SOCIEDAD
Las mil vidas de Alejandro Monno: stripper, contador, el «One de Miami» que tocó fondo y volvió a la Argentina
De stripper a contador. De triunfar en Miami a volver a la Argentina por una causa solidaria. De estar al borde de la muerte a reenfocar su vida y dedicarse a su hijo. Alejandro vivió mil vidas en 44 años y a pesar de eso no dejó de rodar.
Las luces del espectáculo y el show estuvieron siempre en la mira del modelo, pero el camino no fue sencillo. A pesar de todo, nada lo frenó y a su manera encontró la forma de encontrar el éxito.
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Stripper, contador y el “One de Miami”
A lo largo de su vida, Ale pasó por diferentes rubros hasta que encontró el hueco donde sabía que podía triunfar. “Ser stripper surgió por necesidad. Cuando era chico mi papá, albañil, me dijo ‘el colegio al que vas a ir es estatal y si algún día vas a la universidad va a ser estatal’. Empecé como tarjetero en una discoteca, después fui encargado y a los 18 años hice un book de fotos porque me decían que podía llegar a ser modelo”, contó Alejandro en diálogo con TN.
Así comenzó a incursionar en el mundo del modelaje y poco después arrancó a estudiar en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Para pagar mis apuntes trabajé en un boliche. Al principio juntaba la ropa de stripper, y la gente a la que recibía en la entrada después me veía y gritaba mi nombre. Un día la dueña del Golden me dijo ‘tenés que subir a bailar’ y así empezó todo”, remarcó.
(Foto: gentileza Alejandro Monno)
Con su simpatía y su facilidad para encarar al público, fue creciendo su popularidad en los boliches de la Ciudad y el conurbano. “Trabajaba todos los días para hacer un mango. Hice malabares para salir adelante”, aseguró.
“Mientras trabajaba seguí estudiando y me recibí de contador y licenciado en Administración de empresas. Ahí quise entrar a un reality y si no lo lograba me iba a ir a vivir a España y así pasó”, recordó Ale y detalló cómo fue su estadía en Barcelona. “Empecé a hacer shows, pero allá los chicos son más sofisticados, profesionales en serio y yo andaba con dos trapos haciendo los shows”, mencionó entre risas.
Allí aprendió cómo era el movimiento en la noche española, pero al poco tiempo decidió nuevamente buscar otros rumbos. “Me fui a Estados Unidos y trabajé de dancer. Iba de bar en bar y hacía 500 dólares por día. Me decían ‘El maestro’ por las estrategias que aplicaba con los clientes para que dejen más propinas. Al principio arranqué con masajes, después aprendí a escuchar y les decía lo que querían escuchar cuando llegaban con un problema. Siempre les aclaraba que mi tiempo valía mucho, entonces ya sabían que después de determinado momento había que pagar. Hice plata con la labia, el chamuyo, no tuve que acostarme con nadie como muchos piensan”, insistió el influencer.
(Foto: gentileza Alejandro Monno)
“Un día una situación me llevó a salir de mi zona de confort y me fui a una zona con menos competencia, pero también con menos glamour. Ahí cuando terminaba la noche el que hacía más plata era yo. Empecé a implementar estrategias con mis compañeros. Así me gané el apodo de ser el ‘número 1 de Miami’”, aseguró.
Pero como no todo es color de rosa, el modelo aseguró que fue discriminado toda la vida y eso también le cerró muchas puertas.
A pesar de ello, Ale siguió rodando, se mudó a Dallas, recorrió diferentes estados en busca de nuevas aventuras y nuevos lugares en donde poder incorporar lo que hasta entonces sabía hacer a la perfección. “Había muchos chicos que eran más musculosos y facheros que yo, pero yo usaba la psicología. Llegué a hacer mil dólares por día”, recordó.
Un cambio rotundo
En el 2015, ya con la visa de trabajo, Alejandro comenzó a viajar nuevamente a la Argentina y empezaron los problemas de salud. “A los 35, durante un mes, tuve preinfartos. Desde los 29 me medicaba con omeprazol porque cuando hacía teatro me habían dicho que tenía problemas en la voz. Fui al gastroenterólogo, me hicieron un montón de estudios y no era nada de eso, era la arteria del corazón”, precisó el modelo.
(Foto: gentileza Alejandro Monno)
Resulta que desde los 18 a los 34 años, el influencer que ya cuenta con más de 630 mil seguidores en redes, tomó anabólicos que le estaban generando graves consecuencias. “Tomaba poco, pero eso fue suficiente en mi genética para tapar la arteria nueve centímetros. Tuve 14 preinfartos en el mes y me salvé por un cambio de gimnasio”, destacó ya que al comenzar en un nuevo establecimiento debió hacerse nuevos chequeos y eso destapó la gravedad del asunto. “Fui a pedir turno para hacerme una cinecoronariografía, un estudio para que te vean las arterias por dentro, y como me sentía mal, la mujer que daba losturnos me dio turno para el día siguiente. Fui al médico y ahí mismo me dijeron que vaya al cardiólogo. Tenía un 99% de las arterias tapadas. Me tuvieron que colocar tres stents”, precisó.
“No lo podían creer que estaba con vida y además que una vez que me colocaron los stents se me fue la acidez”, remarcó.
Esta compleja situación y la llegada de Alessandro, su hijo que hoy tiene nueve años, le hicieron poner un freno, reenfocar su vida y pegar la vuelta. “Todo lo que gané traté de invertirlo acá porque tengo a mi familia y a mis amigos y era donde quería estar”.
Un influencer solidario
Ya devuelta en el país, Alejandro también incursionó como emprendedor y ahí se dio cuenta de las dificultades que hay para llevar adelante un negocio autosustentado. Es por eso que decidió darles una mano a aquellos que deciden ser sus propios jefes y los promociona desde su cuenta de Instagram con más de medio millón de seguidores. “Mi cable a tierra pasó a ser esto de los emprendedores, devolverle algo a la Argentina de lo que me dio, entre ello los dos títulos, y soñar con cosas imposibles como modificar la Ley de emprendedores para que no paguen monotributo durante un año, cuando recién arranca. Acá dejás una artesanía en un local y te exigen factura. En diferentes estados de Estados Unidos está ley funciona muy bien”, sostuvo.
(Foto: gentileza Alejandro Monno)
“Después de la pandemia surgieron muchos emprendedores, de lo menos te imaginas hay porque el argentino tiene muchas ideas copadas, pero la reman en dulce de leche y a veces no tienen las herramientas o estrategias para implementar en sus negocios”, resaltó el modelo y añadió que esa situación lo motivó a hacerles publicidad gratis. “Lo alcanzas con la perseverancia y la constancia”, agregó-.
Además, contó que inclusive hizo el casting para Gran Hermano para entrar con el objetivo de alcanzar más seguidores y así que sus promociones lleguen a más personas. Próximamente, también, se va a organizar un desfile que servirá para promocionar también.
“La solidaridad que hay de parte de toda la gente, que labura las 24 horas me emociona y me da ánimos para seguir adelante. Esta gente es el motor de la Argentina”, completó.
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SOCIEDAD
De Netflix a Hollywood: el actor que conquistó como galán de Bridgerton, se lució en Wicked y llega al cine con un gran blockbuster
Aunque se inició en el mundo de la actuación a temprana edad, el británico Jonathan Bailey (36) se hizo mundialmente conocido en 2020, a sus 32 años, gracias a su papel del vizconde Anthony en el drama romántico de época Bridgerton, la exitosa serie de Netflix producida por Shonda Rhimes, la creadora de Grey’s Anatomy. Talentoso, carismático y, claro, con dotes de galán moderno, Bailey capitalizó la fama que le dio la plataforma de streaming y comenzó a hacerse un nombre en la industria de Hollywood. En 2023 protagonizó junto con Matt Bomer la miniserie Compañeros de viaje, cuya interpretación le valió un Premio de la Crítica Televisiva y un Premio Satellite, y en 2024 se destacó como el príncipe Fiyero en Wicked, la esperada adaptación cinematográfica del exitoso musical de Broadway que recibió diez nominaciones a los premios Oscar. Ahora, el actor se prepara para su desembarco en la pantalla grande de la mano de una de las franquicias más taquilleras: Jurassic Park. Junto con Scarlett Johansson y Mahershala Ali, Jonathan Bailey protagoniza Jurassic World: Renace, que este miércoles lanzó su primer tráiler.
La película cuenta con dirección de Gareth Edwards (Rogue One: una historia de Star Wars) a partir de un guion de David Koepp (Jurassic Park) basado en los personajes creados por Michael Crichton (autor de la novela Jurassic Park). La producción está a cargo de Frank Marshall y Patrick Crowley, ligados a la franquicia desde hace mucho tiempo, en tanto Steven Spielberg, Denis L. Stewart y Jim Spencer son los productores ejecutivos.
Jonathan Stuart Bailey nació el 25 de abril de 1988 en Wallingford, Oxfordshire. Su pasión por el mundo artístico, especialmente por el ballet, se despertó a temprana edad. Era un chico “creativo y expresivo”, y a los cinco años vivió un momento muy revelador cuando su abuela lo llevó al teatro London Palladium a ver el musical Oliver! Fue entonces que se dio cuenta que quería hacer lo mismo que estaban haciendo esos niños actores arriba del escenario.
Su paso por la escuela de ballet local lo llevó a participar, a sus ocho años, de la producción Un cuento de Navidad a cargo de la Royal Shakespeare Company, donde interpretó el personaje de Tiny Tim. Y aunque la danza corría por sus venas, el estigma social por ser varón y bailarín lo llevó a abandonar eso que tanto le gustaba. “Uno de mis mayores arrepentimientos, en términos de lo que la sociedad dice que los niños no deberían hacer en sus roles de género, es que dejé de bailar a los 12 o 13 años”, contó tiempo atrás en una entrevista con Flaunt Magazine. Incluso, reveló que, en el colegio, un maestro de Matemáticas se burló de él frente al resto de la clase cuando levantó la mano y preguntó por un tema que no entendía. “Eso te pasa porque te perdés la clase doble de cada semana siendo un hada”, fue la respuesta del educador en alusión a las clases que Bailey se perdía por ir a la escuela de danza.
A fines de la década del 90, el actor tuvo su debut televisivo en el drama de época victoriano Bramwell, mientras que su primera película fue Cinco niños y Eso (2004), adaptación cinematográfica de la novela de fantasía de Edith Nesbit del mismo nombre. Entre pequeños papeles en televisión y cine, su primer protagónico en televisión fue en la sitcom de la BBC Off the Hook (2009). También tuvo un rol principal en la comedia Campus (2011) e interpretó a un joven Leonardo Da Vinci en la serie infantil Leonardo (2011). Entre 2013 y 2015 fue uno de los protagonistas de la exitosa serie policial británica Broadchurch, en 2014 participó en un episodio de Doctor Who, y en 20016 integró el elenco de Crashing, la primera serie televisiva creada por Phoebe Waller-Bridge (Fleabag).
Pero su verdadero refugio siempre estuvo en el teatro. Además de sus trabajos durante su niñez y adolescencia en la Royal Shakespeare Company, en 2008 debutó en el West End con Girl With a Pearl Earring, y en 2012 deslumbró con su performance en South Downs, por la cual fue nominado a un London Evening Standard Theatre Awards como Mejor actor debutante. También interpretó el papel de Tim Price en la premiere mundial del musical American Psycho, en 2013, donde compartió elenco con Matt Smith, y se puso en la piel de Cassio en la producción de Otelo, de William Shakespeare, que se hizo ese mismo año en el National Theatre. Otros de sus trabajos en teatro incluyen The Last Five Years; Certain Young Men; The York Realist, King Lear y Cock (que realizó a la par de la segunda temporada de Bridgerton), mientras que este mes regresará a las tablas con Richard II
En 2019, Jonathan Bailey ganó el premio Laurence Olivier al Mejor actor de reparto en un musical por su desempeño en el revival de Company, y en su discurso de aceptación destacó la importancia de la representación LGBTQ a través del arte. “En un momento en el que se cuestiona el reconocimiento de la existencia misma de las personas LGBTQ en nuestras escuelas, pudimos mostrar una imagen encantadora y celebratoria del amor gay. Las personas LGBTQ en realidad no somos tan diferentes, somos tan ansiosos, defectuosos y estamos tan desesperados por enamorarnos como todos los demás”, remarcó el actor, que se llevó la ovación del público presente.
En una entrevista con Sir Ian McKellen que data de fines de 2020, cuando Netflix estrenó la primera temporada de Bridgerton, Jonathan Bailey aseguró que “las conversaciones más conservadoras” que tuvo respecto a ser abierto sobre su orientación sexual fue “con otros hombres homosexuales de la industria”. “Realmente no deberías salir del armario”, fue una de las frases que lo marcó al inicio de su carrera.
Asimismo, explicó que, a medida que se hacía más conocido, se planteaba cómo podía ser un referente LBGTQ y, al mismo tiempo, mantener su vida privada fuera del foco. “No quiero hablar de mi versatilidad en la cama sino de mi versatilidad en el escenario. Para mí, se trata de dar visibilidad, eso es todo”, destacó en esa misma charla.
Algo similar dijo a GQ Magazine dos años después, cuando recordó el consejo que un amigo actor recibió por parte de otra persona y que caló hondo en su mente: “Le dijeron: ‘Hay dos cosas que no queremos saber: si sos alcohólico o si sos gay’”. “Así que, sí, por supuesto que pensé que para ser feliz necesitaba ser heterosexual”, confesó Bailey cuando el periodista le consultó si alguna vez había sentido la necesidad de reprimir su orientación sexual en pos de su carrera. Incluso, recién se sinceró con su familia y con sus amigos a sus veinte años. “Pero llegué a un punto en el que pensé: a la mierda con esto, prefiero tomar la mano de mi novio en público o poder poner mi propia foto en Tinder y no preocuparme tanto por conseguir un papel”, remató el actor sobre la decisión de hablar abiertamente de este tema.
De hecho, reconoció a Flaunt Magazine que interpretar un papel protagonista en una de las series más exitosas de Netflix le resulta realmente satisfactorio. “Es algo que no siempre pensé que fuera posible porque cuando tenía veintipocos años había mucha gente a la que se le decía directamente que no hablara de su sexualidad, y hay distintas opiniones sobre si salir del closet afecta o no a tu carrera. Diría que eso es de lo que estoy más orgulloso, porque sentí que no me habían elegido por mi sexualidad”, concluyó.
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