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Un artículo de la Ley Ómnibus reavivó la polémica por la venta de órganos y contratos “que afectan la moral”
Javier Milei saluda a sus seguidores desde la Casa Rosada tras la asunción presidencial. (Foto: AFP/Emiliano Lasalvia)Las primeras medidas del Gobierno de Milei provocaron protestas frente al Congreso. (Foto: AP)Entre reformas varias, Milei pretende hacer modificaciones en el Código Civil. (Foto: Reuters)
El Gobierno de Javier Milei presentó el proyecto de Ley Ómnibus, denominado Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos. Cuenta con 664 artículos expuestos a lo largo de 351 páginas e impulsa modificaciones de base sobre las actividades cotidianas de los argentinos. Puntualmente, el vínculo con el trabajo y normas referidas a las libertades individuales.
Entre los puntos que serán tratados por el Congreso de la Nación en sesiones extraordinarias hasta el 31 de enero están las “Modificaciones al Código Civil y Comercial”. Uno de los cambios que la gestión del libertario pretende imponer ya genera polémica.
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Se trata del artículo 1004, referido a los “Objetos Prohibidos” en relación con los contratos. La iniciativa volvió a poner en el tapete el debate sobre la venta de órganos, de la cual el Presidente ya se expresó a favor en repetidas oportunidades durante la campaña.
En su composición original, la norma establece lo siguiente: “No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 17 y 56″.
De prosperar la iniciativa de Milei, la norma quedaría de la siguiente manera: “No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes o son lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 17 y 56″.
Al plantear la supresión de contratos “contrarios a la moral, al orden público y la dignidad humana” en el marco legal en materia civil y comercial en la Argentina, el proyecto de Ley Ómnibus encendió el debate en la opinión pública. En redes sociales no faltan quienes proyectan -a través de las modificaciones al Código Civil- una “legalización de la esclavitud” e incluso la venta de órganos.
“Si no se daña a otro, lo que la gente hace libremente no es problema del Estado”
“Al eliminar esos conceptos como objetos prohibidos de los contratos, el proyecto parece querer ir en dirección de asegurar una mayor libertad a las personas en tanto no afecten a un tercero”, plantea Carlos Laplacette, doctor en Derecho Constitucional (UBA) y socio de Cassagne Abogados, un estudio especializado en derecho público”.
“Eso sería, en definitiva, aceptar el principio constitucional de autonomía personal, que está recogida por el artículo 19 de la Constitución Nacional, por el cual cada persona puede escoger el plan de vida que desee en tanto no afecte a terceros”, profundiza ante la consulta de TN.
El artículo 19 de la Constitución establece que “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero están reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”. Fue utilizado por diferentes tribunales para reconocer -agrega Laplacette- “el derecho a negarse a recibir una transfusión sanguínea o a fumar marihuana en el domicilio, por ejemplo”.
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Según el especialista, a lo largo de la historia los conceptos de “dignidad humana” u “orden público” han sido empleados “para sancionar la homosexualidad u otras conductas libres de personas adultas que a nadie perjudican”.
“Lo que la gente adulta hace libremente no es problema del Estado si no se daña a otra persona. Eso es lo que plantea la modificación al artículo 1004 y, en la práctica, es más o menos lo que ya estaba pasando. No creo que haya cambios relevantes en ese sentido”, remarca.
Con respecto a la venta de órganos y la polémica que despertó la modificación del artículo 1004 del Código Civil, “el proyecto remite -sostiene Laplacette- a la regulación que ya existe hoy, por lo que habría ningún cambio: subsisten las prohibiciones al respecto”.
“El cuerpo sigue estando afuera del comercio”
Pedro Caminos, también especialista en la materia y miembro de la Asociación Civil de Estudios Constitucionales, se detiene en el debate. “Hasta el día de hoy el cuerpo está ‘afuera del comercio’”, resalta a TN.
“El cuerpo humano tiene su propio régimen legal. Podés donar -no vender- un órgano y bajo ciertas condiciones”, aclara, y plantea: “Habrá que ver qué pasa con ‘mercados’ particulares, como la subrogación de vientres o mismo la prostitución: ¿es contraria a la dignidad humana”.
En línea con Laplacette, Caminos sostiene que el punto de partida de las modificaciones al Código Civil que plantea la iniciativa de la Ley Ómnibus es “ideológico”.
“La reforma admite como posibilidad para restringir la libertad entre las partes únicamente aquellos puntos en los que haya una ley que especifique que algo está prohibido, o bien que pueda demostrarse que una cláusula contractual lesiona derechos de terceros. Es una visión liberal clásica que plantea cuándo el Estado puede interferir o no”, reflexiona.
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En cuanto a la interpretación jurídica de la normativa propuesta, lo cual ya sería terreno de los tribunales de Justicia, Caminos aclara: “Nociones como ‘orden público’ o ‘dignidad humana’ son muy indeterminadas, y la modificación le abre la puerta a los jueces para poder intervenir en contratos con mayor discrecionalidad”.
Sin embargo, concluye: “No creo que haya cambios concretos. Salvo en situaciones muy puntuales, es muy difícil apelar esas nociones en el contexto civil. Lo que motivó la introducción de estos cambios tiene que ver con un componente ideológico. El Gobierno deja traslucir su ideología liberal en el uso de las palabras”.
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Bombazo: River denunció a Foster Gillet por el pase frustrado de Rodrigo Villagra
El empresario Foster Gillet sumó un nuevo revés a pocas semanas de su desembarco en el fútbol argentino: River denunció al empresario a raíz del pase frustrado de Rodrigo Villagra. La demanda se presentó este martes es por los delitos de estafa y desbaratamiento de derechos acordados.
Los argumentos del club argentino, representado por el apoderado Julio Peña Estrada: “La maniobra desplegada por los empresarios causó graves perjuicios al patrimonio del club. Se considera desbaratamiento de derechos acordados”.
La denuncia también le cabe a Guillermo Tofoni y Juan Manuel Cobian. Se realizó un allanamiento a las oficinas que del primero en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, con “el objeto de obtener el domicilio de Foster Gillett y Juan Manuel Cobian que hasta la fecha se desconocen”.
Tofoni es el empresario que trabajó junto a la diputada Juliana Santillán y a Daniel Scioli, actual Secretario de Turismo, Ambiente y Deporte, en el proyecto de impulso a las sociedades anónimas deportivas por pedido del Presidente de la Nación, Javier Milei.
Días atrás, el futbolista Valentín Gómez volvió a jugar en Vélez y apuntó contra los malos manejos del empresario: “Eso también es culpa de la dirigencia de Vélez. Si bien el primer responsable es Foster, obviamente, no les costaba nada mandarme un permiso para entrenar a contra turno”. El defensor, al igual que Villagra, quedó varado entrenando aparte mientras esperaba que Foster Gillet deposite el dinero para oficializar la transferencia.
Las explosivas declaraciones de Valentín Gómez en contra de la dirigencia de Vélez y Foster Gillet
La denuncia del CARP
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Luján: Secretario municipal calzó chancletas en la apertura de sesiones
Horas atrás, el intendente de Luján, Leonardo Boto, brindó su sexto discurso inaugural en la apertura del período legislativo ante el Concejo Deliberante. Vestido de traje y corbata, presentó un balance de su gestión en 2024 y anunció nuevos proyectos para este año, con énfasis en seguridad y obra pública. Sin embargo, lo que más llamó la atención del evento no fueron sus palabras, sino que uno de sus funcionarios más cercanos fue en ojotas.
Nicolás Capelli, secretario de Cultura y Turismo de Luján y concejal electo en uso de licencia, asistió a la sesión vestido de manera extremadamente informal y en ojotas. Su actitud generó indignación entre los presentes y abrió un debate sobre la seriedad y el respeto institucional en la función pública. “Para mí que vivió tanto tiempo del estado que ya se cree que está en su casa”, aseguraron desde la oposición. “Debe ser fanático de Diógenes”, especuló un concejal que se encontraba presente. “Falta que se fanatice del jabón y el desodorante para pies”, completó otro.
De la pantalla grande a la política
Capelli se presenta en redes sociales y en su perfil de LinkedIn como realizador de cine y TV, sin preocuparse en mencionar su rol en la arena política. En ambos escenarios, lamentablemente, Capelli sigue esperando su momento de gloria. Su incursión en la función pública nació tras varios fracasos en el mundo del cine, pero su cercanía con el intendente Boto le permitió ocupar un cargo dentro del municipio.
Su primera película, Matar a Videla, filmada en 2005 y estrenada en 2010, cuenta la historia de un joven que, antes de suicidarse, decide asesinar al dictador Jorge Rafael Videla. A pesar de contar con figuras reconocidas como Diego Mesaglio y Emilia Attias, la película fue duramente criticada. El diario Clarín aseguró que «de Videla no se ve otra cosa que imágenes de archivo, y la toma de unas falsas manos que serían las del genocida acariciando un rosario es patética». Además, la calificó como «una simple bajada de línea sin profundidad». Especialistas en la materia aseguraron que, en efecto, no se trató más que de “una aventura de Capelli, un joven que sueña con ser director de cine, pero que suple la falta de talento con subsidios del estado”.
A pesar de su poca repercusión, la película contó con financiamiento estatal a través del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Capelli, en lugar de buscar inversores privados, recurrió a fondos públicos para su producción, una decisión que generó cuestionamientos sobre su dependencia del estado para desarrollar proyectos personales.
Nexos y beneficios en la política
Casualmente, uno de los productores del filme Matar a Videla, Juan Pablo Redondo, también forma parte del gobierno municipal de Luján como secretario de Producción. Esto refuerza la idea de que, más que una vocación pública, Capelli y sus amigos encontraron en la estructura estatal un respaldo constante a sus emprendimientos.
Otro de los nombres vinculados al proyecto fue el músico Iván Noble, encargado de la banda sonora de la película. Noble, quien ha expresado públicamente su apoyo a gobiernos kirchneristas, también fue objeto de críticas por sus vínculos con el estado. En las elecciones presidenciales de 2023, publicó una foto con un choripán y una copa de vino, acompañada del comentario «Voto cantado», lo que desató cuestionamientos sobre su coherencia ideológica. “Sos populista desde una casa en un country y tomando vinos que salen una jubilación mínima”, le espetaron en aquella oportunidad.
Las ojotas de la controversia
Más allá de sus antecedentes en el cine y la política, lo que generó mayor indignación en el Concejo Deliberante fue la actitud de Capelli al asistir a la sesión de apertura en ojotas. La imagen se viralizó rápidamente en redes sociales y reavivó el debate sobre el profesionalismo y la responsabilidad de los funcionarios públicos.
El episodio deja en evidencia no solo un problema de protocolo y respeto institucional, sino también la permanencia de ciertas figuras en el ámbito político sin una trayectoria siquiera rescatable en la gestión pública. Mientras el intendente Boto intentaba proyectar una imagen de seriedad y compromiso en su discurso, la vestimenta de su secretario de Cultura y Turismo terminó opacando el mensaje y desatando una nueva controversia en Luján. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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Juicio por la muerte de Maradona. Leopoldo Luque agredió a un periodista y le quitó la cámara
Leopoldo Luque, el médico personal de Diego Maradona que es juzgado por la muerte del exfutbolista, se presentó en el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro y generó sorpresa su transformación física.
Además, en un cuarto intermedio protagonizó un incidente con un reportero gráfico al que le quitó la cámara con la que lo grababa.
En los pasillos del Tribunal, Luque paseó junto con su abogado y allí se lo pudo observar con toda su fisonomía cambiada, producto de un intenso entrenamiento que comenzó hace algunos meses.
Luque era el médico personal de Maradona y fue quien solicitó la externación del oriundo de Villa Fiorito tras la cirugía por el hematoma subdural.
En diálogo con LA NACION, el periodista gráfico agredido explicó que el médico le arrebató el teléfono y que, segundos más tardes, se lo devolvió.
Además, explicó que no fue agredido físicamente por el galeno.
“Justicia por papá”
El más chico de los hijos de Diego Armando Maradona se puso ante la lente de la cámara para personificar el pedido de justicia por su padre, el astro del fútbol mundial que falleció el 25 de noviembre de 2020 durante su internación domiciliaria en una casa de un country de Benavídez, en circunstancias que, para el Ministerio Público Fiscal de San Isidro, fue responsabilidad del equipo médico que debía cuidarlo y no lo hizo.
Con el hashtag #JusticiaPorDiego, y la icónica imagen del Diez en negro sobre blanco, Diego Fernando, de 12 años, dijo solo tres palabras: “justicia por papá”.
Su madre, Verónica Ojeda, se encontraba en la sala de juicio por jurados de los tribunales de San Isidro, donde ayer por la mañana comenzó el juicio donde se buscará dilucidar las eventuales responsabilidades penales de siete de los ocho imputados de la causa en la muerte de Diego. Vistió la misma remera que su hijo.
En el momento de su entrada se cruzó con una de las principales acusadas, la psiquiatra Agustina Cosachov, y le gritó “perra mal parida”.
Luego se sentó en el sector dedicado a los jurados populares; a su lado estaban Jana, Dalma y Gianinna Maradona, tres de los cinco hijos del astro.
Desde allí escucharon cómo Patricio Ferrari, uno de los fiscales generales adjuntos de San Isidro que llevarán adelante la acusación por parte del Estado, calificó como un “teatro del horror” la internación domiciliaria de Maradona en una casa del barrio cerrado San Andrés, de Tigre, alquilada a tal efecto, que estuvo a cargo de un equipo médico que caracterizó como “un grupo de improvisados” encabezado por el neurocirujano que lo había operado los primeros días de noviembre de 2020, Leopoldo Luque, y completado por Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz y dos enfermeros. A ellos, en la imputación, se agregan un coordinador de enfermeros y otros dos médicos que revistaban en una empresa de medicina prepaga y otra de internaciones domiciliarias que tuvieron intervención en el caso.