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POLITICA

¿Festejos con todo bajo control?

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Cerrado ya el año legislativo ordinario y cuando le faltan solo cuatro días para cumplir su primer año de mandato, Javier Milei se prepara para celebrar (o seguir haciéndolo) y darse algunos gustos (más).

Con la perspectiva cierta de no correr riesgos mayores en el Congreso, con el Poder Judicial a punto de entrar en el habitual letargo veraniego (después de dar algunas señales favorables), con los indicadores económico-financieros para arriba y las encuestas volando a favor parece tenerlo todo bajo a control.

Lo político-institucional, la Justicia, la economía y la opinión pública están en orden, para el gobierno. Algo más que el control de la agenda pública. Un verdadero rectángulo de hierro. Por algo, los festejos ya empezaron. Aunque quedan aún demasiado asuntos pendientes para sumergirse en las habituales aguas revueltas de un año electoral.

El temario anunciado por el Poder Ejecutivo para ser tratado por el Congreso en sesiones extraordinarias demuestra, por un lado, la decisión oficial de imponer un conjunto de asuntos de relativa o escasa urgencia y destinados más bien a activar, otra vez, el “principio de revelación” e incomodar a opositores dialoguistas o duros, casi por igual, según se paren frente a esos temas. Por algo, los no mileístas lo consideran “un show de alto sadismo”.

La reforma electoral que incluye terminar con las elecciones primarias obligatorias (PASO ) y con el financiamiento de la propaganda electoral en los medios, junto con la eliminación de los “fueros de la política” (como fue anunciado cuando, en realidad, se trata de la inmunidad parlamentaria) resaltan el propósito.

Son todos títulos de fuerte impacto y amplia aceptación popular, que permiten reinstalar el anatema de “casta” aún sobre quienes defienden la vigencia de esas instituciones y se oponen a las reformas no solo por conveniencia sino con fundadas razones, que muy pocos (o nadie) escuchan.

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Después de la ratificación de la condena a Cristina Kirchner y la detención en Paraguay del senador peromileísta Edgardo Kueider por portar 200.000 dólares en efectivo sin declarar, la eliminación de los fueros es combustible para la indignación popular. Si viviera, Carlos Menem debería agradecer no haber sido contemporáneo de quienes hoy lo idolatran. Nadie en la historia política argentina fue más beneficiado que él por los fueros parlamentarios.

La eliminación de las PASO (que gozan de una alta impopularidad) no solo incomoda al principal sostén parlamentario del Gobierno, que es el bloque del PRO, ya que volvería a ver menguado su poder de negociación con el oficialismo para el armado electoral. La dieta Milei está siendo demasiado efectiva para Mauricio Macri y los suyos, que no paran de adelgazar (políticamente).

También eso abre una fisura profunda en otros espacios opositores. Al igual que el submarino amarillo, el variopinto espacio que tiene en Diputados por jefe a Miguel Pichetto o el radicalismo se enfrentan a una muy probable división entre quienes controlan gobiernos provinciales y quienes no tienen un territorio propio.

Los primeros coinciden con el Gobierno en sostener el poder de sus lapiceras cargadas con recursos públicos. Los segundos, en tanto, ven asfixiadas sus posibilidades de negociar lugares expectantes en las listas con los oficialistas de cada distrito con los que comparten algún tipo de sociedad nacional.

Hiperfragmentación deseada

Esa situación podría derivar en el escenario deseado y diseñado por el gurú Santiago Caputo (del cual este proyecto es una herramienta fundamental) consistente en la hiperfragmentación de la oposición y de los opositores. Todo ganancia.

Por eso, tanto en el Pro, como los federales de Pichetto y el radicalismo en sus distintas fracciones se debate por estas horas la conveniencia de dar o no quórum en las sesiones extraordinarias.

Otro tanto ocurre en el peronismo, donde cristinistas y no cristinistas enfrentan conflictos similares, agravado todo por la iniciativa para eliminar los fueros parlamentarios, que asoman como una ficha limpia por otros medios. La situación judicial de la expresidenta no da para aceptar posturas principistas.

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De todas maneras, por ahora, como en otros casos, ese temario es solo un anuncio del vocero presidencial sin formalización alguna, ya que no ingresó en el Congreso. Lo mismo que sucedió con el prometido proyecto oficialista de ficha limpia. Como si, además de fuegos artificiales para sostener la atención del público e incomodar al resto del universo político-partidario, fueran pruebas de ensayo para testear reacciones. Y ya van quedando expuestas las incomodidades que eso genera en el no mileísmo.

Por otro lado, si se concretara el envío de ese listado de proyectos quedaría en evidencia la intención de Milei de no exponerse a negociaciones complicadas y reservarse la mayor cuota de discrecionalidad posible en cuestiones altamente sensibles para el Gobierno y que, por el contrario, sí entrañan cierta urgencia.

Allí se inscriben el presupuesto para 2025 o la integración de la Corte Suprema de Justicia, que quedará compuesta por tres de cinco miembros el 28 de diciembre (Día de los inocentes, vaya casualidad), cuando le llegue la jubilación obligada y a su pesar a Juan Carlos Maqueda.

La consecuente y sin precedente prórroga por segundo año consecutivo del presupuesto vigente, votado en 2022, implicaría dejar manos libres al Poder Ejecutivo para que disponga, sin control de los representantes del pueblo y de las provincias, el 18 % de los recursos estimados con los que contaría (podrían ser más), lo que se traduce, según las estimaciones más serias, en unos 20 billones de pesos o, para hacer más fácil la representación, a casi 20 mil millones de dólares de hoy.

Esa suma adquiere mayor significación aún si se tiene en cuenta que ese monto estará a disposición del Presidente en un año electoral. Las obras no realizadas ni pagadas durante este año, podrían hacerse y, sobre todo, mostrarse antes de que los argentinos vayamos a las urnas. Si los presupuestos sancionados han sido habitualmente poco más que un extensísimo dibujo contable, la iniciativa presentada ahora sin tratamiento legislativo vendría a ser una hoja de ruta trazada con lápiz sujeta a variaciones (y tentaciones).

El show de la discrecionalidad

Los antecedentes cuentan y, como reveló Gabriela Origilia anteayer en LA NACION, este año el Gobierno favoreció con fondos asignados de manera discrecional a los gobernadores de las provincias cuyos legisladores le facilitaron las cosas en el Congreso. La mayoría no son necesariamente modelos de eficiencia y transparencia en el gasto, pero para ellos sí hubo plata. La obediencia se cobra y después se paga. Pero diferido. Mensajes claros.

Por eso (y porque resulta más vendible socialmente y ante los factores de poder internos y externos), tanto el bloque de los radicales que lidera Rodrigo de Loredo, como el de los disidentes de Facundo Manes, el Pro y los federales coinciden en poner el énfasis en su rechazo a que se llame a extraordinarias si no se incluye el proyecto de presupuesto.

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No parece ser un momento auspicioso para encontrar receptividad en el Gobierno a esos planteos, más cuando su respuesta es que lo único que pretenden los gobernadores y los legisladores nacionales de la oposición es afectar el equilibrio fiscal que se estipula en la iniciativa oficial. Aún cuando ese objetivo se alcance a costa de esfuerzos ajenos con probables costos electorales, a los que se pretende compensar con algunas zanahorias como cesiones de inmuebles (no necesariamente muy apetecibles por el mercado) o rutas, cuyo estado es deplorable. Para no hablar de la compulsiva provincialización de hospitales.

Las encuestas que leen en la Casa Rosada al igual que las que consumen en el resto de los espacios políticos muestran a Milei en porcentajes que, a la misma altura de su mandato, superan por 20 puntos a Alberto Fernández y por entre 5 y 8 puntos a Mauricio Macri.

Los indicadores macroeconómicos parecen mandar para que la imagen positiva de Milei supere hoy a la negativa, según la mayoría de los sondeos. En la última encuesta de la Universidad de San Andrés, salvo la gestión de la economía respecto de la cual la opinión está equilibrada, el resto de las áreas de gobierno tiene imagen neta negativa, aunque no sea por mucho.

Entre las cuestionadas aparece con 55% de opiniones negativas la gestión de la seguridad, que, además, está tercera entre las preocupaciones ciudadanas. A pesar del constante arsenal desplegado por esa cartera, a cargo de muy activa Patricia Bullrich, en el terreno de la comunicación, la propaganda y presencia de fuerzas, como se vio ayer en Mar del Plata, durante la visita de Milei para la inauguración de un hipermercado. Los marplatenses se preguntaban cómo habría sido si se hubiera tratado de una cumbre de presidentes o de la inauguración de un planta nuclear.

Nada, sin embargo, que afecte la imagen general sobre el Gobierno, que además, empieza a gozar de la coincidencia mayoritaria de la ciudadanía en algunas materias siempre sujetas a controversia, como la política exterior y las alianzas internacionales.

Un estudio de Pulsar, el laboratorio de opinión pública de la UBA (insospechable de mileísta) muestra que la sociedad mayoritariamente coincide con el alineamiento con Occidente. Y, mejor aún para Milei, el primer país con el que, según, los encuestados la Argentina debe relacionarse es Estados Unidos, que se lleva el 33% de las preferencias. En tanto, China, solo es elegido por el 9%, aunque tuvo un crecimiento notable ya que en 2023 solo se llevaba el 5% de las preferencias. Tal vez bajo el influjo de su ascenso de país demonizado por comunista a nación “que solo quiere que la dejen tranquilo”, según la metamorfosis mileísta.

Los tiempos de rosas no admiten incordios a la hora de la autocelebración, como la que se avecina para el primer cumpleaños de la gestión Milei, el martes próximo.

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Ruidos subterráneos

De todas maneras, asoman algunos movimientos más o menos subterráneos, como para no desatender. Como suele ocurrir cada fin de año, ciertos sectores y dirigentes político-sindicales-sociales peronistas y de la izquierda trotkista han empezado a ejercitar el adormilado músculo de la protesta, que por ahora se entrena en la periferia. El ejemplo lo dio el piquete realizado hace unos días en La Matanza, donde todo empezó hace ya muchos años.

En el otro extremo de la pirámide, en ámbitos empresariales, se escuchan algunas incomodidades, como la referida al efecto del retraso cambiario y la consecuente ola importadora en ciernes sobre la industria nacional.

También, se advierte, por ahora en fuera de micrófonos, sobre algunas presuntas opacidades en la relación con inversores, contratistas y empresarios varios. En ese terreno sobresale los rumores respecto de los pliegos de licitación de la Hidrovía, que estarían en camino de judicializarse, porque según especialistas en la materia y empresas interesadas, estaría confeccionado con nombre y apellido (belga) del destinatario.

No obstante, Milei parece tener todo bajo control. Aunque algunas voces advierten sobre la necesidad de no abusar de la posición dominante del mercado de la opinión pública.

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Quién es el mecenas del PJ bonaerense detrás del apriete de La Cámpora a Axel Kicillof

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Había de refregarle alguna vieja factura a Axel Kicillof, delante de todos pero sobre todo de la jefa Cristina Kirchner y Sergio Massa. Máximo Kirchner estaba al tanto de los detalles. Sabía de qué iba el escarmiento y autorizó cómo y cuándo sería llevado a cabo.

El encargado de incomodar al Gobernador fue el joven abogado intendente camporista de Carmen de Areco, Iván Villagrán. La estocada sucedió ni bien empezó la reunión del Consejo del PJ bonaerense, este lunes en Moreno. Llamó la atención el argumento que el presidente del PJ provincial eligió para incomodar a Kicillof.

Micrófono en mano, el jefe comunal acusó al gobierno provincial de perseguir a un concejal de la agrupación de Máximo Kirchner que además es dueño de una de las carnicerías que más vende en la Segunda Sección electoral bonaerense. Villagrán se quejó porque el Ministerio de Trabajo de Kicillof, que encabeza Walter Correa, le habría aplicado sanciones al establecimiento comercial de su amigo empresario y militante, supuestamente por tener trabajadores en negro.

Dinardi, de remera negra, es un empresario y concejal de La Cámpora en Carmen de Areco. Su intendente acusó a Kicllof de perseguirlo con inspecciones.

La supuesta víctima de los inspectores bonaerenses sería Sergio Dinardi, un entusiasta kirchnerista fanático de San Lorenzo que ingresó a la política como un importante aportante de campaña. Algo le habrán visto que La Cámpora de Areco lo invitó a liderar la lista a concejales en 2019.

Y quizás algo no habrá gustado tanto que para renovar su banca lo pusieron, el año pasado, en el puesto número 5. Quedó afuera. Como a la hora de vender achuras, a Dinardi lo persigue la suerte: a los pocos días de la elección, un concejal electo renunció y así pudo conservar su banca. Click caja.

En la ciudad de apenas 15.000 habitantes señalan que Dinardi se mueve como la mano derecha del Intendente Villagrán. Es el mayor de cuatro hermanos. El que lo sigue, Mariano, también se dedica al rubro cárnico: es dueño de Dinardi S.A, uno de los frigoríficos más importantes de este sector del Norte del GBA. Los Dinardi no nacieron ni se criaron en Areco, sino en San Andrés de Giles (a 39 km de distancia), donde Mariano tiene su compañía que ocupa más de media manzana.

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El negocio del Sergio Dinardi se llama «La Central» y está en Sarmiento 777. Según consta en el gobierno provincial, a fines de 2019 ya había sido sancionado por funcionar sin la habilitación provincial. Incluso le clausuraron un sector del local. En mayo del 2020, después de otra inspección, el concejal dijo que ya había empezado con los trámites para sacar los permisos que fija la ley, pero para marzo de 2021 no lo había logrado: una nueva acta indica que seguía funcionando flojo de papeles.

En Areco todos resaltan lo generosos que suelen ser los hermanos Dinardi con la política. No con toda la política, sino que sus donaciones auxilian al gobierno local de La Cámpora, no sólo para promover actividades en la ciudad sino también para incursionar en otros partidos vecinos.

Iván Villagrán es el intendente de La Cámpora en Carmen de Areco.  En una jugada contra Kicillof, le recriminó adelante de Cristina y de Massa que su Gobierno perseguía a un concejal de su agrupación que tiene una empresa.Iván Villagrán es el intendente de La Cámpora en Carmen de Areco. En una jugada contra Kicillof, le recriminó adelante de Cristina y de Massa que su Gobierno perseguía a un concejal de su agrupación que tiene una empresa.

El escarmiento público que La Cámpora organizó el lunes en contra de Kicillof tuvo una respuesta casi inmediata que generó cierta zozobra. La cara adusta de Cristina lo decía todo: no le gustó nada. Andrés «Cuervo» Larroque olió que el desplante era una especie de zancadilla en el encono personal que Máximo tiene con el gobernador. «Máximo, te pido por favor que ubiques a este pibe», levantó la voz Larroque.

«Lo pensaron para lastimar a Axel. Fue un golpe bajo y estúpido que responde más a un berrinche de centro de estudiantes que a un planteo de dirigentes con muchos años manejando demasiado poder y dinero. Con razón viven fracasando», dijo ante Clarín un alto integrante peronista del Gabinete provincial.

En el círculo íntimo de Kicillof no cayó nada bien el tackle «desubicado y a traición» que le armó La Cámpora. Incluso, ante este diario, al menos dos intendentes del GBA que estaban presentes y se paran en el lado de la balanza de Máximo, reconocieron que fue «un disparate» el planteo del intendente de Carmen de Areco.

«Se quejó porque el Gobierno hace lo que tiene que hacer que es inspeccionar a las empresas para que cumplan con la ley. Y encima lo plantea como si su concejal empresario debería tener algún tipo de privilegio por ser de La Cámpora«, reflexionó un jefe de la Primera Sección del GBA.

La relación entre Máximo y Kicillof está rota. La relación entre Máximo y Kicillof está rota.

Nadie sabe bien si Máximo heredó de su padre la inclinación de frentear a los demás. Quizás Daniel Scioli tenga algo que decir. Fue él quién soportó un regaño público de Néstor Kirchner cuando le dijo en un acto que identifique quién le ataba las manos. Kicillof parece haber aprendido algo del despreció al que la pareja presidencial sometió al hoy funcionario libertario. Mientras a Scioli no lo defendía ni el DT de La Ñata, el actual gobernador se rodeó de intendentes y dirigentes con cierto peso que lo defienden y presentan batalla ante los ataques de La Cámpora. Jorge Ferraresi y el propio Larroque son las caras más visibles.

Para muchos de quienes creen conocerlo bien y hasta sienten aprecio por él, Máximo nunca terminó de madurar. Opinan que con casi 50 años, Máximo cree que para diferenciarse tiene que disfrazarse de lo que no es. Sueña con ser reconocido como un simple pibe de barrio que vive como los demás pibes de barrio. «Sobreactúa y cada vez es más dificil creerle», indica el mismo intendente peronista.

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