Pedro Sánchez no quiere flancos débiles en el PSOE. Demasiada pesada se presentan con los aliados y la derecha y ultraderecha como para permitir que los díscolos compliquen el camino. Es es el mensaje que le dio a su círculo de confianza tras el día de furia con Emiliano García-Page.

El líder del PSOE habilitó y ordenó la respuesta masiva de primeras líneas socialistas contra el presidente de Castilla-La Mancha para demostrar el poder de fuego de su conducción y su hegemonía (casi) absoluta de la estructura socialista. 

Como reveló LPO, la Convención Política del PSOE cristalizó esta nueva etapa de dominio que tiene varias etapas. Comenzó con el intento de traición de los barones socialistas que luego de las elecciones autonómicas y municipales del 28-M habían acordado organizar su reemplazo. La risilencia de Sánchez lo impidió con un acuerdo insólito que permitió una Legislatura imposible, pero Legislatura al fin.

La Convención del PSOE formaliza la suma del poder para Sánchez 

El camino siguió con los coqueteos de figuras rutilantes como García-Page con la vieja guardia crítica a la amnistía, los mismos dirigentes que obligaron a Pedro Sánchez a renunciar a su acta de diputado en 2016 para volver recargado en 2018.

Las ausencias en la Convención hablan por si solas. La más rutilante es la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, uno de los pocos socialistas en críticos con la gestión de Sánchez,  el líder del PSOE en Aragón Javier Lambán y el de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. 

En el proceso se incluye la fusión en roles de estado y de partido con la nueva estructura que  se viene, sobre todo en la dirección nacional. 

El dominio de Sánchez es algo típico de quien supo ser minoritario, lo dejaron con vida cuando lo creían muero y terminó llevándose puesto a la estructura invencible de Susana Díaz. «Debería tomar nota de eso», dice un operador del PSOE distanciado con Sánchez

El dominio de Sánchez es algo típico de quien supo ser minoritario, lo dejaron con vida cuando lo creían muero y terminó llevándose puesto a la estructura invencible de Susana Díaz. «Debería tomar nota de eso», dice un operador del PSOE distanciado con Sánchez. 

Pedro renegó de la idea de sanchismo para hacer méritos para que adquiera musculatura. Un núcleo que suele caer en la obsecuencia y obturan la crítica interna en post de supuesta una batalla épica contra enemigos poderosos. 

El riesgo de esto es volverse autoritario. Hay una línea delgada entre lo que hay que hacer en momentos puntuales y abusar de un poder sin limites. Los obsecuentes hoy están con el pero mañana lo pueden traicionar y las hegemonías no son eternas

«Demasiado tenemos con Puigdemont, Podemos y Yolanda, Vox y el PP como para preocuparnos de un puñado de críticos. No hay que eliminarlo ni sancionarlo, hay que contenerlos con política y evitar un margen de acción mayor», reflexiona alguien cercano a la conducción del PSOE. 

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En términos de conducción política es lógico que Sánchez quiere ocuparse de lo importante. Pudo deshacerse de Podemos y ocupar su lugar con la izquierda amigable de Sumar pero no confía del todo y ahora vuelve a considerar poner a uno de los suyos a contener a los 5 diputados. 

El pragmatismo de Sánchez llega a niveles impensados y el perfil de conducción rompe con la conciliación y el diálogo con los actores del sistema, un liderazgo más propio de los tiempos globales de polarización y confrontación que puede tener costos si no se consiguen resultados.

«El riesgo de esto es volverse autoritario. Hay una línea delgada entre lo que hay que hacer en momentos puntuales y abusar de un poder sin limites. Los obsecuentes hoy están con el pero mañana lo pueden traicionar y las hegemonías no son eternas», concluye esta fuente disgustada.