POLITICA
Enamoró en los concursos de belleza, fue amada por el público pero una cámara oculta le arruinó la vida: el duro camino de “La Turca” que jamás se rindió
Aquella noche de 1971, a los 18 años, la coronaron por algo que le sobraba: Beatriz Raquel Salomón, oriunda del Valle de Calingasta, fue elegida por decisión unánime Miss Simpatía representando a su amada provincia de San Juan, durante el certamen que consagraría a Miss Argentina. Por entonces ya soñaba con una carrera artística y conocer el mundo.
Ese año, el concurso para distinguir a la representante para Miss Universo se realizó en la por entonces confitería bailable Michelangelo. La ganadora fue Miss Santa Fe, María del Carmen Vidal, de 21 años de edad y profesora de Educación Física. Fue escoltada por Alicia Beatriz Daneri, Miss Mar del Plata, de 19 años como 1ª finalista; Silvia Cao, Miss Capital Federal, 2ª finalista; Adriana Banti, Miss Gran Buenos Aires, 3ª finalista; y Mónica Irene Pajmaevich, Miss Neuquén, 4ª finalista. Los premios especiales fueron otorgados como ya se mencionó a Beatriz Raquel Salomón, Miss San Juan como Miss Simpatía, y María Laura Montana, de 20 años, Miss Córdoba, como Miss Compañerismo. Otra de las participantes fue Miss Tucumán, Ana María Junco de 19 años. Luego, María del Carmen Vidal obtendría el título de Miss Confraternidad Latinoamericana en Venezuela.
Un volcán llamado Beatriz Salomón
Más allá de las otras ganadoras, quien comenzaba a vivir tiempos consagratorios fue Beatriz Salomón: en 1974 fue Virreina de la Fiesta Nacional del Sol en su San Juan natal. Y en el 78 volvió a postularse para Miss Argentina y logró ser cuarta princesa. A partir de allí su carrera se multiplicó cuando se dedicó a ser modelo publicitaria. Y todo dio un giro cuando conoció a Alberto Olmedo y se le dio la gran oportunidad de su vida en No toca botón. Hasta ahí también había trabajado junto a su hermana Isabel en el ciclo Tatus, junto a otro grande del humor, Tato Bores.
Beatriz siempre recordaba entre carcajadas una anécdota que la tuvo como protagonista junto a Alberto en la temporada de verano 1986/87 en La Feliz con la obra El Negro no puede, que marcó un récord absoluto. “Una noche subo al escenario, él dice su texto, yo el mío y me quedo esperando su respuesta. Lo miro y le digo bajito: ‘Señor, le toca hablar a usted’. Me responde: ‘Ah, ¿me toca hablar a mí? ¡Mi mente ha muerto! Si me toca hablar a mí, terminó acá la función, así que hablá vos’. Me temblaban las rodillas. Tuve que aprender a improvisar en ese momento y se lo agradezco con el alma porque me sirvió después para toda mi carrera”, reconoció siempre.
Luego de la trágica muerte de Olmedo, en marzo de 1988 en Mar del Plata, Beatriz siguió adelante más allá del dolor de haber perdido a un gran compañero y líder de grupo que abría puertas para nuevos desafíos. Siguió trabajando junto a Berugo Carámbula y los uruguayos de Híper Humor, también con Juan Carlos Mesa y Jorge Porcel, como integrante de Café Fashion y en el ciclo Indiscreciones. Siempre era convocada para nuevas oportunidades, hasta que se produjo un momento bisagra en su trayectoria que la terminó marcando para siempre.
Una cámara oculta y un shock impensado: “Fue lo más atroz”
Ocurrió en 2004 cuando el programa Puntodoc, que hacían Daniel Tognetti y Miriam Lewin, exhibió una cámara oculta en la que se veía al marido de Beatriz Salomón, el cirujano plástico Alberto Ferriols en su consultorio haciéndole una propuesta sexual para operar a una mujer trans. Mientras el programa salía al aire, Salomón y Ferriols estaban en un estudio diferente esperando salir al aire en Intrusos en la noche con Jorge Rial y Luis Ventura. Se habían dado avances respecto a que el médico no tenía habilitado su lugar de atención y el matrimonio asistió con dichos conductores para desmentir tales informaciones.
Sin embargo, enorme fue su sorpresa cuando a continuación de PuntoDoc, Ventura y Rial pasaron en su programa el informe del envío de Lewin y Tognetti sin que la pareja supiera de qué se trataba. Ambos no podían creer lo que veían y la historia terminó con la ruptura de la relación y el temor que les produjo a ambos que pudieran quitarle la tenencia de Noelia y Bettina, las hijas menores de edad que habían adoptado.
A partir de allí Beatriz perdió a su compañero y su proyecto de familia desapareció para siempre. Además empezó a padecer la falta de trabajo porque la mayoría de los productores no la contrataban para evitar conflictos.
“Fue mucho sufrimiento, sufrí discriminación, prohibiciones, me censuraron. Porque con esta cámara oculta innecesaria, donde mostraron la inclinación sexual de mi marido que yo no sabía, me hicieron lo más atroz”, dijo invitada por Mirtha Legrand en 2017. “No solo se destruyó mi matrimonio -ya que llevábamos seis años de casados- sino que veníamos de Europa con la idea de adoptar a un tercer hijo. ¡Pero eso también se truncó y ese niño no pudo venir a este hogar! (Nota de la redacción: buscaban adoptarlo en Rusia). Y mis hijas -que son del corazón- se quedaron por segunda vez sin padre, porque cuando un matrimonio se divorcia jamás se vuelve a ser igual”, supo afirmar.
La extinguida, renacida
Pese a todo, valiente, salió adelante como pudo. Quien la hizo resurgir y resultó vital para su recuperación anímica fue José María Muscari cuando la llamó para hacer Extinguidas durante tres años junto a Patricia Dal, Naanim Timoyko, Pata Villanueva, Mimí Pons, Noemí Alan, Adriana Aguirre, Silvia Peyrou, Luisa Albinoni y Sandra Smith.
Cuando se había reacomodado después de mucha lucha y sufrimiento por todo lo que se vio obligada a enfrentar, enfermó de cáncer y murió el 15 de junio de 2019 a los 65 años. La Turca, como la llamaban cariñosamente, siempre reconoció a aquellos que la ayudaron en un momento tan difícil de su vida cuando le cercenaban posibilidades para trabajar y así poder mantener a sus niñas. Una de ellas fue Mirtha Legrand. Así se lo hizo saber en ese mismo almuerzo: “Quiero agradecerte a vos públicamente porque mucha gente me ha ayudado y vos, una vez, sabías que yo no tenía plata y me conseguiste un trabajo en Santiago del Estero. Y me hiciste ganar muy buena plata”.
Como Mirtha Legrand, otros tantos le tendieron una mano a Beatriz Salomón, esa joven que en los 70 soñó con la fama, logró actuar con los grandes y terminó hundida en una lucha por ser recordada por su talento y no por una cámara oculta.
Beatriz Salomón, una vida en fotos
POLITICA
Elecciones en Estados Unidos 2024: Trump saca una clara ventaja al inicio del escrutinio en los estados clave y queda a un paso de la Casa Blanca
WASHINGTON.- En una de las elecciones presidenciales más reñidas y trascendentales en Estados Unidos, Donald Trump se acercaba a conseguir una victoria ante la vicepresidenta, Kamala Harris, y quedaba a un paso de regresar a la Casa Blanca luego de perder su reelección hace cuatro años en su duelo con el presidente, Joe Biden. Tras el cierre de la votación en todo el país, el punto final de una campaña agobiante y sin precedentes, las primeras cifras le daban una nítida ventaja a Trump, y algunos medios, como Fox News, ya lo consagraban ganador antes de que termine el escrutinio.
En una lucha cerrada, voto a voto, para capturar una mayoría en el colegio electoral y llegar a la presidencia, Trump aparecía mejor posicionado en los siete estados pendulares o “swing states” en los que se dirimía la contienda: Pensilvania, Michigan y Wisconsin, los estados de la región del Medio Oeste conocida como el “Cinturón del Óxido” por su glorioso pasado metalúrgico, y Arizona, Nevada, Carolina del Norte y Georgia en el sur del país, en el “Cinturón del Sol”.
Trump se imponía con comodidad en Georgia, y lograba recuperar un estado que había perdido ante Biden en 2020, y en Carolina del Norte, en el sur del país, y también aparecía al frente en Wisconsin, Michigan y Pensilvania, los tres estados que integran el llamado “Muro Azul” donde los demócratas habían puesto sus principales esperanzas para retener la Casa Blanca. A primera hora del miércoles, consiguió el triunfo de este último, uno de los estados más disputados, y quedó a solo tres votos electorales de derrotar a Kamala Harris para regresar a la Casa Blanca. Arizona, en la frontera con México, otro estado que Biden ganó hace cuatro años, también parecía inclinarse a favor del magnate, al igual que Nevada.
La campaña de Harris permanecía en silencio, a la espera de un milagro que le permitiera encontrar una camino viable a la presidencia. La vicepresidente todavía no reconoció su derrota.
“Es una victoria política que nuestro país nunca ha visto antes”, celebró Trump en su cuartel general en West Palm Beach, en Florida. “Esta será verdaderamente la era dorada de Estados Unidos”, definió.
Además de ganar la presidencia, el Partido Republicano también logró quedarse con el control de Senado, y estaba cerca de conseguir una mayoría en la Cámara de Representantes, dándole a Trump amplio poder para llevar las riendas del país.
Una campaña divisiva
Desde muy temprano, millones de norteamericanos se volcaron masivamente a los centros de votación en todo el país a votar en persona, y a poner punto final a una elección divisiva, marcada por una retórica ácida y violenta –y dos intentos de magnicidio a Trump–, en la que demócratas y republicanos pusieron en juego el rumbo del país, su futuro, la salud de su democracia, y su vínculo con el resto del mundo. La elección giró, una vez más, alrededor de la candidatura de Trump, que buscó la presidencia por tercera vez consecutiva y fue por la revancha tras su derrota ante Biden hace cuatro años, en medio de la pandemia del coronavirus.
Estados Unidos llegó al cierre de la elección sumido en una fractura profunda que, por momentos, parece ya irreparable, y desanimado por el rumbo del país y la economía, uno de los temas centrales de la campaña, junto con la inmigración, el aborto, y la democracia. Una encuesta a boca de urna de la cadena CNN mostró que los republicanos votaron con la mente puesta en la economía –el país sufrió el peor brote inflacionario de los últimos 40 años luego de la pandemia– y la inmigración, mientras que los demócratas priorizaron el aborto y la democracia. Los sondeos de la cadena también indicaron que una mayoría de los votantes en algunos estados clave —Arizona, Michigan y Wisconsin— desaprueban la gestión de Biden, cuya popularidad ha estado desinflada desde hace meses.
El fantasma del asalto trumpista al Congreso el 6 de enero de 2021, durante la última transición presidencial, y las denuncias continuas de fraude y de robo electoral por parte de Trump enturbiaron una atmósfera ya de por sí espesa al final de los comicios, que quedaron envueltos de un dramatismo y una trascendencia sin precedentes en la primera potencia global.
“Se habla mucho de un fraude masivo en Filadelfia. ¡¡¡Viene la policía!!!”, posteó Trump en su red social, Truth Social, por la tarde del martes, usando su habitual estilo hiperbólico cuando la votación todavía no había cerrado.
La pelea por Pensilvania
Justamente en Filadelfia, capital de Pensilvania, el más importante de los siete estados pendulares o “swing states” donde estaba en juego la presidencia, la campaña de Harris se esperanzaba con una alta participación de votantes, incluidos puertorriqueños, un electorado enfurecido por el cierre de campaña de Trump en el Madison Square Garden, en Nueva York, en el que un comediante dijo que Puerto Rico era “una isla flotante de basura”. Pese a la ventaja inicial de Trump, en el equipo de Harris no perdían la esperanza de un cambio de tendencia en el recuento de votos.
Cerca de las 11 de la noche, el equipo de Harris insistía en que podía ganar: en un memo interno, la jefa de la campaña, Jen O’Malley Dillon, dijo que el camino a la presidencia pasaba por ganar los estados del llamado “muro azul”, Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Pese a la ventaja que mostraba Trump, O´Malley Dillon dijo que se se sentían bien con los datos que estaban viendo.
“Llevamos semanas diciendo que esta carrera podría no declarar al ganador esta noche. Aquellos que estuvieron presentes en 2020 lo saben bien: lleva tiempo que se cuenten todos los votos”, escribió.
Pero la victoria de Trump parecía esta madrugada un hecho consumado que dejó un desenlace histórico: Estados Unidos jamás eligió a un criminal convicto para ocupar la presidencia, y ser el comandante en jefe del ejército más poderoso del planeta. El triunfo de Trump le dio un segundo y último mandato en la Casa Blanca.
Con el retorno de Trump a la Casa Blanca, el país parece asomarse a un nuevo período de convulsión interna. Si Harris finalmente da vuelta la tendencia inicial y logra dar el batacazo, muchos dudan que Trump reconozca una eventual derrota. Y casi nadie descarta que intente revertir el resultado, tal como intentó hacerlo hace cuatro años. Pero si el avance del escrutinio confirma una victoria de Trump, medio país muy probablemente renovará la “resistencia” que nació luego de su triunfo hace ocho años ante Hillary Clinton.
Votación récord
Ya desde antes del cierre de la votación, tanto la campaña de Harris como la de Trump auguraban que el resultado podía llegar a estirarse más allá de la noche del martes. Casi 85 millones de personas votaron de manera anticipada, según datos de la Universidad de Florida, ya sea por correo o entregando su boleta en persona en las casillas de votación habilitadas en los estados que permiten el sufragio con antelación. El recuento de esas papeletas –un voto que suele ser favorable a los demócratas–, sobre todo en estados críticos como Pensilvania, Arizona o Nevada, muy probablemente alargaba el suspenso y corría el desenlace hacia el final de esta semana.
A lo largo del país, millones de norteamericanos decidieron el futuro del país al elegir entre dos candidatos antagónicos, a quienes desde ambos lados de la grieta miran con pánico y desprecio. Para los demócratas, Trump es un autoritario, un fascista, un xenófobo, un racista y una amenaza para la democracia. Para el trumpismo, Harris es una marxista, una comunista, una socialista, una incompetente que puede destruir al país. Ese antagonismo se palpitó en cada estación de votación a lo largo del país.
En Washington, un bastión demócrata, Alice Thompson, una mujer afroamericana de 78 años, se entusiasmaba por la mañana con la esperanza de una victoria de Harris. Como muchos otros demócratas, Thompson confesó su nerviosismo, pero se mostró confiada.
“El gran asunto es Kamala Harris. Queremos que gane. Tiene que ganar. Debe ganar”, remarcó. “Es la mejor candidata. Trump no es presidenciable en absoluto. Cíteme, no es presidenciable en absoluto. No debería siquiera estar en estas elecciones. Y no puedo entender por qué la gente de los Estados Unidos de América no elige una mejor opción y reconoce que una persona como él no puede siquiera pensar en postularse para presidente. Es terrible”, insistió.
Del otro lado del río Potomac, en una escuela en Arlington, Virginia, un estado que hasta hace unos años era “pendular”, pero que ahora se volcó hacia los demócratas, John Lambrou, 59 años, votó por Trump, a quien llamó “uno de los mejores presidentes” de la historia.
“Creo que es uno de los mejores presidentes que hemos tenido en la historia de Estados Unidos, por muchas cosas categóricas. Carisma, liderazgo, cumplir promesas de campaña, fuerza, política exterior, la economía, todo eso. Le da puntos muy altos. La oposición no tiene ninguna de ellas. Por eso lo voté”, afirmó.
Ambos aguardaban el veredicto final del escrutinio para saber qué les depara el futuro.
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