Un nuevo informe publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), sobre la evolución de la distribución del ingreso, revela que el ingreso promedio per cápita para la población económicamente activa –que consta de 29.463.758 personas–, fue de $123.574. Cifra que resulta insuficiente para cubrir la canasta básica total utilizada para medir la pobreza, la cual se situó en $126.361 en noviembre.

Cuando se analiza la mediana de los ingresos per cápita, es decir, el resultado que se logra al poner los ingresos en orden ascendente y luego localizando el número del centro de esa distribución; la situación empeora, alcanzando apenas $91.000. Este valor está apenas $31.113 por encima de lo necesario para cubrir la canasta básica alimentaria y evitar la indigencia.

Al considerar el total de la población con ingresos, que asciende a 18.609.230 personas, los números mejoran ligeramente, aunque siguen siendo pobres. El ingreso promedio per cápita en este caso llega a $193.281, mientras que la mediana alcanza los $150.000.

A pesar de estos datos, la desigualdad de ingresos también aumentó. “El coeficiente de Gini [donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad y 1 con la perfecta desigualdad] del ingreso per cápita familiar de las personas fue de 0,434 para el tercer trimestre de 2023, en el mismo trimestre de 2022 el valor fue de 0,424, lo que muestra un leve aumento de la desigualdad en la comparación interanual”, señaló el informe del organismo.

La pérdida de poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación continúa siendo una preocupación. Aunque los salarios se equipararon a la inflación en octubre al aumentar 8,3%, en la medición interanual y en el acumulado del año, los sueldos siguen rezagados: 139,1% contra 142,7%, en el primer caso, y 112,8% versus 120% en el segundo.

Los trabajadores informales son los más afectados, con incrementos salariales significativamente menores que los registrados privados y públicos. Mientras que los registrados privados tuvieron en octubre un aumento de 8,7% y los del sector público, un ajuste de 9,1%, los privados no registrados recibieron un incremento de solo 4,9%.

Los empleados no registrados muestran un ajuste de apenas 97,6% en la medición interanual y 84,6% en el acumulado del año, influyendo en que el índice general pierda frente a la inflación en ambas mediciones (puesto que los privados registrados tuvieron aumentos de 144,3% y 117,7%, respectivamente, mientras que los del sector público subieron 152,2% y 118,5%).

En un análisis del informe del Indec, el economista Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, dijo que si se ajustan los salarios por inflación, se ve que en agosto cayeron 4,3% mensual en el promedio; en septiembre, 0,95%, y en octubre empataron. 

“Ahora, ese promedio esconde cosas distintas, porque el sector público, que había caído mucho en agosto y septiembre, recupera 0,8% mensual, con lo que queda muy abajo respecto de lo que tenía en julio; el sector privado registrado aumentó 0,4% en octubre después de 0,4% en septiembre, con lo que quedaron muy castigados. Pero lo más terrible es el privado no registrado, que cayó 3,5% en agosto, 4,5% en septiembre y 3,1% en octubre”, dijo. Vale recordar que tienen un rezago en la medición.

A su vez, Tiscornia subrayó que aquellos trabajadores que están en el sector informal han perdido poder adquisitivo de una forma alarmante. “Entonces, cuando se compara con la situación de octubre del año pasado, el segmento del empleo no registrado está 19% abajo (ajustado por inflación), el privado registrado está casi empatado, y el público quedó 4% arriba”, concluyó el economista.

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