SOCIEDAD
“Hipnocracia” o el régimen de la sociedad adormecida con dos sumos “sacerdotes”: Trump y Musk
Multitud de investigaciones lo vienen advirtiendo: los memes no son inocuos; para los extremismos, es el lenguaje más eficaz de difusión de sus ideas. Las redes son herramientas de polarización e injerencia sofisticadas. Los bulos creados con inteligencia artificial (IA) generan una realidad falsa indistinguible y amenazan la democracia. La propia IA nace con sesgos que no son inocentes. Detrás de todo este arsenal hay una estrategia que el filósofo hongkonés Jianwei Xun define como “hipnocracia”, un concepto que Cecilia Danesi, investigadora en el Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos (Universidad Pontificia de Salamanca), resume como “dictadura digital que permite modular directamente estados de conciencia” mediante la “manipulación a través de las historias que consumimos, compartimos y creemos”. La finalidad es la eliminación de una ciudadanía crítica e informada y precisa de la supresión de cualquier salvaguarda.
Jianwei Xun, autor de Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad (aún no editado en español), afirma que este régimen es “el primero que opera directamente en la conciencia”: “No reprime el pensamiento, sino que induce y manipula los estados emocionales”. El objetivo es “adormecer el pensamiento crítico” utilizando la información como “humo hipnótico” a partir de “abrumar los sentidos con estímulos constantes” y conseguir que “realidad y simulación se vuelvan sinónimos”.
Para Danesi, integrante del reciente encuentro AI Action Summit celebrado en Cannes (Francia) que abordó la situación, esta fragmentación “erosiona y cambia radicalmente la manera en que los ciudadanos perciben la realidad y toman decisiones políticas, una situación que exige un análisis profundo y una regulación eficaz”. “La primera perjudicada es, sin duda, la democracia”, alerta.
El poder evoluciona más allá de la fuerza física y la persuasión lógica. Se ha vuelto gaseoso, invisible, capaz de infiltrarse en todos los aspectos de nuestras vidas
Jianwei Xun, filósofo
En estas condiciones, según escribe el pensador hongkonés, “el poder evoluciona más allá de la fuerza física y la persuasión lógica”. “Se ha vuelto gaseoso, invisible, capaz de infiltrarse en todos los aspectos de nuestras vidas (…) Estamos en un estado permanente de hipnosis donde la conciencia permanece atrapada, pero nunca completamente tranquila”, sostiene.
Como ha recordado en el foro francés Gianluca Misuraca, director científico de la iniciativa europea AI4Gov, los sumos “sacerdotes” de este nuevo régimen son el presidente de EE UU, Donald Trump, y su mano derecha, el multimillonario Elon Musk. Ambos lideran lo que Jianwei Xun identifica como “capitalismo digital”, donde “los algoritmos no son herramientas de cálculo y pronóstico, sino tecnología hipnótica de masas”. Según abunda Danesi, codirectora del máster en gobernanza ética de la IA en la UPSA, “la hipnocracia permite una injerencia más profunda y silenciosa, manipula nuestro pensamiento sin que nos demos cuenta, lo cual es más peligroso todavía porque es más difícil de advertir”.
Y para que la capacidad hipnótica de este exacerbado liberalismo digital funcione hay una premisa fundamental: la ausencia de regulación. Empresas de redes sociales, como X, propiedad de Musk, o Meta, de Mark Zuckerberg, han eliminado la moderación de contenidos. Otras plataformas de IA han comenzado a eliminar restricciones a respuestas sobre cuestiones potencialmente dañinas.
El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) ha requerido a los científicos del Instituto de Seguridad de Inteligencia Artificial de EE UU (AISI, por sus siglas en inglés), creado por Joe Biden en 2023 para anticipar los problemas que pueda generar la IA, a que eludan el desarrollo de herramientas “para autenticar y rastrear la procedencia de los contenidos” o “etiquetar” el elaborado con los nuevos modelos de lenguaje. Trump rechaza la moderación de contenidos y reclama su supresión en aras de una supuesta libertad de expresión. Una orden ejecutiva emitida por el presidente estadounidense en enero justifica la medida: “Para mantener el liderazgo, debemos desarrollar sistemas de IA que estén libres de sesgos ideológicos o agendas sociales diseñadas”.
“Es una falacia”, replica Danesi: “Esta idea de a mayor regulación menor desarrollo o progreso es una idea falsa porque los sectores más regulados, como el farmacéutico o los bancos, son los que más ganancias tienen. El problema es cuando la regulación está mal hecha y eso sí implica una obstrucción a la innovación. La clave está en cómo regular para garantizar valores supremos como los derechos humanos o fundamentales”.
La proliferación de imágenes generadas por IA que fundamentan noticias falsas (deep fakes), la fácil viralización del contenido, independientemente de su veracidad, y las narrativas manipuladas han convertido la desinformación en una de las amenazas más graves para los sistemas democráticos
Cecilia Danesi, investigadora en el Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos
Esta ausencia de control y moderación genera, según explica la investigadora, “la proliferación de imágenes generadas por IA que fundamentan noticias falsas (deep fakes), la fácil viralización del contenido, independientemente de su veracidad, y las narrativas manipuladas”. “Han convertido la desinformación en una de las amenazas más graves para los sistemas democráticos”, advierte.
Ante esta situación, y en contradicción con el liberalismo sin límites en la red defendido por Trump y plataformas tecnológicas masivas, la mayoría de los usuarios de herramientas digitales piden restricciones al contenido dañino internet, como las amenazas físicas, la difamación, la intolerancia y el odio, según una encuesta a gran escala realizada por la Universidad Técnica de Múnich (TUM) y la Universidad de Oxford en 10 países de Europa, América, África y Australia, donde se ha prohibido el acceso a redes sociales a los menores de 16 años.
De media, el 79% de los encuestados cree que las incitaciones a la violencia en internet deben eliminarse. Los más favorables (86%) son alemanes, brasileños y eslovacos mientras que, en EE UU, el apoyo a estas restricciones baja al 63%.
Solo el 14% de todos los encuestados cree que las amenazas deben mostrarse para que los usuarios puedan responder a ellas y el 17% defiende que debe permitirse el contenido ofensivo para criticar a ciertos grupos de personas o para que una opinión capte la atención (20%). El país con el mayor nivel de respaldo a esta actitud es Estados Unidos (29%) y el apoyo más bajo se registra en Brasil (9%).
A la pregunta de si prefieren redes con libertad de expresión ilimitada o libres de odio o desinformación, en todos los países, la mayoría optó por plataformas seguras frente a la violencia digital y la información engañosa.
El 79% de los encuestados cree que las incitaciones a la violencia en internet deben eliminarse. Los más favorables (86%) son alemanes, brasileños y eslovacos mientras que, en EE UU, el apoyo a estas restricciones baja al 63%
Encuesta de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) y la Universidad de Oxford en 10 países
“La mayoría de las personas quieren plataformas que reduzcan el discurso de odio y el abuso. También en Estados Unidos, un país con un compromiso histórico con la libertad de expresión en el sentido más amplio”, comenta Yannis Theocharis, principal autor del estudio y profesor de Gobernanza Digital en la Escuela de Política y Políticas Públicas de Múnich.
No obstante, según matiza Spyros Kosmidis, coautor del trabajo y profesor de Política en la Universidad de Oxford, “Los resultados también muestran que no hay un consenso universal en relación con la libertad de expresión y la moderación. Las creencias de las personas dependen en gran medida de las normas culturales, las experiencias políticas y las tradiciones jurídicas de los distintos países. Esto hace que la regulación global sea más difícil”.
Tampoco está claro quién debe mantener la seguridad en internet frente a contenidos dañinos y los porcentajes se reparten de forma similar entre quienes atribuyen esta responsabilidad a las plataformas, a los gobiernos o a los propios usuarios.
En cualquier caso, sea quien sea el responsable, la mayoría de los usuarios (59%) considera que los contenidos ofensivos, de intolerancia u odio son inevitables y cuentan con reacciones de esta naturaleza (65% de media y 73% en Estados Unidos) cada vez que publican algo.
“Notamos una resignación generalizada. La gente tiene la impresión de que, a pesar de todas las promesas de lidiar con el contenido ofensivo, nada está mejorando. Este efecto de aclimatación es un gran problema porque está socavando gradualmente las normas sociales y normalizando el odio y la violencia”, advierte Yannis Theocharis.
Ivado, un grupo de investigación canadiense, e Iniciativa AI y Sociedad de la Universidad de Ottawa, proponen cuatro medidas para evitar la erosión del sistema de convivencia democrático: un marco regulatorio claro que incluya normas para la IA durante las elecciones, códigos de conductas en este campo para los partidos, equipos de seguimiento con planes de respuesta a amenazas y la creación de un consorcio internacional para actuar en caso de interferencia.
“Con nuestras democracias amenazadas, la interferencia impulsada por la IA requiere acciones rápidas y concretas por parte de los líderes, tanto a nivel nacional como internacional. Sin un esfuerzo global concertado para alinear las leyes, crear capacidad y desarrollar procesos para mitigar los riesgos de la IA, las democracias de todo el mundo siguen siendo vulnerables”, advierte el profesor Florian Martin-Bariteau, director de la Iniciativa IA y Sociedad de la Universidad de Ottawa.
Europa comenzó a andar ese camino normativo con la AI act, pero Danesi lamenta: “Ante la coyuntura internacional, la UE ha puesto el freno de mano por esta idea de que, si sobrerregulamos, frenamos la innovación”. “Pero no se trata de dejar de regular, sino de cómo lo hacemos, de qué valores tenemos y queremos potenciar”, insiste.
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SOCIEDAD
El misterio de las nubes y su influencia en el clima de la Tierra: lo que nos cuentan 30 años de imágenes
Las nubes son uno de los misterios del clima de la Tierra, una naturaleza etérea que contiene cientos y hasta miles de toneladas de agua en forma de gotitas suspendidas, flotando en la atmósfera como podrían flotar en un sueño. Desempeñan un papel doble: por una parte, reflejan la energía del Sol de vuelta al espacio glacial, lo que enfría la atmósfera (las nubes bajas), pero también atrapan la energía del suelo, (las altas), lo que la calienta. A nivel local, que gane un efecto u otro depende de su naturaleza volátil: el tamaño, ubicación, la cantidad de agua que contengan…, es fácil que una tormenta, por ejemplo, oculte un millón de toneladas de agua enfurecida.
De momento, y considerando todas las nubes del planeta, la evidencia científica dice que gana el enfriamiento y la superficie de la Tierra es más fría con nubes de lo que sería sin ellas, pero su efecto sobre el clima es complejísimo e introduce mucha incertidumbre en los modelos climáticos y de predicción. Además, igual que las nubes afectan al clima, los cambios en el clima afectan a las nubes, y no se tiene nada claro cómo evolucionará esta relación en una Tierra cada vez más caliente.
En un estudio reciente, publicado en la revista Climate Dynamics, investigadores del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA y de la Universidad de Estocolmo han analizado más de 30 años de imágenes de nubes tomadas por satélites meteorológicos de la NASA (Terra, Aqua, CALIPSO, entre otros). En él, afirman haber detectado un estrechamiento de una de las franjas nubosas más consistentes de la Tierra: una capa blanca que rodea el Ecuador como un abrazo. Según los climatólogos, esta desaparición —que cifran en un 1,5% por década—, estaría permitiendo la entrada de más luz solar, al reflejar menos, lo que calentaría más la atmósfera, potenciando la espiral del calentamiento global. También detectaron otros cambios en los patrones de nubes, como desplazamiento desde latitudes medias hacia los polos.
La desaparición de las nubes podría tener más consecuencias, además de hacer del cielo una tristeza para los pintores y los poetas. Los instrumentos de las agencias espaciales llevan décadas detectando otro misterio: el desequilibrio entre la energía solar que recibe la Tierra y la que emite. Porque el balance parece claro: entra más de la que sale.
Buena parte se atribuye a la mano humana, las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de enormes masas de hielo reflectante, como en el Ártico, que hacen esté llegando más energía a la superficie terrestre, pero el resto no está claro. Los investigadores se plantean si la desaparición de las nubes es el factor que falta para explicarlo, lo que coincidiría con otros estudios, como este publicado en Surveys in Geophysics hace unos meses por climatólogos del Centro de Investigación Langley de la NASA.
Nubes y aerosoles
En los cielos hay más que gotas de agua. Los aerosoles son partículas que flotan en la atmósfera: polvo que mueven los vientos desde los desiertos, cenizas resplandecientes de fuegos como los están devorando California, emisión de volcanes, polenes, emisión de transporte y agricultura…
“Los aerosoles permiten la formación de nubes, pero también reflejan y atrapan la energía, de forma que ambos se afectan mutuamente”, explica Carmen Córdoba Jabonero, investigadora del área Investigación e Instrumentación Atmosférica del INTA. Para estudiar la turbulenta complejidad del trío nubes-aerosoles-radiación para influir en el clima, la Agencia Europea del Espacio (ESA) y la japonesa JACSA, lanzaron en mayo el satélite EarthCARE, que en estos momentos orbita a 400 km sobre la superficie terrestre.
EarthCARE viene de las siglas en inglés de Earth Cloud Aerosol and Radiation Explorer (Explorador de Nubes, Aerosoles y Radiación Terrestres). Cuenta con cuatro instrumentos a bordo: un lidar atmosférico, que mide la posición en altura de las nubes y los aerosoles; un radar de perfil de nubes para verlas por dentro; cámaras para tomar imágenes multiespectrales, muy detalladas y en diferentes longitudes de onda de luz, y un radiómetro de banda ancha, que mide la radiación solar del espacio y la radiación infrarroja procedente de la Tierra. Córdoba Jabonero es una de las responsables de la fase de validación y calibración en tierra de estos instrumentos en la que se encuentra actualmente la misión.
La científica dirige también el proyecto CLAVEL que acaba de ser aproado por la Agencia Estatal de Investigación. CLAVEL se basa en la medida de nubes y su interacción con dos tipos de aerosoles: polvo desértico y aerosol marino. Participan investigadores de la Universidad de Évora, en Portugal, que están en contacto con las islas Azores, y también científicos de la Isla de la Reunión. “El Arenosillo, en Huelva, que es la estación del INTA para investigaciones atmosféricas, y Évora son zonas influenciadas por el transporte de polvo saharianao, mientras que las Azores y la isla de la Reunión son entornos marítimos. CLAVEL se basa en el estudio de estos dos entornos en diferentes localizaciones”, explica la investigadora, que añade que, “todos estos estudios, tanto de aerosoles como en nubes, lo hemos aplicado a otros proyectos planetarios, por ejemplo, instrumentación que hay en Marte también dedicada al polvo, o a nubes de hielo. Nuestros resultados terrestres son extrapolables a otros entornos. Siempre estamos faltos de financiación, pero hacemos lo que más o menos podemos con los recursos dados”.
Nubes y drones
José Luis Sánchez, investigador de Física Atmosférica en la Universidad de León, ha participado desde 1997 en varias campañas de vuelos en tormentas y analizado más de 180.000 piedras de granizo. Cuenta que se interesó por las nubes cuando, de niño, vivía en Segovia. “Me fascinaba cómo podían ser que, en verano, con el calor que hacía algunos días, del cielo acabará cayendo hielo. Y, además, pudiera dar un ruido tan tremendo que son los truenos”.
Sánchez está a la espera de que encuentre financiación un proyecto con el INTA para probar un sistema antihielo en drones al que aportaría modelos climáticos de observación y predicción. “Hay un tipo de gotas en las nubes que están en fase líquida, aunque estén a temperaturas muy bajas. Cuando esas gotas impactan contra un avión o un dron, pueden congelar y producir una carga de hielo enorme: pueden formar un centímetro de hielo en un minuto. Esto es muy peligroso porque son nubes invernales, nubes muy habituales que se dan cuando entran los frentes fríos de invierno”, explica. Estas gotas aparecen en una especie de bolsas muy pequeñas y efímeras, de pocos kilómetros de diámetro, que aparecen y desaparecen rápido. “Si no tienes una predicción razonable”, explica Sánchez, “te pueden dar algún problema”.
La carga de hielo es uno de los riesgos meteorológicos más importantes en aviación. Los aviones comerciales cuentan con sistemas calefactores, pero no los drones que tienen el problema de la poca autonomía energética. “Si metes un sistema calefactor, el tiempo de vuelo se reduce una barbaridad. Además, los drones nacieron como idea militar, por tanto, en escenarios de guerra, pues otra cosa más que cae del cielo. Pero cuando estamos pensando en usos civiles, eso no puede ser”, añade.
También trabajan en otro proyecto para detectar mediante satélite zonas de formación de granizo. “Este muy variable: puede caer en una zona de la ciudad, en otra no, es decir, tiene una diversidad geográfica muy alta y una incidencia muy variable”. Con los registros de datos de sus sensores de granizo, algunos de ellos desde hace más de 25 años, como en Lérida, han visto que cuando existe calentamiento global, como el actual, hay más energía para que las tormentas sean más grandes, pero eso necesariamente cae más granizo.
“Como la altura a la que está la temperatura de cero grados, por el calentamiento, cada vez está más alta —no sé si la gente es consciente que un grado es un montón de metros más arriba—, esto hace, por una parte, hace que la tormenta sea más grande, pero, por otra, el granizo puede descongelarse. ¿Cómo acaba esta pela? En las zonas de montaña, no tiene tiempo para descongelarse y hemos visto que el número de impactos de granizo está aumentando. En las zonas cercanas a baja cota, a 100 o 200 metros de altura, sí le ha dado tiempo a descongelar. Aquí vemos claramente que cada vez hay menos días de granizo, pero más de granizo grande: el que no solía aparecer casi nunca, ahora aparece ya de vez en cuando, y grande te hablo a partir de centímetro y medio, dos centímetros de diámetro, que ya empieza a hacer bastante daño”, concluye. Sánchez y su equipo han encontrado granizos de hasta 10 centímetros de diámetro. En Europa Central también han detectado un aumento en la formación de tormentas de granizo.
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SOCIEDAD
Masahiro Sakurai reflexiona sobre cómo los videojuegos mejoran la vida de las personas: «Es una profesión extremadamente gratificante»
¡Ya tenemos nuevas declaraciones del creativo! Traemos novedades para los seguidores de Super Smash Bros. Ultimate y su director Masahiro Sakurai. Parece que la información se centra en su más reciente lanzamiento. Resulta curioso sobre todo de cara a ver un posible Smash Bros. en Nintendo Switch 2.
Sakurai, tras detallar el cierre de su canal, ya conocimos su último vídeo, pero también anunció un “final” único de su serie de YouTube. Ahora, tras su publicación, tenemos más palabras suyas. El creativo recientemente recibió el Premio a la Trayectoria de la Asociación de Medios en los Premios Digitales. Durante su discurso de aceptación, reflexionó sobre el impacto del entretenimiento digital en la vida de las personas y su motivación para compartir gratuitamente su conocimiento como director de juegos.
Reconoce que su trabajo no puede compararse con profesiones como la medicina, pero cree que los medios digitales tienen el potencial de mejorar la vida de las personas, convirtiéndolos en una profesión gratificante. Os dejamos con sus palabras:
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“Hice algo extremadamente irracional en mi canal: compartí gratuitamente todos mis conocimientos como director de juegos con todo el mundo”, dice Sakurai. “¿Por qué lo hice? Siento que estoy perdiendo ante muchas profesiones. Aunque hago mis propias contribuciones, ni siquiera puedo aspirar a competir con lo que hacen los médicos, por ejemplo. Al final, sin paz y salud, la gente no puede disfrutar del entretenimiento digital; soy consciente de ello. Pero los medios digitales que creamos tienen el potencial de mejorar la vida de las personas, lo que los convierte en una profesión extremadamente gratificante”.
¿Qué os parece, fans de Masahiro Sakurai y Smash Bros.? Os leemos en los comentarios. Y ya sabéis que en la web podéis repasar los mejores juegos de lucha en Nintendo Switch.
Fuente.
Masahiro Sakurai
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Mundos íntimos. De chico fui obsesivo: si me gustaba un juego o una peli vivía para eso. Ahora, igual… pero le descubrí el lado creativo.
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