POLITICA
Políticos, empresarios y sindicalistas se reúnen en la cena de Cippec en medio del debate por la Ley Ómnibus
Políticos, empresarios y sindicalistas se reúnen en la cena anual de Cippec en medio del debate por la Ley Ómnibus. Será esta noche en la cena anual del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), de la que participarán 1000 referentes del mundo político y empresario.
La cena celebrará los 24 años de CIPPEC como el think tank líder en implementación de políticas públicas para la equidad y el crecimiento sostenido de Argentina y tiene como objetivo pensar, debatir y proponer soluciones concretas para el futuro del país.
Se trata de una cena particular para la CIPPEC, ya que es la primera que se desarrolla desde que Javier Milei llegó a la Presidencia. Durante la Cena Anual 2024 se presentarán cuatro temas clave que guiarán el trabajo de la entidad en 2024 y 2025: el primero se enfoca en la importancia de unas finanzas públicas estables para la estabilidad macroeconómica. El segundo tema aborda la relación entre desarrollo y educación, con un enfoque en la escuela secundaria y los desafíos educativos actuales.
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El tercer punto destaca la necesidad de inclusión social y la importancia de la articulación con el mercado laboral. Por último, se resalta la relevancia de políticas públicas efectivas y un Estado inteligente en el uso de información para resolver problemas sociales.
La cena se llevará a cabo en La Rural de Palermo y se espera la presencia de referentes políticos y económicos como Mariano Cúneo Libarona, Eduardo Menem, Javier Milano, Rodrigo Aybar, Carlos Horacio Torrendell, Franco Hernán Mogetta, Lisandro Catalán, Andrés Roberto Scarsi, Leonardo Javier Cifelli, Pablo De la Torre, Mauricio González Botto, Martín Verrier, Fernando Vilella, Eduardo José Serenellini, Luis Lucero, Pablo Quirno, Omar De Marchi, Martín Ayerra, Alejandro Cosentino, Leopoldo Francisco Sahores y José Rolandi.
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POLITICA
River perdió el partido, los estribos y quedó envuelto por el escándalo en Mendoza
No dio la talla. Faltó juego, asociaciones, temple y sobraron errores, desinteligencias, nerviosismo. La derrota 2 a 1 de River ante Independiente Rivadavia, en Mendoza, anuló la ilusión de los millonarios de batallar por el título. Ocho puntos separan al equipo que conduce Marcelo Gallardo del líder Vélez, con 12 unidades en juego. El gol de Ham, en el noveno minuto de adicional, decretó la caída y avivó el escándalo en la cancha y en el gimnasio del estadio Malvinas Argentinas, con una persecución de jugadores a Sebastián Villa y escenas que multiplicaron el descontrol. El final fue caótico, con corridas, gestos y golpes.
Un rato largo después de la derrota, Marcelo Gallardo dio la cara. El DT de River fue claro en su opinión: “Fue una reacción en caliente por un gesto que hace un adversario, y termina el partido. Nada justifica el comportamiento de los dos equipos. Nada lo justifica, esas cosas se dan a veces cuando estas en caliente. Creo que se metió mucha gente y fue muy confuso, no puedo detectar bien qué fue lo que pasó. No esta bueno, no me gusta. Hay que asumir la bronca y guardarse”. Y no eludió la autocrítica por el pobre rendimiento de su equipo: “Jugamos un muy mal segundo tiempo, no queda otra que reconocer que no nos salió nada”.
Una jugada repetida, pero que no deja de tener efectividad. Una acción conocida, que los directores técnicos remarcan, aunque las precauciones que se toman en la teoría se derrumban en la práctica. El pase de Tonetto al espacio, la corrida de Villa, el enganche del colombiano para la pierna hábil ante la marca de Gattoni y el latigazo de derecha para que resultara improductivo el revolcón de Armani.
Sencillo, pero vigente, el festejo del delantero es una escena que River padeció por cuarta vez: ahora, con la camiseta de Independiente Rivadavia; las anteriores, con la de Boca. Un gol que remarcó la endeblez de la fórmula de zagueros centrales, donde quien tomó al atacante fue engañado y González Pirez –que miraba de reojo al juez asistente Facundo Rodríguez– habilitó en el inicio de la jugada. En apenas siete minutos, los mendocinos descubrían la desnudez de un rival que debía marcar el pulso.
El resumen de la derrota de River
Para revertir el resultado, River necesitaba tiempo, pero las acciones polémicas consumieron minutos para un equipo que manejó la tenencia de la pelota, aunque careció de creatividad para desarticular al rival. Un remate de Echeverri y otro de Bustos –tras un desborde de Colidio–, las situaciones de riesgo que levantaron al público millonario, que se vistió de neutral sin disimulo. Tres minutos se recuperaron en el primer tiempo de los casi diez que estuvo detenido, después de los dos penales que sancionó el árbitro Arasa: en el primero, Lucas Novelli –árbitro del VAR– anuló la mano de Sheyko Studer por posición adelantada de Solari. Más tarde, el mismo defensor bloqueó un remate de Echeverri y desde el VAR convocaron al árbitro principal para que repasara la jugada. Arasa defendió su interpretación y Colidio, con un remate de derecha y cruzado, igualó el marcador.
El escándalo del final
Nublado en ofensiva y errático en defensa, River sufrió tres veces en la misma jugada en el inicio del segundo tiempo, después de un error de Villagra: Sequeira, Ramis y Cardillo no pudieron con Armani, la gran figura riverplatense en la noche mendocina. La urgencia por un triunfo que mantuviera viva la esperanza de pulsear por el título invitaba a jugar a campo abierto: Villa pecó de individualista y definió desviado, cuando Ramis reclamaba el pase. Agazapado, Independiente Rivadavia era inteligente para romper los circuitos y veloz para correr hacia el arco rival. Armani con sus respuestas, como en el disparo de Tonetto, sostenía la ilusión.
¡ATENCIÓN! ¡ESTE ES EL GESTO DE SEBA VILLA CONTRA LA GENTE DE RIVER Y QUE DESATA EL ENOJO DE LOS JUGADORES DEL MILLONARIO! pic.twitter.com/9hVMvdcslq
— SportsCenter (@SC_ESPN) November 22, 2024
La mejor respuesta colectiva de River la compusieron Meza y Echeverri, que de cabeza dejó la pelota en el techo del arco. Los ingresos de Borja, Mastantuono, Pity Martínez, Aliendro y Bareiro no modificaron el escenario, más allá de alguna situación –un cabezazo de Borja, una atropellada de Aliendro que no tuvo tiempo y espacio para definir- que puso en aprieto a Centurión, arquero que se forjó en las divisiones inferiores de los millonarios.
River resultó un equipo con poca chispa, adormecido, indolente, alejado de las formaciones con el sello que impuso Gallardo. Decidió jugar un ida y vuelta en el desenlace, pero no tuvo contundencia y mucha fragilidad en defensa e Independiente Rivadavia, un rival que estaría perdiendo la categoría si no fuera porque la AFA anuló los descensos en esta temporada, explotó con el tiro del final de Ham. River estaba obligado a ganar para sostener un sueño. Perdió y quedó envuelto por el escándalo.
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