Uno de los problemas que viene encontrando LLA es que, en su intento de convertirse en una fuerza política “real”, tangible, no consigue traducir su tradicional apoyo en las redes sociales en participación física efectiva. Muchos se preguntan si se debe simplemente a que su electorado no es afecto a esta clase de prácticas o a que su respaldo social real es escuálido y viene desmoronándose al compás del drástico escenario que muestran las encuestas.

El otro problema, que no es nuevo, es que al poblar en su momento sus listas provinciales de dirigentes locales con escaso arraigo y hasta, muchas, con marcado descrédito en sus lugares de origen, no consigue diferenciarse de la “casta”. Incluso a menudo ha recolectado lo peor de esa “casta” que prometió liquidar Javier Milei, y que ahora es la que le provee de los votos legislativos indispensables para conseguir aprobar las medidas más autoritarias y antipopulares. Por esa razón, en su momento, sólo consiguió resultados favorables en los comicios cuando aparecía Javier Milei a la cabeza de las boletas, pero sacaba resultados muy decepcionantes cuando eso no sucedía.

En Santiago del Estero parece haber sucedido lo mismo por estos días. Tomás Figueroa es un dirigente con fuertes vínculos con el peronismo santiagueño. Es referente fue designado, un mes atrás, para encabezar a LLA en la provincia. Tiene vínculos aceitados con el gobernador Gerardo Zamora, y es sobrino de José «Pepe» Figueroa, un histórico dirigente del Partido Justicialista (PJ) santiagueño, alguien muy cercano, en su momento, a Carlos Menem, a punto tal que fue secretario de Desarrollo Social de Nación entre 1998 y 1999, además de senador y diputado. Tomás es, sin duda, un miembro conspicuo de la “casta” santiagueña.

Yendo al contenido del acto, que tuvo lugar en un bar, a puertas cerradas y con la asistencia de menos de cincuenta personas, Karina volvió a leer -y a demostrar su escasa pericia en la tarea- su discurso, enfatizando en que «no nos podemos relajar» de cara a las elecciones legislativas del 2025.

«Yo he estado muchas veces en esta provincia como ustedes sabrán, nosotros tenemos campos acá, así que sabemos lo que pasa”, añadió. E inmediatamente aclaró que “no voy a dar notas”, consciente de sus limitaciones para desempeñar cualquier clase de protagonismo público.

La hermana presidencial centró su discurso en las legislativas del año próximo, afirmando: “No nos podemos relajar. Tenemos que trabajar el doble que ellos, caminar por todos lados y llenar el Congreso de diputados y senadores que apoyen las reformas que necesitamos para salir adelante”.

 «Hoy más que nunca necesitamos que nosotros tomemos la antorcha de la libertad y la llevemos a cada rincón del país», subrayó, para recordar finalmente que antes de asumir la presidencia los llamaban «locos» y que tenían «todo en contra». 

Por su parte, Tomás Figueroa, expresó sus deseos de que Santiago del Estero «vuelva a ser la cuarta provincia a nivel nacional, como lo fue en 1930». Y si bien lanzó una convocatoria amplia, puso también un límite: “La gente de todos los sectores políticos quiere sumarse, pero vamos a mantener la identidad propia de La Libertad Avanza”.

Finalmente, Martín Menem se refirió a las elecciones de medio término del año próximo, aunque aclaró que «no es momento de hablar de candidaturas», las que «oportunamente» serán definidas. Y, en sintonía con Figueroa, indicó que LLA tiene «las puertas abiertas para todos aquellos que crean lo mismo», aunque aclaró que hay «una diferencia muy importante» que tendrán en cuenta. «Nosotros no queremos hacer alianzas con gente que piensa distinto para obtener resultados electorales», lo cual significa una declaración de principios altisonante, que, en caso de ser aplicada, rompería con todo lo realizado hasta ahora.

Un acto con una asistencia de cincuenta personas en un bar céntrico no parece ser el mejor escenario de lanzamiento para la gira nacional de LLA. Tampoco el referente provincial parece asociarse con una trayectoria ajena a la “casta” ni con una comunión con ese pensamiento libertario que, al menos en el acto, se exigió para los nuevos afiliados.

Más que esperanza, los funcionarios nacionales demostraron ansiedad y desesperación. Sobre todo Karina Milei, quien tuvo muchísimas dificultades para leer su discurso y no parecía ver la hora de bajar del estrado. De este modo, LLA continúo con su periplo para convertirse en partido nacional. Por lo visto hasta ahora, no queda claro si su conversión en una fuerza política “tradicional” le sumará demasiado. O sólo sacará a la luz las contradicciones y limitaciones de su dirigencia. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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