POLITICA
Ley Ómnibus: el Gobierno cedió, la oposición reconoce avances y podría haber sesión la semana que viene
Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. (Foto: Cámara de Diputados).Cristian Ritondo continuará como jefe del bloque PRO en Diputados, mientras que Rodrigo De Loredo estará al frente de la UCR (Foto: NA).Miguel Ángel Pichetto, en la jura de Diputados. (Foto: Télam)El ministro del Interior, Guillermo Francos, en un momento de fuerte tensión en su presentación en comisiones de Diputados (Foto: NA – Mariano Sánchez).
El Gobierno cedió: aceptó hacerle a la Ley Ómnibus buena parte de las modificaciones que venían reclamado los bloques de la oposición dialoguista -a los que necesita para aprobar cualquier proyecto-, y sobre todo cedió en la idea de sesionar este fin de semana sin ningún acuerdo. Aunque las negociaciones siguen, y aún restan puntos por cerrar, el oficialismo y las bancadas opositoras buscarían acordar un dictamen de consenso y sesionar la semana que viene.
Aunque ya sin reunión del plenario de comisiones que viene debatiendo el megapaquete de reformas desde la semana pasada, fue igualmente otro día cargado en el Congreso. Este jueves a media tarde, el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el asesor presidencial, Santiago Caputo, llegaron a Diputados con la respuesta del Ejecutivo a los planteos que la oposición había realizado 48 horas antes.
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El despacho del presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, volvió a ser, como lo es desde el lunes, el escenario de negociaciones intensas. Allí, los funcionarios recibieron, por separado, y sucesivamente, a los jefes de los bloques dialoguistas, es decir, aquellos que hace tiempo prometieron colaborar, pero no dar un cheque en blanco ni aprobar cualquier proyecto: el PRO, la UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal.
El primer encuentro fue con el jefe de la bancada PRO, Cristian Ritondo -que ya había tenido la noche anterior una reunión reservada con Francos- y María Eugenia Vidal, que había sido designada por los miembros de la bancada como la articuladora de los planteos de los distintos sectores internos.
“Fue una reunión muy buena. Todavía hay puntos que tenemos que seguir discutiendo, pero la idea es avanzar juntos en la redacción del dictamen final para que se trate en comisiones y luego pasar al recinto”, trasmitieron formalmente desde el PRO, donde ya daban por hecho que no habría -como venía insistiendo buena parte de La Libertad Avanza, el sector más duro del Gobierno y el propio Menem- ni un dictamen esta semana ni una sesión el sábado ni el domingo.
“A ver, es un avance notable. Van a bajar la delegación de facultades, la suspensión de la movilidad jubilatoria, las retenciones, el grueso de la reforma política. Habrá que seguir discutiendo Cultura, Ambiente, Educación, puede ser, algunos otros temas puntuales, pero es un gran avance, sobre todo por la señal de querer acordar”, indicaba otro diputado del PRO, que estimaba, como se le había propuesto al Ejecutivo, que las comisiones discutirían un dictamen el próximo martes y la sesión podría ser el jueves, luego del paro de la CGT.
Tras el encuentro con los referentes de la bancada amarilla, llegó el turno del grupo de bloques que tienen una mayor distancia con el oficialismo que la que tiene el PRO en general, y que en las últimas horas venía trabajando, como plan de contingencia en un dictamen propio en caso de que el Ejecutivo finalmente decidiera no aceptar ninguna modificación.
Estos bloques son la UCR (que conduce el cordobés Rodrigo De Loredo), HCF (que comanda Miguel Pichetto, incluye a la Coalición Cívica, a figuras como Emilio Monzó, Nicolás Massot y el PJ disidente de Florencio Randazzo) e Innovación Federal (9 diputados que responden a gobernadores de fuerzas provinciales).
Como puntos clave, todas las bancadas, incluida el PRO, rechazaban, suspender la fórmula de movilidad jubilatoria y habilitar los aumentos por decreto, si no se establece como cláusula un mínimo de aumento por inflación. Advertían también que no acompañarían la amplia suba de retenciones que planteaba el texto oficial, ni el artículo que permitiría una privatización generalizada de empresas públicas, ni la reforma electoral.
Según informó el jefe radical, De Loredo, a la salida del encuentro con los funcionarios libertarios -que no llegaron con un texto cerrado sino con un cuadro general de las modificaciones que aceptarían- el Gobierno se habría comprometido a que la actualización de las jubilaciones sea mensual y atada a la inflación, o a eliminar directamente el artículo y mantener la fórmula actual, aunque no se conversó cómo compensaría el gasto para cumplir con la meta de reducción de déficit.
Respecto a las retenciones, el Ejecutivo aceptaría -según les indicaron a los diputados opositores- no tocar las que afectan a las economías regionales.
El grueso del capítulo electoral queda afuera -lo que refiere a la modificación de la forma de elección legislativa y la composición de la Cámara Baja-, pero no había todavía acuerdo aún sobre qué hacer con las PASO, que el proyecto original proponía eliminar.
Sobre el artículo que habilita a avanzar en la privatización de 41 empresas estatales, el Gobierno accedería a dejar afuera a YPF, pero no, por ejemplo, al Banco Nación, como también reclamaban buena parte de los bloques opositores. Por otra parte, incluiría fijar el control parlamentario para las empresas que finalmente el Ejecutivo decidiera privatizar.
El mega DNU de Javier Milei, cuya ratificación estaba agregada en uno de los últimos de los más de 650 artículos del megaproyecto de Ley Ómnibus, finalmente quedaría borrado, para ser tratado eventualmente en la Bicameral de Trámite Legislativo, que hasta ahora el oficialismo decidió no conformar.
Las conversaciones entre los funcionarios y los jefes parlamentarios comenzaron a ser discutidas dentro de cada uno de los bloques esta misma noche de jueves. Las negociaciones continuarán el fin de semana, y el oficialismo buscaría desde los primeros días de la próxima semana un dictamen de consenso con los cuatro bloques opositores “dialoguistas”.
POLITICA
El Gobierno ya definió cuánto valdrá el dólar tarjeta desde fin de mes
El dólar tarjeta –la referencia oficial más alta para el billete verde en el mercado cambiario- bajará desde fines de este mes, a las puertas de las vacaciones para todos los argentinos. Lo hará porque el Gobierno ya había ratificado públicamente que no compensaría la caída del impuesto PAIS, que encarece ese billete, pero ahora también comenzó a dar señales sobre qué ocurrirá con el otro sobrecosto para esa cotización: la percepción del impuesto a las ganancias.
No sólo es un tema importante para aquellos que, atraso cambiario mediante, elegirán viajar al exterior, sino para las empresas de turismo, que tienen poco tiempo antes de las Fiestas para adaptar sus sistemas a los nuevos valores del dólar. Estas firmas están obligadas a destacar en sus facturas el costo final y los impuestos agregados.
Según supo LA NACION, en el Ministerio de Economía tienen la decisión tomada de que esa percepción se mantenga y con la misma alícuota –un 30%–. Sin embargo, para que eso ocurra, ARCA (la ex AFIP) tendrá que emitir una nueva resolución que ratifique ese sobrecosto y que siga dejando al dólar turista como el más alto del mercado.
El impuesto PAIS ya dejó de cobrarse a bienes que pasen por la Aduana –se tomaba un anticipo del 95% del impuesto– porque, como desde el 23 de diciembre –cumplidos los cinco años de su vigencia– caerá, no existe un hecho imponible que avale el pago adelantado del tributo. El Gobierno decidió además no pujar para prorrogarlo en el proyecto de Pesupuesto 2025. Esa fue una promesa del ministro de Economía, Luis Caputo, y del presidente Javier Milei.
El problema es que la caída del impuesto creado por Martín Guzmán en 2020 –que gravaba el dólar tarjeta o turista en un 30%– arrastrará también la percepción de Ganancias –que lo gravaba con otro 30%– y que fuera creada en el artículo 35 de la ley 27.541 y reglamentada por la AFIP a través de la resolución 4815, según dijeron los que siguen de cerca la letra chica.
“La percepción está hecha sobre operaciones alcanzadas por el impuesto PAIS. Si ese tributo desaparece, la base imponible también, y habría que emitir una nueva resolución para instalar una percepción parecida”, contaron en ARCA a LA NACION. Es la misma interpretación que ya había hecho en las redes Guillermo Michel, exdirector general de Aduana.
“Proyectando a 2024 los números de 2023, este año 11 millones de personas van a pagar el impuesto PAIS más la percepción de Ganancias o Bienes Personales. Unos 4,1 millones son empleados (37%); 1,5 millones son monotributistas puros (14%); 1,4 millones son contribuyentes de otros impuestos (13%) y 4 millones no son ni contribuyentes ni empleados, como ser jubilados (36%)”, escribió Michel en un posteo en X.
Agregó: “Para enero de 2025 se proyecta un consumo récord de dólares en el exterior de US$1250 millones mensuales. Si el Gobierno quiere que no se abarate el dólar tarjeta, tiene que volver a crear o subir impuestos”.
En ese sentido, será necesario que, como se hizo en 2012, mediante las regulaciones 3378 y 3379 de AFIP, se publique una nueva percepción de Ganancias, similar a la actual y con la misma alícuota. En eso piensa Economía.
El dólar más caro
La decisión del Gobierno dejaría el dólar tarjeta cerca de los $1350, lo que implica que seguiría siendo por bastante la cotización más cara del mercado. Todos los demás dólares libres se mantienen por debajo de los $1100 desde estas semanas y en brechas mínimas con el oficial. Se trata de un dato clave para las reservas del Banco Central (BCRA), que todavía están en terreno negativo. Es que quienes hagan consumos en el exterior tendrán el incentivo de llevarse los dólares cash (usando el informal, hoy a $1055) o pagar el consumo de la tarjeta en el extranjero haciéndose de dólares MEP (hoy a $1062) y con un stop debit en el banco.
LA NACION contó esta semana que, en octubre pasado, los argentinos demandaron US$562 millones netos en el mercado de cambios, principalmente para gastos por viajes, pasajes y otros consumos efectuados con tarjetas en compañías fuera del país. Sin embargo, según destacó el BCRA, alrededor del 50% de esos consumos con tarjetas fueron posteriormente cancelados de forma directa con fondos propios en moneda extranjera.
“Esto reduce el impacto deficitario de estos consumos en el mercado de cambios y en las reservas internacionales”, explicó el informe de Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario, que elabora mensualmente la autoridad monetaria.
Con la decisión oficial en puerta, además de no perder las reservas resguardadas por Santiago Bausili en el BCRA para el pago de deuda que tiene que hacer el Gobierno en enero –ya compró los billetes– como en julio (negocia un repo con el mercado y dólares frescos con el FMI), tanto Caputo como Milei dejarán también de avalar oficialmente un tipo de cambio bien lejano a los $1100 que ven como ajustado a la actual macroeconomía argentina. Y esto lo harán, a su vez, y gracias a la significativa brecha existente contra el dólar tarjeta, sin perder el incentivo a que no se usen dólares de las reservas, aún escasos, y se opte por las opciones financieras (MEP) para pagar los viajes y los consumos en el exterior.
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