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Resistencia a la insulina: qué es, cuáles son los factores de riesgo y cómo detectarla

Los expertos describen en qué consiste el trastorno precursor de la diabetes, cuáles son sus primeros síntomas y cuándo hay que consultar al médico

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La resistencia a la insulina es un trastorno precursor de la diabetes, los síntomas iniciales pueden incluir hambre constante, fatiga, ganancia de peso y cambios en la piel (Tamara Kenyon for The New York Times)
La resistencia a la insulina es un trastorno precursor de la diabetes, los síntomas iniciales pueden incluir hambre constante, fatiga, ganancia de peso y cambios en la piel (Tamara Kenyon for The New York Times) (Tamara Kenyon/)

Si has pasado tiempo en internet recientemente, es probable que hayas oído hablar de la resistencia a la insulina. Los pacientes de fármacos inyectables como Ozempic™ hablan de ella. Los entusiastas del fitness sugieren rutinas de ejercicio para revertirla. Los influentes comercializan suplementos que supuestamente la contrarrestan. Pero, ¿qué es exactamente la resistencia a la insulina y cómo puedes saber si la padeces?

Una hormona crucial

La insulina es una hormona segregada por el páncreas que resulta crucial para convertir los alimentos en energía o almacenarla para después. Cuando los niveles de glucosa en sangre aumentan después de comer, el páncreas responde produciendo insulina. La insulina, a su vez, ayuda a las células a utilizar el azúcar y devuelve la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo a un nivel normal.

Cuando una persona es resistente a la insulina, su organismo no responde a la insulina después de las comidas con la eficacia que debería. Esto significa que las células no absorben suficiente glucosa. El páncreas produce entonces más insulina para facilitar el proceso. Al final, el páncreas es incapaz de mantener el ritmo.

“Al cabo de varios años, el nivel de azúcar en sangre empieza a estar alto después de comer, lo que da lugar a lo que llamamos prediabetes”, explicó Ruchi Mathur, endocrinóloga del Cedars-Sinai de Los Ángeles.

Un nivel de glucemia en ayunas de entre 100 y 125 mg/dl se considera prediabetes. Si los niveles de glucosa no se tratan y superan los 125 mg/dl, se diagnostica diabetes de tipo 2.

Diabetes testing CREDIT
PD
Ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina, como antecedentes familiares de diabetes tipo 2 o niveles elevados de grasa en la sangre

Quiénes deben preocuparse

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), 37,3 millones de adultos padecen diabetes y 96 millones —o más de un tercio de los estadounidenses— tienen prediabetes. Dado que la resistencia a la insulina es precursora de ambas, los investigadores estiman que el número de personas con resistencia a la insulina es mucho mayor.

La mayoría ni siquiera sabe que la tiene”, dijo Mary Vouyiouklis Kellis, endocrinóloga de la Clínica Cleveland.

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Las personas con ciertas afecciones genéticas, como distrofia miotónica o lipodistrofia, suelen tener resistencia a la insulina. Pero, con mayor frecuencia, las personas desarrollan resistencia a la insulina como resultado de una mezcla de factores sociales y biológicos, dijo Kellis. Por ejemplo, si tienes antecedentes familiares de diabetes de tipo 2, es más probable que padezcas resistencia a la insulina. Si te han diagnosticado un alto nivel de grasa en la sangre, como triglicéridos altos, colesterol LDL alto o colesterol HDL bajo, también puedes tener un riesgo mayor. Se sabe que las personas negras, hispanas, nativas estadounidenses, nativas de Alaska y asiáticas tienen un riesgo mayor.

Los datos dan a entender que la resistencia a la insulina también aumenta con la edad, a medida que disminuye la función pancreática. También es más probable que se produzca en personas menos activas físicamente o con una dieta inadecuada.

Ciertos medicamentos aumentan temporalmente el riesgo de resistencia a la insulina, entre ellos una clase de esteroides llamados glucocorticoides, algunos antipsicóticos y algunos medicamentos contra el VIH, dijo Kellis. Algunas enfermedades metabólicas u hormonales también están asociadas a la resistencia a la insulina, como la hipertensión arterial, las cardiopatías, la enfermedad hepática grasa no alcohólica y el síndrome de ovario poliquístico (SOP).

Según los CDC, más de un tercio de estadounidenses tienen prediabetes, lo que sugiere que la resistencia a la insulina podría ser aún más común (iStock)
Según los CDC, más de un tercio de estadounidenses tienen prediabetes, lo que sugiere que la resistencia a la insulina podría ser aún más común (iStock) (Getty Images/iStockphoto/)

Cuáles son las señales tempranas de resistencia a la insulina

Para determinar si una persona tiene resistencia a la insulina, los médicos se basan en muchos de los mismos indicios y análisis de sangre que se utilizan para la prediabetes y la diabetes, como los que miden los niveles de glucosa o la hemoglobina A1C. “Es un poco de arte y ciencia”, afirmó Mathur.

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomienda que todos los adultos de 35 a 70 años se sometan a pruebas de prediabetes si tienen sobrepeso o son obesos.

La Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA por su sigla en inglés) también recomienda realizar pruebas de detección a los adultos que presenten otros factores de riesgo de diabetes, como un pariente cercano con diabetes de tipo 2, un diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico, antecedentes de diabetes gestacional o afecciones clínicas asociadas a la diabetes.

Todos los adultos deberían empezar a hacerse la prueba a los 45 años, según la ADA, aunque no tengan ningún factor de riesgo. Y si tus resultados son normales, pero notas síntomas o desarrollas algún factor de riesgo de diabetes, debes pedir que te vuelvan a hacer la prueba al menos cada tres años.

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A menudo, no aparecen signos evidentes hasta meses o años después de que el organismo haya estado teniendo dificultades para controlar la insulina y los niveles de azúcar en sangre. Cuando aparecen, algunos de los primeros indicadores suelen estar relacionados con la reacción del cuerpo después de las comidas.

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Las pruebas para detectar la resistencia a la insulina son similares a las de la prediabetes y la diabetes, incluyendo mediciones de glucosa y hemoglobina A1C (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sientes hambre o cansancio todo el tiempo. Como el organismo no absorbe la glucosa con eficacia, es posible que la comida no le aporte mucha energía. Como resultado, puedes sentirte excesivamente fatigado y tu cerebro puede seguir indicándote que necesitas comer más dulces o comidas ricas en carbohidratos.

Has ganado peso. Cuando el cuerpo empieza a quedarse sin lugares donde almacenar el exceso de glucosa en el hígado y los músculos, empieza a convertir el azúcar sobrante en grasa. Esto puede agravar el problema: más grasa corporal puede empeorar aún más la resistencia a la insulina.

Las investigaciones demuestran que la grasa visceral, que rodea los órganos del abdomen, libera ácidos grasos, hormonas y moléculas proinflamatorias en la sangre. La inflamación a largo plazo y el aumento de la grasa circulante están asociados a la resistencia a la insulina.

Si bien el perímetro de la cintura no sirve para diagnosticar problemas de salud, los médicos lo utilizan para detectar posibles riesgos. Se considera que los hombres con un perímetro de cintura superior a 101 centímetros y las mujeres no embarazadas cuyo perímetro de cintura es superior a 89 centímetros tienen un mayor riesgo de resistencia a la insulina. Es posible tener altos niveles de grasa nociva en las células aunque la cintura sea más pequeña, indicó Gerald I. Shulman, catedrático de medicina de la Universidad de Yale y codirector del Centro de Investigación sobre la Diabetes de la universidad.

Tienes manchas oscuras en la piel o papilomas cutáneos. Algunas personas con una resistencia a la insulina más avanzada desarrollan también papilomas cutáneos o una afección denominada acantosis nigricans. Según Shulman, puede tratarse de manchas oscuras en pliegues corporales como la nuca, el cuello, las axilas o la ingle, y añade que los médicos suelen observar estos cambios cutáneos en personas con síndrome de ovario poliquístico y resistencia a la insulina.

La menstruación no es regular.“Los ciclos de las mujeres son un indicador importante de su salud”, dijo Mathur. Si observas que tu ciclo menstrual se está volviendo irregular o tienes otros signos que indican la presencia de síndrome de ovario poliquístico, como un aumento del acné o del vello facial, el médico puede evaluar si tienes desequilibrios hormonales o resistencia a la insulina.

Bebes más agua u orinas más. Si la resistencia a la insulina progresa, los niveles elevados de azúcar en sangre pueden obligar a los riñones a trabajar más y sentir la necesidad de beber más y orinar más.

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Si crees que algo no va bien y sospechas que puede estar relacionado con la resistencia a la insulina, díselo a tu médico, dijo Mathur. “Tú conoces tu cuerpo mejor que nadie”.

© The New York Times 2023

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Adiós a «Bobby» Fernández Taboada, orfebre del periodismo

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Alto, corpulento, con ese andar firme de sus años jóvenes que le confería cierto sentido de autoridad, fue un trotamundos de las redacciones en la época de oro de los diarios y las revistas en papel, cuyos pisos y plantas supo recorrer de punta a punta con el estilo propio de las jefaturas que ejerció desde edad temprana.

Quizá los jóvenes colegas que lo hayan visto por primera vez, cincuenta años atrás, pudieron haberse sentido incomodados por esa silueta que de a poco cedió a las tentaciones de la buena vida, que tanto celebraba, en particular a la hora de poner a prueba su refinado paladar gourmet y su “nariz y boca” de sommelier vocacional. El paso de los años, circunstancia que nunca lo incomodó demasiado, no fue para él una mochila que lo mortificara, incluso solía ignorarla con mordacidad adolescente cuando se acercaba el tiempo del retiro, aquí en charlas dispersas en la redacción de Clarín.

Con la vida encima, aquel colectivo de compañeros que daba sus primeros pasos en las redacciones híper competitivas de aquellos tiempos, lo recuerdan hoy con cariño personal y reconocimiento profesional.

Roberto Fernández Taboada, Bobby en la jerga de los escribas de la “Galaxia Gutenberg”, fallecido a los 79 años en una clínica de Pilar, donde estaba internado, dio combate hasta donde pudo a un fulminante cáncer de páncreas.

Supo llevarse consigo la mayor gloria a la que cualquier persona aspira al llegar al final del camino: tomado de la mano de su ser amado, en este caso Natalia, su mujer, con quien se eligieron mutuamente hace tiempo, con la certeza de que ya nada ni nadie los separaría. Por eso aguardaron el final juntos y abrazados en una cama de cuidados paliativos.

Bobby se despidió en “estado de gracia”, podría decirse en esa hora amarga, quizá sabiendo que una generación, la suya y de tantos otros, empezó el ritual de la despedida con la frente alta: aún con los errores naturales que la prisa caliente de la profesión impone, esa estirpe que nació con olor a tinta, bobinas de papel y rugido de rotativas a su alrededor, puede atesorar la certeza de haber hecho todo cuanto pudo para honrar el buen periodismo. Y hasta de haber sido el envión primero de la transición a la era digital, proceso del cual Fernández Taboada participó activamente en sucesivos rediseños de Clarín que se solaparon con la llegada de las plataformas digitales.

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Hace tiempo había elegido vivir en la quietud de la sociedad uruguaya, pero con un pie en el glamour de Punta del Este. Casi una definición de su paso por la vida. No desentonaba en ningún escenario. Y si lo hacía, no le importaba. Era un polemista consumado, casi al borde de la provocación: le encantaban los debates, cuanto más encendidos mejor. Sabía pisar el freno a tiempo y ensayaba un gesto amistoso: con un chasquido de dedos, el mismo que ensayaba en sus patrullajes por las redacciones, ponía en marcha la mudanza de los enojos homéricos a la ternura de una broma piadosa que acompañaba con su propia risotada. Era difícil pelearse con él y era fácil amigarse al toque. Lo que se dice un cabrón querible.

«Bobby» Fernández Taboada murió a los 79 años.

Sus orígenes profesionales más notorios se remontan al El Cronista Comercial, a mediados de los 70, donde desarrolló la compleja función de Secretario de Cierre, una tarea sacrificada, con la riesgosa responsabilidad que suele acompañar el registro de la última palabra que un medio gráfico decidía entonces publicar, en el proceso selectivo del final de cada día.

De allí pasaría a la vieja Editorial Atlántida. Se destacó en dos vidrieras de época como Gente y Somos, en tiempos de la dictadura, cuando las palabras debían medirse con centímetro porque estaba en juego la vida, donde fue el segundo de Julio Scaramella, uno de sus amigos hasta el tiempo final. En aquella redacción se formaron profesionales hoy destacados, de gran trayectoria, que conocieron de cerca al Bobby: Silvia Fesquet, hoy en Clarín, Alfredo Leuco, Pablo Sirvén, Ana D’Onofrio, Enrique Vázquez y Alberto Catena (ya fallecidos), Ernesto Jakcson, también en Clarín, al igual que Graciela Bruno.

En El Cronista Comercial había compartido redacción con quienes luego serían sus jefes en Clarín, Roberto Guareschi y Ricardo Kirschbaum, actual editor general. En este diario, dicho por él mismo en esas improvisadas ruedas de café de toda redacción antigua, vivió su etapa de más alto rendimiento profesional. Hizo de todo. Desde escribir sus “Charlas de Verano”, divertidos reportajes a políticos de vacaciones en las playas; a editar secciones a su cargo como Información General, un vastísimo territorio noticioso que incluía Policiales, Sociedad y Ciudad y, en particular, a nutrir los procesos de modernización de las ediciones, acorde a los diarios de vanguardia en el universo europeo.

En Clarín, además de esa gestión en Información General, y sin dejar de aportar a las ediciones cotidianas, recaló luego en un área entonces incipiente, que elevaría los estándares del diario en circulación, innovación y calidad: colecciones de libros, videos, guías de turismo, DVDs. Les dio un valor agregado a las colecciones: que sean útiles para la educación sin desatender nuestra idiosincrasia y los valores latentes en el inconsciente colectivo de varias generaciones de argentinos. Así nacieron colecciones como “La Biblioteca de la Literatura Universal” en las que Clarín publicó autores como Borges, Sábato, García Márquez, Vargas Llosa, junto a incunables de José Hernández y William Shakespeare. Con su sello, hicieron época los coleccionables de informática, cocina, música clásica, diccionarios de inglés, guías de turismo de la Argentina, resonantes éxitos editoriales todos ellos.

Tocó todas las cuerdas: la redacción, la edición, los procesos de transformación editorial de un diario que lo tuvo y lo tendrá entre sus activos humanos más valiosos. No se exagera si se lo define como un orfebre en las sombras del periodismo, un clásico del anonimato de los periodistas de diarios, lejos de los focos de la televisión. Hincha de River, piropeador y galante, de tiempos en que no era un pecado serlo, sino un gesto de caballerosidad, como cuenta Ricardo Roa, editor general adjunto de Clarín, en nota aparte, se lo va a extrañar. Y mucho. Sus restos serán despedidos a las 13 de este jueves en el Crematorio privado de Boulogne, en San Isidro.

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