SOCIEDAD
Las cadenas que nos limitan
Recuerdo mi sorpresa: analizábamos la escuela primaria a la que enviaríamos a mi hijo mayor y nos inundaban las dudas. Una amiga, profesora, me dijo:“Te contacto con una maestra que trabaja en escuelas difíciles”. La cara de ¿asombro? habrá sido explícita por lo que prefirió aclarar: “Conoce más de educación el que enfrenta aulas con altibajos. Ahí es donde se reconoce al buen docente, el que acompaña el conflicto e intenta intervenir, cambiar”.
Parece una verdad de Perogrullo pero, confieso, no se me había ocurrido. Siempre fui a colegios públicos -desde primero inferior (así se decía en la época de los dinosaurios) hasta la universidad- y recuerdo dos problemas. Uno, el mal rato que pasaban los “repetidores” que parecían, casi, descastados. Otro, la marginalidad del diferente. En cuarto grado, o por ahí, tuvimos de compañero a Juan, el hijo de la portera y el único morocho de la clase, en un barrio medio hacia arriba. Sobre él recaían todos los prejuicios vinculados a la ausencia de padres más top y piel más clara. Como imaginarán, su rol era el “peor de la clase” y eso provocaba risas. La escuela parecía no darse cuenta. Creo que esa mirada integradora le faltaba a una educación que, aunque pública, segregaba,
Muchas crisis terminales pero no definitivas, atravesaron al país desde ese entonces y los problemas fueron otros: chicos con hambre, violencia familiar o social, devaluación de la palabra “maestro”. Y se empezó a plantear un gran cambio que aún sigue en carrera. El buen docente ya no es (sólo) el que enseña bien sino el que convierte a la escuela en un espacio amigable en el que un chico puede dar riendas a sus ganas, a sus proyectos locos y -casi como dice el Himno- a romper las cadenas que lo limitan.
En cuanto a nosotros, a la búsqueda de escuela, optamos no ir por lo excepcional. Preferimos una escuela cercana, buena, con comunidad. No nos equivocamos: para mi hijo, ya en la Universidad, ese es, hoy, su grupo de whatsapp más efervescente.
SOCIEDAD
Tragedia en Chaco: un niño disparó un rifle de aire comprimido y mató a su hermanita
En un fatídico episodio ocurrido en la localidad de Charata, en la provincia Chaco, un niño de 10 años gatilló un aire comprimido delante de su hermanita de tres y la hirió gravemente en el maxilar inferior. Pese a la intervención médica, la pequeña falleció en el hospital.
En medio de la tragedia, efectivos policiales hablaron con el tío de la víctima, un joven de 25 años, quien contó que todo fue resultado de un accidente iniciado cuando el chico comenzó a manipular el rifle de aire comprimido de “calibre 5.5 mm” frente a su hermana. El arma en cuestión fue posteriormente secuestrada por personal policial.
La trágica escena se registró el viernes a la noche en una casa ubicada en el barrio Centenario. Según consigna el Diario Chaco, un vecino del lugar escuchó que una mujer pedía auxilio con su hija herida en brazos y enseguida las llevó hasta el centro de salud local.
Tras una primera revisión, los médicos advirtieron que la nena presentaba “una herida en el maxilar inferior con enfisema y edema”. Ante ese cuadro, la derivaron al Hospital 4 de Junio -situado en Sáenz Peña- y fue allí donde observaron que tenía “orificio de entrada de un centímetro aproximadamente en la región supraesternal y enfisema generalizada”.
Debido al complicado estado de salud, luego de estabilizar e intubarla, dispusieron trasladarla al Hospital Pediátrico de Resistencia y someterla a una operación. Sin embargo, el panorama no era alentador y, a pesar de los esfuerzos de los profesionales, llegó a la institución médica sin signos vitales y finalmente murió durante la madrugada de este sábado.
La muerte, de acuerdo al informe de los especialistas, se produjo por un “paro cardiorrespiratorio post traumático por insuficiencia respiratoria, por probable lesión de vía aérea por proyectil de arma de aire comprimido”. Por otra parte, precisaron que no sería necesaria una autopsia.
En la causa intervino el fiscal Fernando Ojeda, quien pidió que declare la madre de los dos niños y se lleven adelante las acciones necesarias para esclarecer este desgraciado suceso.
A fines del año pasado, un caso similar ocurrió en la ciudad de Quimilí, en Santiago del Estero, donde un niño de seis años murió tras recibir un disparo de su hermano de 10. El caso se produjo manera accidental cuando el más grande de los menores manipuló un rifle de aire comprimido que había quedado a su alcance. La tragedia ocurrió el 17 de diciembre en un domicilio ubicado a la vera de la ruta 6, en el barrio Alomo. Eran alrededor de las 10.30 cuando los adultos que estaban en el inmueble oyeron una detonación que llamó su atención.
De acuerdo a El Liberal, en el momento que los mayores se acercaron a ver qué había ocurrido hallaron al niño de 10 años con el arma en sus manos, sin saber que estaba cargada. Su hermano más chico, en tanto, estaba tendido en el piso. Malherida, la víctima fue trasladada al Hospital Zonal, pero llegó al centro de salud sin signos vitales.
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