La investidura fallida de Alberto Nuñez Feijóo desnudó una tensión inesperada entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Las dos figuras principales de un eventual nuevo gobierno de coalición no tuvieron las gestualidades habituales en un contexto para celebrar y, el momento que registró el malestar muestra a la vicepresidenta segunda sentada, seria y sin aplaudir. 

El enfado de la líder de Sumar fue porque ella estaba asignada para hacer uso de la palabra durante la primera Sesión de Investidura y se enteró sin previo aviso que el orador finalmente era el diputado Óscar Puente, exalcalde de Valladolid.

Podemos tacha a Yolanda de autoritaria y tensa al máximo con Sumar

Como ha adelantado LPO, la elección tuvo una explicación simbólica: Puente también fue el más votado en su elección, pero al no conseguir los apoyos necesario quedó relegado a la oposición. En Valladolid, el PP y Vox, segunda y tercera fuerza, se quedaron con el poder Ejecutivo.  

El enfado de la líder de Sumar fue porque ella estaba asignada para hacer uso de la palabra durante la primera Sesión de Investidura y se enteró sin previo aviso que el orador finalmente era el diputado Óscar Puente, exalcalde de Valladolid.

Lo que desvela esta situación que Díaz sale de estos dos jornadas menguada en su liderazgo, Sanchez le impuso la estrategia y la dejó sin hablar. El riesgo para Sumar es quedar diseminado en un PSOE que sabe jugar en varios registros y cada vez es más líder del espacio progresista. 

La ventaja para Sánchez es que Yolanda Díaz absorbió el espacio a la izquierda del PSOE que ocupaba Podemos pero sin la disputa por el liderazgo ni la presión que los morados han ejercido durante la última Legislatura. 

Lo que desvela esta situación que Díaz sale de estos dos jornadas menguada en su liderazgo, Sanchez le impuso la estrategia y la dejó sin hablar. El riesgo para Sumar es quedar diseminado en un PSOE que sabe jugar en varios registros y cada vez es más líder del espacio progresista.

La guerra entre Podemos y la ministra de Trabajo en funciones puede generar un coste alto para Díaz, pues, los esfuerzos para vetar a Irene Montero y correr a los morados de la escena no vendría acompañado del protagonismo deseado por la líder de Sumar. En definitiva, los rostros de enfado anticipan un escenario de tensiones y disputas.