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INTERNACIONAL

Guerra en Gaza: todos los espectros de la masacre del 7 de octubre

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La muerte de Saleh al-Arouri, un prominente líder de Hamas, con dos drones israelíes en su oficina de Beirut, puede haber acercado más a Oriente Medio al abismo de una guerra devastadora, esta vez sumando a la milicia de Hezbollah y el Líbano. Pero, al mismo tiempo, ese grave episodio sirve para exponer los interiores políticos de Hamas y, esencialmente, mucho de lo que no sabemos sobre el cruel ataque del 7 de octubre al sur de Israel.

Este dirigente, que en el collage de cargos que aprecia esa organización, era vicepresidente del ala política y responsable de Cisjordania entre otras funciones, fungía en la capital libanesa como el “embajador” de Hamas ante Hezbollah e Irán. Una tarea difícil dada la mirada displicente que esos dos jugadores reservaban al socio palestino debido a ciertas traiciones del pasado.

Las crónicas de la muerte de al-Arouri lo describen como el número 2 del grupo y uno de los responsables de los ataques del 7 de octubre. Pero ninguno de los dos supuestos son tan exactos. Especialistas en Israel aclaran que en Hamas no es muy claro quién manda, pero ciertamente no era al-Arouri. Se sabe de la dura interna que sostenía con Yahya Sinwar, el implacable jefe del grupo en Gaza, autor de esa absurda masacre de la cual muchos de los dirigentes de Hamas en el exterior se enteraron en el momento que sucedía.

Al-Arouri era una figura estratégica para la organización, difícil de relevar. Fue el fundador del brazo militar de Hamas y construía una estructura similar en Cisjordania, con armas y entrenamiento. Por eso Israel lo tenía en el blanco y EE.UU. ofrecía una recompensa por su cabeza. Aún así, se movía detrás de una ambiciosa negociación en El Cairo que buscaba cesar la guerra al costo incluso de un acercamiento con el partido Al Fatah de Ramallah, un ejecutivo magro, pero que ha reconocido el derecho a existir de Israel e interactúa con EE.UU. ¿Un castigo a la estupidez de Sinwar?

Analistas informados como Zvi Bar’el confirmaron en Haaretz esas evoluciones. “Puede que Salah al-Arouri ocupara el segundo lugar en Hamas después de Ismail Haniyeh, pero hasta donde sabemos, no participó en el ataque contra Israel el 7 de octubre. Al- Arouri, al igual que el resto de los dirigentes de Hamas en el extranjero, estaba ocupado tratando de reconciliarse con Fatah y discutía en Egipto un acuerdo de alto el fuego a largo plazo con Israel”.

Yahya Sinwar, el líder de Hamas en la Franja de Gaza, el autor de l masacre del 7 de octubre- AFPYahya Sinwar, el líder de Hamas en la Franja de Gaza, el autor de l masacre del 7 de octubre- AFP

Es interesante el culebrón de esta interna en especial por sus dramáticas consecuencias. Sinwar desde hace años recelaba de al-Arouri a quien acusaba de complotarse con Haniyeh para relevarlo de su mando en Gaza. A punto tal que en 2021 purgó a todos los aliados de esos dos hombres. “Desde entonces, Sinwar ha estado dirigiendo el espectáculo en Gaza exclusivamente”, afirma el analista.

El Financial Times agrega un dato impactante. Sostiene que la masacre que causó 1.200 muertos, el peor ataque desde el Holocausto contra el pueblo judío, tuvo como posible origen esa disputa interna. El diario británico cita a una fuente cercana a ambos rivales que revela que “Sinwar se sentía marginado… veía que solo se hablaba de Cisjordania… y era por este tipo, Saleh al-Arouri” de modo que buscó alterar el curso de los sucesos con el resultado conocido.

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Una acción inexplicable

Después de la masacre, dirigentes de Hamas como Khalil al-Hayya o Taher El-Nounou defendieron la barbarie como una fórmula para revivir la cuestión de Gaza y disparar una guerra que comprometa a los socios reunidos bajo el paraguas iraní. No sucedió, ni parece que sucederá ahora. Es claro que estos jugadores no han querido sacrificarse en el altar de Hamas, pese a los esfuerzos de Sinwar que si algo logró fue fortalecer a los halcones del lado israelí que machacan por una ofensiva total en todos los frentes.

En este sentido, resta mucho por saber sobre el atentado en Irán de este miércoles, en el homenaje al general Qasem Soleimani, asesinado hace 4 años por EE.UU. en Bagdad durante el mandato de Donald Trump. El ataque se lo atribuyó un oscuro grupo con el nombre del desaparecido ISIS, la banda anti Irán financiada por las fortunas árabes. ¿Pero por qué ahora? Los persas y los árabes ya no tienen esas pujas. Todo muy confuso. Lo cierto es que el atentado causó decenas de muertos y una abrumadora humillación a la teocracia de Teherán, apenas horas después del episodio en Beirut.

El asesinato de al-Arouri tuvo otro efecto importante: desarmó la alternativa negociadora. A partir de ahora la chance de una tregua se torna ilusoria como prefieren los extremos de ambos lados. Israel “combate su segunda guerra de la Independencia, como en 1948”, acaba de postular el ministro ultranacionalista, Itamar Ben-Gvir, para intoxicar de épica a la ofensiva en Gaza.

Pero en Beirut no solo se voltearon esos puentes. Israel ha prometido desde sus estructuras de inteligencia y seguridad que repetirá la reacción que hubo tras la masacre de los deportistas judíos en las olimpiadas de Münich de 1972. Es histórico. Agentes israelíes buscaron por todo el mundo a los terroristas que cometieron aquella matanza y los liquidaron uno tras otro.

El premier Benjamín Netanyahu con el ministro ultrareligioso Bezalel Smotrich que propone la salida de los habitantes de Gaza a algún otro país. EFEEl premier Benjamín Netanyahu con el ministro ultrareligioso Bezalel Smotrich que propone la salida de los habitantes de Gaza a algún otro país. EFE

Esa operación prestigió al país y al gobierno del momento. En ese espejo busca reflejarse el premier Benjamín Netanyahu y su legión de socios ultramontanos para cosechar apoyos que les faltan notoriamente. También, estirando la guerra para eludir las incomodas consecuencias domésticas que traería la paz.

En busca de apoyos ausentes

El ejecutivo israelí, a su medida, padece su propia anarquía. Estos días, los partidos ultraortodoxos que conforman la coalición, montados en la crisis de Gaza disparada por Hamas –”un regalo de Jehová”, según habían dicho los primeros días- avanzaron con la demanda de una operación “moral y justa” para expulsar a los habitantes del enclave y su re ocupación por colonos. Así como sucede en los territorios palestinos de Cisjordania.

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Atentos al escándalo que suponen esas ambiciones, Ben-Gvir y su aliado inclemente en Hacienda, Bezalel Smotrich, hablan de una acción “voluntaria” de la población. Smotrich, sin aclarar el origen de los datos, dice que 70%, de los israelíes respaldan “la solución humanitaria (así la llama) de una voluntaria emigración”.

EE.UU., Alemania y Francia, entre otros socios de Israel, repudiaron como “irresponsables” esos comentarios. No es casual que también Cisjordania se este remeciendo con una violencia creciente y brotes de racismo, con los colonos ultraortodoxos que intimidan y atacan a los campesinos palestinos para expulsarlos. En muchos sitios lo han logrado.

El ataque del 7 de octubre. Los terrorista se llevan en una moto a , Adina Moshe, arrebatada de su casa en el kibutz Nir'Oz. AP El ataque del 7 de octubre. Los terrorista se llevan en una moto a , Adina Moshe, arrebatada de su casa en el kibutz Nir’Oz. AP

Estas voces minoritarias que han trepado al gobierno creen que llegó el momento de construir el Gran Israel desde el Mediterráneo hasta el Jordán, ignorando a sus habitantes originales. Una guerra generalizada contra milicias terroristas de perfil fascista como Hamas o Hezbollah y el propio Irán, sería la llave de ese sendero y y garantía de un respaldo mundial.

Ese Israel iliberal es el que ha recibido en estas horas un duro correctivo de parte de la Corte Suprema que invalidó los intentos del Ejecutivo y el Parlamento para reducir el poder de la Justicia. El dictamen del tribunal, que sumó luego la reanudación del juicio por corrupción contra Netanyahu, es significativo después de un año de protestas en las calles contra esos avances autoritarios que debilitaron al país dejándolo expuesto al ataque del 7 de octubre. Un fallo que posiblemente anuncie que una era de cambio esta llegando al martirizado Israel.



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Bolivia: después de seis días Evo Morales termina su huelga de hambre y los «evistas» incian el diálogo con el gobierno

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El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) terminó su huelga de hambre luego de que sus seguidores anunciaran el inicio de un diálogo este viernes con el Gobierno de Luis Arce, en el que se buscará detener el conflicto que derivó en un bloqueo de carreteras de 24 días.

El exmandatario y líder del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) abandonó su huelga de hambre tras seis días, esta medida de presión la ejercía para forzar al presidente Arce a iniciar un diálogo en el que se trate la liberación de los casi 100 seguidores ‘evistas’, como se les conoce a sus sectores leales, capturados durante los bloqueos.

Morales también busca que se detenga el proceso judicial en su contra por trata de personas y estupro, y que se le habilite como candidato presidencial para las elecciones de 2025, a pesar de que existe una prohibición constitucional a la reelección indefinida.

El dirigente cocalero Dieter Mendoza leyó un comunicado con las decisiones tomadas por el Pacto de Unidad ‘evista’ tras un acercamiento con el Gobierno, entre estas anunció que el domingo 10 de noviembre los seguidores del expresidente realizarán una reunión de emergencia para analizar los avances del diálogo con los representantes del presidente Arce.

Mendoza también dijo que exigen la «inmediata» liberación de los detenidos durante los operativos de desbloqueo de carreteras, bajo la amenaza de reactivar el bloqueo de caminos de no cumplirse su demanda.

Morales y Arce están distanciados desde finales de 2021 por diferencias en el manejo del gobernante MAS y por el control del Ejecutivo boliviano.

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La pugna entre los políticos creó una fuerte división en el oficialismo, separando al MAS en dos facciones: la ‘evista’ y la ‘arcista’.

Morales ha llamado a Arce «el peor presidente de la historia de Bolivia», mientras que el mandatario lo ha acusado de querer «desestabilizar su Gobierno» e incluso de querer «acortar su mandato».

Este viernes Arce tenía previsto dar a conocer el informe de su cuarto año de gestión en la Presidencia, en medio de una crisis política y económica, debido a la escasez de combustible, la falta de dólares, el encarecimiento de varios productos de la canasta básica y la pugna oficialista.

Mientras que Morales se encuentra «atrincherado» en el Trópico de Cochabamba, su bastión político y sindical, ante la posibilidad de una orden de captura por un caso en el que el Ministerio Público lo investiga por la supuesta «violación» de una menor de edad durante su Presidencia, y con la que habría tenido una hija

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