasta más del 100%. La mayoría de las comunas adoptó ir subiendo las tasa en forma paulatina, de acuerdo a la suba de la inflación.

Históricamente, los jefes del GBA le tienen terror a aumentar las tasas locales, sobre todo la que impacta directamente a los vecinos como el ABL. Por eso, siempre intentan compensar los mayores gastos locales con ayudas “extras” que lleguen de la Provincia o Nación.

Muchos resaltan que, a pesar de una relación que sigue distante con Axel Kicillof, habrá algo de plata extra gracias al acuerdo que hubo en la legislatura bonaerense para autorizar un endeudamiento de 1.800 millones de dólares.

Varios intendentes son jefes de diputados y senadores provinciales. Usan esos votos como poder de negociación ante las necesidades de los gobiernos. Quizás, el mayor éxito de la sociedad que armaron Insaurralde con Máximo Kirchner haya sido no permitirle a Kicillof armar su propio grupo de legisladores.

Algunos ejemplos. En Avellaneda se llevó la Tasa de Servicios Generales a una suba promedio de casi el 100%, al igual que Esteban Echeverría. En Brown llegará al 84%. Lanús arrancó con el 70%.

En el caso de Varela todavía no se oficializó, pero se habla de una suba del 95% pero no descartan que sea mayor. Por su parte, en Quilmes, el incremento escala al 130% respecto a este año. Fue votado por 15 de los 21 ediles presentes en el recinto y lo acompañó la totalidad de los mayores contribuyentes en la sesión posterior.

Los aumentos del ABL conllevan un riesgo no menor. Si hacer una fuerte suba en un contexto de crisis y alta inflación, lo más probable es que la morosidad aumente.

Por otro lado, nadie quiere quedarse debajo de la inflación, aunque los líderes locales reconocen que será muy difícil trasladar el índice que marque el INDEC a las tasas locales.

Lo que sí bien saben es que la obra pública se verá muy afectada, tras un año electoral como el 2023 donde se hicieron proyectos de todo tipo, en su mayoría financiados por el plan platita que implementó el Gobierno para aumentar las chances electorales. Evidentemente, no alcanzó.